El estudio de las investigadoras del CONICET y de la UBA arroja luz sobre una riesgosa complicación que afecta a una de cada 2.500 embarazadas que dan a luz.
(17/05/2017 – Agencia CyTA-Instituto Leloir)-. Un equipo de científicas argentinas identificó en animales de laboratorio un mecanismo biológico que cumple un rol crucial en la adherencia anormal de una parte o la totalidad de la placenta a la pared uterina, una complicación conocida como acretismo placentario y que en humanos ocurre en 1 de cada 2500 gestaciones.
“Nuestro estudio abre caminos para desarrollar métodos de detección temprana y así poder evitar las complicaciones más severas de esta patología”, se esperanzó la directora del estudio, la doctora Silvia Miranda, investigadora del Laboratorio de Glico-Inmuno-Biología del Instituto de Investigaciones Cardiológicas (ININCA), dependiente de la UBA y el CONICET.
El acretismo placentario puede desencadenar hemorragias severas post-parto que llevan a la histerectomía (extirpación del útero) e incluso a la muerte materna. Si bien la causa de este desorden es desconocida, se han descrito numerosos factores de riesgo asociados, tales como embarazos previos, edad avanzada de la madre, antecedentes de placenta previa, cesáreas consecutivas o raspados uterinos. La detección temprana es difícil.
Tal como revela la revista “American Journal Of Reproductive Immunology”, Miranda y sus colegas, las doctoras María Cortina, Silvana Litwin y María Rial Hawila, también del ININCA, realizaron estudios con ratones hembras preñadas. En particular, usaron una “cruza abortadora” cuyo número de crías ronda los 3 o 4 en lugar de los 7 a 10 habituales, indicó Miranda, quien también es directora del Curso de Posgrado de Inmunología de la Reproducción de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA.
Tras analizar muestras de los ratones hembra, las científicas reunieron evidencia que sugiere que en la enfermedad podría estar desregulada una vía molecular que favorece la activación del plasminógeno: una glicoproteína necesaria para la adherencia adecuada de la placenta en el útero. En una próxima etapa, los investigadores estudiarán si los niveles alterados de plasminógeno y otras moléculas vinculadas (como uPA) se pueden evidenciar en exámenes de sangre y orina. “Nos interesa analizar si esos cambios son precoces, es decir, si podrían constituir biomarcadores que sirvan para realizar un diagnóstico temprano durante el embarazo”, dijo Miranda.