La herramienta, dada a conocer por la empresa Biodynamics e investigadores del CONICET y la UBA, permitirá resolver casos forenses y mejorar el diagnóstico de enfermedades.
(Agencia CyTA-Instituto Leloir)-. Gracias a una nueva técnica empleada por un equipo interdisciplinario de científicos argentinos, será posible descifrar muestras de ADN degradado, fragmentado o en mal estado y determinar así la identidad de personas en casos forenses o mejorar el diagnóstico de enfermedades.
La técnica inventada por la empresa argentina Biodynamics “permite amplificar múltiples regiones específicas del genoma, aún en muestras de ADN antiguas y deterioradas”, explicó a la Agencia CyTA-Leloir su director, el biólogo molecular e inventor Martín Mautner.
De este desarrollo experimental también tomaron parte otros investigadores, como el doctor Daniel Corach, director del Servicio de Huellas Digitales Genéticas (SHDG) de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA, y Agustín Pérez Santángelo, actualmente integrante del Laboratorio de Neurociencia de la Universidad Torcuato Di Tella. La principal innovación del método es que, en comparación con las técnicas convencionales, utiliza como “primers” o cebadores de la amplificación a polinucléotidos o cadenas de ADN cuya longitud es hasta diez veces mayor que los convencionales oligonucleótidos.
Estos “superprimers” “permiten obtener productos de gran tamaño y minimizan la necesidad de polimerizar la molécula de ADN, que en muestras degradadas normalmente se encuentra fragmentada”, explicó Mautner.
Tal como describe la revista PLoS ONE, el equipo argentino diseñó un sistema de amplificación múltiple que contiene varios superprimers y que amplifica en forma simultánea nueve regiones del ADN o marcadores utilizados tradicionalmente en la identificación genética. Y lo probó con éxito en muestras cadavéricas de ADN deteriorado.
“Nuestra herramienta permitiría detectar también otros tipos de ADN fragmentados, por ejemplo el ADN circulante en sangre de mujeres embarazadas y en pacientes con tumores”, destacó Mautner, “así como otras aplicaciones que aún no imaginamos”, subrayó.
Del estudio también participaron Rodrigo Corti Bielsa, de Biodynamics, y Andrea Sala y Santiago Ginart, del SHDG.