Investigadores de Harvard descubrieron que cuando un individuo evalúa diferentes alternativas, las neuronas de la corteza órbitofrontal trabajan ponderando los beneficios de una. El hallazgo es coherente con estudios anteriores que ligaban lesiones cerebrales en dicha zona con trastornos compulsivos y problemas de conducta.
(07/06/06 – CyTA – Instituto Leloir. Por Florencia Mangiapane) – Cada vez que elegimos entre una o más alternativas, estimando subjetivamente los beneficios de cada una, se ponen a trabajar las neuronas de una zona específica de la corteza cerebral. Camillo Padoa-Schioppa y John Assad, de la Escuela de Medicina de Harvard, estudiaron los procesos mentales y los mecanismos neuronales implicados en este tipo de decisiones, llamadas “económicas”, y llegaron a la conclusión de que en los juicios de valor involucrados participa la corteza órbitofrontal ?la parte inferior de la corteza prefrontal, un área del cerebro asociada con las funciones cognitivas.
Los investigadores, que publicaron los resultados del trabajo en un reciente número de la revista Nature, realizaron una serie de experimentos con monos macacos, a los que ofrecieron optar entre agua y distintos tipos de jugo, en diferentes cantidades. Los especialistas comprobaron que la actividad de las neuronas se modificaba cuando los animales evaluaban las bebidas.
En todos los casos, los monos llegaban a una solución de compromiso entre el tipo de bebida y la cantidad ofrecida. Por ejemplo, si se les mostraba un vaso de agua y otro de jugo, elegían el agua, pero si se les ofrecía un vaso de agua y cuatro de jugo, preferían el jugo.
Padoa-Schioppa y John Assad registraron la actividad de 931 neuronas de la corteza órbitofrontal y observaron que al menos un 54 por ciento de estas células mostraba cambios significativos cuando el animal evaluaba la oferta recibida.
“La corteza órbitofrontal responde codificando variables como valor de la oferta, valor elegido y sabor. La actividad neuronal promedio muestra un pico cuando el individuo recibe la oferta, baja mientras estudia las alternativas y dirige los ojos hacia la opción elegida, y vuelve a subir cuando se le entrega la bebida”, explican los autores en el artículo.
Lo interesante del caso es que las neuronas de la corteza órbitofrontal participan en la decisión independientemente de factores visuales-espaciales y respuestas motoras. En otras palabras, la actividad de las neuronas no depende de que el agua esté a la izquierda y el jugo a la derecha, o viceversa; y tampoco de que el mono elija la bebida de la izquierda o la de la derecha, es decir, de que mueva los ojos en un sentido o en otro.
El hallazgo de los estudiosos de Harvard es coherente con trabajos anteriores que vinculaban la corteza órbitofrontal con la capacidad de decidir. Se sabía que las personas con lesiones en la corteza órbitofrontal pueden presentar desórdenes alimenticios, conductas riesgosas, impulsividad, propensión al juego compulsivo, trastornos de la personalidad o del comportamiento social, y otras dificultades relacionadas con la toma de decisiones.
Además, la investigación tendría consecuencias para el campo académico. Los expertos de Harvard creen que el resultado va a repercutir sobre los modelos psicológicos que se emplean en la teoría económica para explicar los procesos de decisión. Hasta ahora muchos pensaban que decidir era optar por una acción, partiendo de la idea de que la valoración de opciones activaba sólo regiones sensoriales y motoras del cerebro, ligadas a las neuronas parietales.
“Nuestro trabajo sugiere un modelo alternativo al que postula que las decisiones económicas implican elegir entre distintos cursos de acción. Las neuronas de la corteza órbitofrontal codifican el valor económico de los bienes mismos, antes de que el individuo planifique y ejecute la acción motora subsiguiente”, concluyen los autores.