Las autoridades sanitarias del Reino Unido aprobaron recientemente la selección genética de embriones para evitar que mujeres con mutaciones en genes que predisponen al cáncer de mama o de ovario lo trasmitan a su descendencia. El hecho abre el debate sobre los alcances y límites al “diseño genético” de los embriones.
(27/06/06 – CyTA – Instituto Leloir. Por Bruno Geller) – El 10 de mayo pasado la Autoridad para la Fertilización Humana y la Embriología (HFEA, según sus siglas en inglés) del Reino Unido autorizó la selección de embriones libres de mutaciones en los genes BRCA1 y BRCA2, que predisponen al cáncer de mama y de ovario.
El estudio se conoce como Diagnóstico Genético de Preimplantación (PGD, de acuerdo con sus siglas en inglés) y consiste en un análisis genético que permite la selección de embriones obtenidos por fertilización in vitro (FIV) en laboratorio para después transferir al útero sólo aquellos libres de las mutaciones.
El PGD comenzó a aplicarse en el mundo desde hace poco más de una década y su empleo en los centros médicos depende de la legislación de cada país. Su práctica ha sido autorizada en algunos países para detectar y ayudar a prevenir determinadas enfermedades genéticas como la hemofilia, la anemia falciforme, la distrofia muscular, la fibrosis quística y la enfermedad de Huntington, entre otras.
A esta lista de enfermedades se sumó, en el Reino Unido, el cáncer de mama y de ovario que están determinados, entre otras causas, por mutaciones en los genes BRCA1 y BRCA2 que se transmiten de madre a hija. A partir de la fecha en que fue aprobado el PGD para los mencionados genes, miles de parejas podrían disminuir la posibilidad de que sus hijas padezcan esas formas de cáncer.
Suzi Leather, directora del HFEA, afirma que “el rol de la medicina ha sido siempre tratar de aliviar el dolor y el sufrimiento, tratar de mejorar la calidad de vida de la gente. Con el avance de la tecnología, el PGD se convirtió en un nuevo medio para identificar precozmente el riesgo de padecer algunos tipos de cáncer heredado y afecciones similares”.
El PGD no se aplica a todas las enfermedades y en todos los casos, depende de criterios que tienen en cuenta varios factores. Leather, argumenta que autorizó el test para evitar la transmisión de cáncer de mama y de ovario porque identificaron los genes individuales para esas enfermedades. Y afirma “no consideraremos afecciones intermedias como asma y eczema que pueden ser tratadas adecuadamente mediante prácticas médicas”. Tampoco toman en cuenta afecciones como la esquizofrenia, para la cual se han identificado varios genes, pero no un gen individual que determine la enfermedad.
Leather aclara que “se trata de considerar un grupo particular de enfermedades genéticas que sean lo suficientemente graves como para acudir al uso del PGD”. Y con respecto al cáncer de mama, de ovario y afecciones similares añade que “estos exámenes sólo pueden aplicarse para una minoría de personas cuya historia de cáncer a través de las generaciones es clara. Las opiniones y la experiencia de la familia también son particularmente un elemento importante”.