Los iPod y otros productos electrónicos que tienden a la miniaturización funcionan gracias a motores diminutos de promisorio futuro para diversas aplicaciones.
(10/03/06 – CyTA-Instituto Leloir, por Florencia Mangiapane) – Los productos electrónicos portátiles pronto van a tener que verse con lupa. Celulares, cámaras fotográficas y equipos de música parecen ya hechos a la medida de Pulgarcito. Y la electrónica, que suele llevarse las palmas, no es la única hacedora de este milagro.
El secreto está también en los pequeños motores que llevan estos artefactos. Los micromotores funcionan con los mismos principios de la física que sus hermanos mayores. Pero gracias al ingenio de los fabricantes y diseñadores, ahora son cada vez más diminutos.
Reproductores de MP3, como el iPod, llevan un disco rígido magnético más delgado que una monedita. Y el disco puede girar gracias a un motorcito con un rotor central de sólo dos milímetros de espesor, según un reciente artículo de la revista Scientific American.
En un iPod capaz de almacenar unos mil quinientos temas musicales o seis gigabytes de información, el disco tiene que rotar con una precisión de 0,05 micrómetros. Para lograrlo, el motor de eje usa aceite. Como los discos condensan cada vez más información y van a necesitar velocidades de rotación cada vez más grandes, los fabricantes ya están probando motores que funcionan con aire, para que la fricción sea verdaderamente nula.
Además, los reproductores de MP3 cuentan con un segundo micromotor, que les permite leer con precisión la información comprimida en el disco en apenas milésimas de segundos. Este otro motorcito acciona un cabezal sobre las bandas magnetizadas del disco.
El problema es que las bandas se están volviendo mucho más diminutas –las hay hasta de un décimo de micrón—, y en poco tiempo más se va a necesitar otro micromotor ubicado en la punta del segundo motor que ayude a sintonizarlas correctamente. Cuando la tecnología microelectromecánica pueda concretar este desafío, esos micromotores también servirán para rastrillar la placa de arterias obstruidas o reparar células dañadas en el cuerpo humano.
Los fabricantes no descartan que nuevos tipos de motores tengan éxito en el mercado -de hecho, ya tienen buena salida los motores con piezas eléctricas que se doblan-, pero dudan que alguna vez destronen a los perennes motorcitos de eje. “Los motores de eje seguramente van a seguir existiendo”, comenta Bi Chao, investigador del Data Storage Institute de Singapur a Scientific American. Para hacer girar los drives de los minidiscos, e incluso drives más densos que almacenan archivos en video, son todavía irreemplazables.