(17/03/06 – CyTA-Instituto Leloir, por Bruno Geller y Ricardo Gómez Vecchio)-. José Bonaparte, investigador del CONICET y ex Jefe de la Sección de Paleontología de Vertebrados del Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia, es uno de los hombres que ha transformado la visión sobre la evolución de los vertebrados de la era Mezozoica de América del Sur por sus numerosos descubrimientos de fósiles en Argentina y Brasil.
-¿Qué lo motivo a elegir la paleontología como carrera?
-En nuestras vidas ocurren pequeñas cosas que tienen un gran efecto en nuestro destino. En Mercedes, donde yo vivía, había un vecino que era jubilado del Museo de la Plata. El tenía varios huesos en su casa, y cuando yo iba al colegio los veía en el zaguán. Una vez me dijo que los encontraban en el río Luján, entonces salí a buscar huesos por ese lugar. Además siempre he tenido inquietud por problemas filosóficos: quiénes somos, a dónde vamos, como nos originamos, qué papel cumplimos. Desde chico tuve esas inquietudes. Con los fósiles me entusiasmé mucho, porque encontraba en ellos una serie de respuestas sobre el pasado, sobre los animales que existieron en otras épocas. O sea, de alguna manera se iba cumpliendo mi deseo de conocer y de palpar esa realidad originaria.
-¿Es Argentina, un lugar privilegiado para dedicarse a la Paleontología?
-Sí, seguramente, dentro de América del Sur es el lugar que tiene mayores posibilidades en cuanto a descubrimientos paleontológicos de distintos periodos, comenzando con el Pérmico. Me refiero a los vertebrados, que es el área en el que tengo alguna competencia. El área de invertebrados abarca un lapso de tiempo mucho mayor, que empieza en el Ordovícico, más de 400 millones de años atrás. Los vertebrados que yo estudio arrancan aproximadamente 250 millones de años atrás. En Argentina tenemos una secuencia, no completa pero sí muy abundante, de una sucesión de faunas a lo largo del tiempo, que nos brinda mucha información sobre la historia evolutiva de los vertebrados continentales y marinos.
-¿Qué porcentaje de su tiempo de trabajo ha dedicado a la búsqueda de fósiles, al trabajo de campo?
-El tiempo de trabajo de campo siempre es limitado. En los tiempos más fructíferos de mi actividad, le dedicaba algo así como tres meses por año, lo que generó una cantidad grande de descubrimientos. Hay mucha gente que se sorprende por la cantidad de cosas que hemos encontrado, pero ha habido una dedicación intensa para ello. Por ejemplo, en el último viaje que hice al sur de Brasil, en mayo del año pasado, estuve trabajando un mes en depósitos triásicos, y encontramos una cantidad de hallazgos novedosos.
-¿Cómo fue orientándose hacia el estudio de los vertebrados?
-Me incorporé a la Universidad de Tucumán en el año ´59 con el Dr. Osvaldo Reig, que era muy inteligente, muy conocido, y ha hecho contribuciones muy importantes a los estudios sobre la evolución. Allí empecé a trabajar con faunas triásicas de algo más de 200 millones de años, y lo primero que advertí es que estaba ante novedades paleontológicas de interés internacional. Aparecían formas vinculadas a los primeros mamíferos, que no eran mamíferos todavía, sino especies que muestran mucho sobre cómo los carácteres mamalianos se iban manifestando en distintos grupos de animales, especialmente en los cinodontes. Así que, de ahí en adelante, me dediqué a investigar a los ancestros de los mamíferos mesozoicos.
-¿Los cinodontes no eran todavía mamíferos?
-No, en la evolución de los cinodontes hay todo un espectro, los más primitivos tenían menos caracteres mamalianos. Otros que hallamos en el sur de Brasil están al borde de la condición mamaliana, tienen muchos caracteres de cinodontes, pero al mismo tiempo muchos caracteres mamalianos. Los cinodontes se extinguieron en el Jurásico Inferior.
-¿En esa época ya había otros mamíferos?
-Sí, en el Jurásico Inferior ya había mamíferos, pero en el Triásico Superior, que corresponde a niveles geológicos anteriores que trabajamos en Ischigualasto, en la Rioja y en el sur de Brasil, había un gran dominio de cinodontes muy próximos a la condicion mamaliana. De esa variedad de cinodontes, casi mamalianos, surgió un linaje que dio origen a los primeros mamíferos.
-¿Cómo eligen los paleontólogos los lugares para realizar excavaciones en busca de fósiles?
-Son varios los factores que pesan en la elección. En parte, el interés que despierta en nosotros el trabajo de otros paleontólogos. Por ejemplo, fui a Brasil a buscar fósiles porque tenía referencias de que en allí se han encontrado cinodontes próximos a la condicion mamaliana. Fui a ver si hallaba más novedades y he tenido la suerte de encontrarlas. También orientan nuestro trabajo los estudios geológicos. Por ejemplo, si me interesa el período Cretácico, entonces busco en los estudios geológicos de la Dirección de Minas los afloramientos de ese período, me informo sobre si son sedimentos marinos, continentales, si son conglomerados, si son capas finas, si son capas lacustres. Así tengo una perspectiva para ir con cierta esperanza a encontrar fósiles en dicho lugar. Finalmente, otra fuente importante es la versión de la gente de campo. Un puestero o el dueño de la estancia pueden llegar a decirnos “Ah, sí, yo he visto fósiles en tal lado”.
