Se trata del EM Drive, desarrollado por un ingeniero inglés, que no necesitaría de combustible. Algunos estudios preliminares de la NASA muestran resultados alentadores, pero la mayoría de los científicos cree que viola leyes de la física.
(10/02/2016 – Agencia CyTA-Instituto Leloir. Por Matías Loewy y Mabel Amen)-. La conquista del espacio es, para muchos, un objetivo irresistible. Un permiso para las utopías. Tanto, que hasta existen ingenieros capaces de imaginar sistemas de propulsión que desafían las leyes de la física y que, sin embargo, están siendo estudiados seriamente por la NASA.
Es el caso del EmDrive o “propulsor de cavidad resonante RF”: un motor diseñado en 2001 por el ingeniero aeroespacial británico Roger Sawyer que, según se afirma, no requiere de combustible. Si realmente funcionara, podría abaratar sustancialmente el costo de las misiones y transportar una nave con humanos a la Luna en cuatro horas, a Marte, en 10 semanas, y a Plutón, en 18 meses.
Desde el principio, el diseño fue recibido con escepticismo por la mayoría de los científicos. De acuerdo a Sawyer, el motor puede usar la energía solar para producir microondas que se mueven y rebotan dentro de una cámara metálica o “cavidad resonante”, logrando cierto nivel de propulsión o empuje.
Pero el dispositivo parece violar, al menos, dos o tres leyes físicas: por un lado, la tercera ley del movimiento de Newton (que es imposible tener una acción sin reacción), de la que se deriva, además, la ley de conservación del momento lineal; y la primera ley de la termodinámica, según la cual la energía no puede crearse de la nada (sino que se conserva).
El año pasado, Andrew Higgins, un profesor de ingeniería mecánica de la Universidad McGill de Canadá, analizó los fundamentos físicos del EmDrive y concluyó que era tan absurda como una “máquina de movimiento perpetuo”. “Suena maravilloso, pero probablemente no funcione”, declaró Higgins a un periodista de la revista online Motherboard.
Sin embargo, estudios recientes de la NASA con el motor, en el que se corrigieron errores previos de diseño experimental, parecen haber comprobado la persistencia de “señales anómalas de empuje (propulsión)”, según admitió en un foro el ingeniero Paul March, del Laboratorio de Física Propulsión Avanzada o “Eagleworks”, que depende de la agencia espacial estadounidense. De confirmarse, habilitaría el uso del dispositivo para viajes interestelares. Aunque hay más estudios en marcha para corroborar o descartar los primeros indicios.
“Es probable que a la NASA le haya interesado algún aspecto del diseño de ingeniería del concepto propuesto”, analizó el ingeniero Alejandro Yaya, coordinador de la Usina de Innovación Tecnológica Jorge Newbery, de la Escuela Técnica Otto Krause, en Buenos Aires, y miembro del Instituto Civil de Tecnología Espacial (ICTE). “Si el presupuesto se lo permite, es válido que estudie incluso aquellos casos de dudosa credibilidad. Para, justamente, evitar que otros caigan en el error”.
“Al presente se está investigando si esta propulsión (detectada por la NASA) es real o solo el resultado de errores de experimentación o de medición”, señaló a la Agencia CyTA-Leloir el ingeniero argentino Mario Polón, ex investigador y ejecutivo de General Motors, en Estados Unidos, quien también integra el ICTE. “Pero dado el potencial valor estratégico de este tipo de propulsores, los resultados de las pruebas se mantienen secretos”.
Diversos sistemas de propulsión, incluido el motor EM Drive, están siendo estudiados para lograr el arribo de una nave espacial tripulada a Marte.
Créditos: NASA/JPL-Caltech
Prototipo del motor EM Drive para propulsar una nave espacial tripulada a Marte.
Créditos: Gentileza Roger Sawyer.