Estudios basados en datos recogidos por satélites de la NASA demuestran que entre el 2002 y 2005 el hielo de la Antártida se derritió de forma acelerada. De confirmarse esta tendencia en el largo plazo, el nivel del mar aumentaría notablemente en las próximas décadas. Un experto argentino afirma que el peligro existe, pero el tema es complejo y requiere más investigaciones.
(CyTA-Instituto Leloir. Por Bruno Geller) – Los resultados de un estudio, publicados en Science de marzo, revelan que la Antártica estaría perdiendo aproximadamente 152 kilómetros cúbicos de hielo al año.
La investigación, dirigida por la científica Isabella Velicogna del Instituto Cooperativo para la Investigación en las Ciencias del Medio Ambiente de la Universidad de Colorado, Estados Unidos, está basada en datos obtenidos por dos satélites de la NASA en el período 2002 a 2005. Los satélites permitieron evaluar toda la región de la Antártida en su conjunto para averiguar si estaba adquiriendo o perdiendo masa.
Según los cálculos de la investigación, el acelerado deshielo de la Antártida, que contiene el 90 por ciento del hielo a nivel mundial, produciría un aumento anual de cerca de 0,4 milímetros en el nivel del mar.
Con respecto a los pronósticos de largo plazo, Pablo Canziani, Investigador Independiente del CONICET y director del Programa de Estudios de Procesos Atmosféricos en el Cambio Global de la UCA, aclara que: “Definir el futuro a partir de 3 años de observaciones no es posible, ya que el sistema climático es complejo y tiene gran variabilidad. Definir una tendencia con 3 años de datos es hasta temerario. Pero si esta tendencia se observa durante varios años, inclusive con fluctuaciones, estamos ante un problema grave”.
La investigación es un paso importante para aportar más piezas al complejo rompecabezas constituido por el sistema climático y su evolución, pero Canziani considera que para que el estudio dirigido por Velicogna se confirme deben mantenerse los sistemas de observación en el tiempo. De lo contrario, no sería posible saber si el derretimiento de los 152 kilómetros cúbicos de hielo al año es una tendencia sostenida o una fluctuación temporal.
Canziani y otros científicos realizaron a fines de 2005 un estudio sobre datos meteorológicos correspondientes a un período de 100 años en la base Orcadas, localizada en la Antártida. Concluyeron que al finalizar ese período, a fines del invierno y principios de la primavera aumentó la temperatura más de dos grados. Por otra parte, observaron que el calentamiento fue más severo a partir de los años ´70. Sin embargo, Canziani aclara que medir el cambio climático es algo complejo y explica que “el calentamiento en el otoño y en el invierno fue mas intenso en la primera mitad del siglo XX y ahora no es tan importante. Esto es un ejemplo de lo complicado del tema.”
Entre los especialistas se presenta una fuerte controversia con respecto al ritmo de derretimiento de los casquetes polares. Según los informes presentados por el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCCC), hay una diversidad de pronósticos que van desde los 80 cm en 100 años hasta varios metros.
Con relación al aumento del nivel del mar, Canziani comenta que los cambios de temperatura y salinidad pueden afectar las corrientes oceánicas de forma tal que se modifique el transporte de calor y por ende el clima.
“Habrá que ver en qué casos estos cambios tendrían una realimentación positiva, ampliando los cambios, y cuando no. Un ejemplo concreto que algunos científicos postulan es el corte de la corriente cálida del Golfo en el Hemisferio Norte, que podría dar pie, luego de un calentamiento, a un enfriamiento severo en Europa y el Hemisferio Norte en general. Evidentemente estamos hablando de plazos de varias décadas”, expresa.
Si bien no es posible afirmar que las cifras relativas al ritmo de derretimiento del hielo sugeridas en la investigación de Velicogna serán estables a lo largo del tiempo, los resultados demuestran las graves consecuencias que genera el cambio climático a nivel mundial.
Resulta imprescindible que se sigan realizando investigaciones sobre el modo en que el calentamiento global afecta las masas polares de la Antártida para determinar los diversos impactos que puede generar a nivel mundial.
Las investigaciones adicionales para comprender los peligros implicados en el cambio climático deben articularse con la voluntad política de los países del mundo para resolver el problema, para elaborar políticas orientadas a modificar las actividades humanas que amenazan al planeta.