– ¿Qué cosas lo han motivado para hacer excavaciones?
Una situación que me motivó para realizar expediciones en busca de fósiles fue la visita de Alfred S. Romer a la Argentina en el ´58, un científico muy destacado de la Universidad de Harvard, que vino a realizar prospecciones paleontológicas en Ischigualasto, en el Valle de la Luna de San Juan. Los paleontólogos argentinos nos quedamos con la boca abierta porque vinieron de EEUU, sacaron un montón de fósiles importantes y se los llevaron a su país. Entonces reaccionamos junto a quien ya mencioné, Osvaldo Reig, y procedimos a realizar excavaciones en Ischigualasto, porque nos sentimos afectados por ese hecho.
-De los descubrimientos que ha hecho, ¿cuál fue el que más lo emocionó?
– Creo que fue muy significativo el descubrimiento de fósiles del mamífero Vincelestes en Neuquén. Son los únicos restos de un mamífero del Cretásico Inferior descubiertos en los continentes del sur del planeta. Ocurrió en el año ´84 u ´85. No fue tanta la emoción en el momento que lo descubrimos, porque no sabíamos de qué se trataba, de lo cual nos enteramos al prepararlo en el Museo de Neuquén. Cuando fuimos al año siguiente a buscar más fósiles, encontramos siete u ocho cráneos y mandíbulas, todos juntos, del mismo tipo de mamífero y en el mismo lugar. Ahí nos dimos cuenta de que estábamos ante una evidencia que ofrecía muchas posibilidades de estudio. El mamífero se denominó Vincelestes neuquenianus, por el nombre del técnico del CONICET de mi equipo que lo halló, Martín Vince.
– ¿Qué importancia tuvo ese descubrimiento?
-Conocer la fauna de mamíferos que había en el Cretácico Inferior en los continentes del sur es importantísimo, para compararla con la fauna que existió en el hemisferio norte. Los continentes del hemisferio sur estaban originalmente agrupados en un territorio llamado Gondwana y los del Norte en uno llamado Laurasia, ambos separados por el mar de Tetis. El descubrimiento de estos fósiles demostró que hubo una evolución diferente en los continentes del sur y del norte. Este tipo de hallazgos sirve para que a los paleontólogos del sur nos otorguen mayor atención. Cuando ya en el siglo XIX el British Museum estaba realizando expediciones por toda Laurasia, en Argentina Bernardino Rivadavia todavía estaba por crear el museo nacional. Por ese motivo, los científicos del norte han escrito una historia de la evolución que es en verdad la mitad de la historia, porque sólo corresponde a los continentes de Laurasia. Ahora tenemos la suerte de llamar la atención con nuestros descubrimientos y contar la otra parte de la historia.
– Así que las faunas de mamíferos fueron distintas en los continentes del norte y del sur.
Sí, y lo mismo que ocurrió con los mamíferos ocurrió con los dinosaurios y otros vertebrados continentales. En los continentes del norte predominaron los Hadrosaurios, mientras que en los del sur dominaron los Titanosaurios.
-¿Cómo se explican estas diferencias en el desarrollo de las faunas?
-No hay una explicación clara. Antes de la separación de Laurasia y Gondwana había un supercontinente que se llamaba Pangea, que empezó a separarse a principios del Jurásico, cuando los dinosaurios y mamíferos ya estaban diferenciados. Al ocurrir la separación y no haber intercambio de fauna, las faunas de cada masa continental y los fenómenos de competencia ecológica comenzaron a diferenciarse. Las faunas de vertebrados evolucionaron de forma diferente. Como había una separación marcada entre el norte y el sur, que duró muchísimos millones de años, la evolución siguió caminos diferentes, porque no había intercambio genético.
-¿Qué le diría a un joven que pensara en estudiar paleontología?
-Le aconsejaría que haga lo que a él le guste, porque si un individuo puede triunfar en la vida, sólo será practicando lo que le guste hacer, gane o no gane dinero. Normalmente los que se dedican a la paleontología son gente modesta, no tienen ambición de riquezas.
Entre las razones que lo motivaron a dedicarse a la paleontología mencionó al inicio de la entrevista su interés en el tema del origen de la vida. Después de tantos años de trayectoria, ¿Pudo responder alguno de sus interrogantes?
-Diría que no totalmente. Pero sí estoy absolutamente convencido de que la evolución ha operado a partir de organismos unicelulares y que ha ido haciendo cada vez más compleja la vida hasta llegar al hombre, con todas sus manifestaciones abstractas. Eso es una verdad establecida que reemplaza a las ideas de creación, de toque divino. Interpretamos a la evolución de la vida como una fuente fundamental capaz de producir individuos con las cualidades más notables y las cualidades más malas también. Es todo un espectro, que va desde lo más maravilloso hasta lo más ruin y miserable, pero felizmente domina lo primero.