Investigadores argentinos confirmaron por primera vez el contagio de hantavirus de persona a persona en la Provincia de Buenos Aires. Corresponde a dos de los seis linajes del Virus Andes, principal responsable de la mayoría de los casos de hantavirus registrados en Argentina, Chile y Uruguay.
(22/03/06 – CyTA-Instituto Leloir. Por Bruno Geller) – Muchos conocen que los roedores suelen ser los transmisores del hantavirus, que afecta a distintas regiones de Argentina. Pero desde hace casi una década se conoce también otra ruta de transmisión menos frecuente, la de persona a persona, debida al Virus Andes, responsable de la mayoría de los casos de hantavirus registrados en nuestro país, Uruguay y Chile.
La transmisión de persona a persona del Virus Andes se describió por primera vez en un brote de casos de síndrome pulmonar que afectó a 16 personas en 1996 en el sudoeste de Argentina. Este mecanismo de contagio entre humanos hace al Virus Andes, causante del síndrome pulmonar por hantavirus (SPH), único entre los hantavirus.
Valeria P. Martínez, Carla Bellomo, Jorge San Juan, Diego Pinna, Raúl Forlenza, Marco Elder, investigadores del I.N.E.I.–A.N.L.I.S. “Dr. C.G. Malbrán”, el Hospital Muñiz, y las Direcciones de Epidemiología de la Ciudad de Buenos Aires y Neuquén, dirigidos por la Dra. Paula J. Padula, comprobaron por primera vez la trasmisión de persona a persona de dos linajes del Virus Andes en la provincia de Buenos Aires, según un trabajo publicado recientemente en la revista especializada Emerging Infectious Diseases.
Uno de los casos de contagio corresponde a un veterinario, que falleció en julio de 2002, y su hijo. La muerte de este veterinario, quién trabajaba en áreas rurales de La Plata, se debió SPH, producido por el linaje Andes Cent BsAs. El hijo menor del veterinario, que nunca había estado en el lugar de trabajo de su padre y vivía con su madre en la ciudad de Buenos Aires, resultó infectado con una cepa idéntica a la del padre.
Otros dos eventos de transmisión ocurrieron entre tres casos. El primero se infectó en Neuquén y transmitió el virus a un pasajero durante un viaje en micro de 14 horas, y posteriormente este último a un compañero de trabajo que falleció a causa de SPH en enero de 2003; estos dos últimos residían de Mar del Plata. Los 3 pacientes se infectaron con el linaje Andes Sur, endémico de la zona andina de Neuquén, el tercer caso sin haber salido nunca de Buenos Aires.
Los linajes Andes Cent BsAs y Andes Sur se encuentran en zonas endémicas de la provincia de Buenos Aires y de la Provincia de Neuquén, respectivamente. Se distinguen porque poseen características genéticas diferentes.
El contagio interhumano del Virus Andes probablemente tiene más chances de producirse durante un estrecho y prolongado contacto con una persona infectada y es posible que se transmita través de pequeñas partículas infecciosas en la saliva. Los expertos recomiendan especial cuidado a las personas que hayan estado en contacto con personas infectadas en lugares cerrados, en casas, dentro de vehículos o algunos ambientes de trabajo. Una vez producido el contagio, el período de incubación de la enfermedad varía entre los 12 y 27 días.
Virólogos del I.N.E.I. –A.N.L.I.S. “Dr. C. G. Malbrán” especulan que la trasmisión del virus de una persona a otra se produce, probablemente, durante el estadio inicial de la enfermedad –llamada fase prodómica- o poco después.
\”Es en esta fase – explica Padula- donde se manifiestan los primeros síntomas, indistinguibles de otros cuadros pseudogripales en sus estadios iniciales. Se caracteriza por la presencia de manifestaciones como fiebre, dolor de cabeza, dolor muscular, debilidad, decaimiento, náuseas, dolor abdominal y diarrea entre otras. El período de contagio mas probable es el final de la fase prodrómica y el principio de la fase cardiopulmonar, que es cuando comienzan a manifestarse las complicaciones respiratorias”.
Los hantavirus se encuentran en todo el mundo. En Asia y Europa producen un conjunto de enfermedades que se conocen como Fiebre Hemorrágica con Síndrome Renal. En América producen Síndrome Pulmonar por Hantavirus (SPH).
Padula dice que “en América del Sur el número de casos registrados está en considerable aumento, con un índice de mortalidad del síndrome que actualmente ronda entre el 25 y 40%”. No obstante aclara que “no se puede hablar de epidemia”.
Y explica que “de cada 100 casos, aproximadamente solo uno ocurrió por contagio interhumano, la probabilidad es muy baja. En los eventos estudiados la cadena de transmisión nunca excedió los tres eslabones”.
Para evitar el contagio se recomienda evitar los contactos estrechos con pacientes enfermos y para el personal medico seguir las normas universales de bioseguridad, entre ellas el uso de barbijo, camisolín, guantes y antiparras.
La ruta de transmisión humana del virus requiere una investigación por etapas. Una vez que se identifica a una persona con los síntomas del SPH, y siempre que no haya evidencia de exposición a roedores, se indaga si tuvo contacto previo con un caso confirmado, se tienen en cuenta las fechas de contacto, las fechas de inicio de enfermedad, y también se realiza un análisis de la identidad genética viral.
Este análisis consiste en comparar las secuencias del ADN viral obtenido de cada paciente para saber si pertenecen o no a la misma cepa viral. Por otra parte, estas muestras se comparan con secuencias almacenadas en una base de datos para confirmar de qué área proviene el virus.
Bajo circunstancias particulares, como viajes a zonas endémicas, o de una zona a otra, las posibilidades de transmisión interhumana son más fáciles de comprobar. Si las fechas de contacto entre las dos personas guardan relación con las fechas de inicio de la enfermedad y si, además, las características genéticas del virus correspondiente a cada caso coinciden, entonces el contagio por transmisión humana se ve confirmado.
Hasta hoy no se han encontrado vacunas efectivas o drogas antivirales para la profilaxis o tratamiento de las infecciones por Hantavirus. Por ahora, las medidas preventivas son las que permiten ponerle un límite al avance de esta enfermedad.