Investigadores del Observatorio del Volcán Merapi están evaluando si el magma que rebalsa de la montaña más temida de Indonesia retiene el gas suficiente para detonar una erupción explosiva. El bombardeo más moderado que pudiera ocurrir afectaría a 80.000 pobladores.
(29/06/06 – CyTA – Instituto Leloir. Por Florencia Mangiapane) – Investigadores del Observatorio del Volcán Merapi están tomando muestras de magma en las laderas del monte con la esperanza de determinar si su reactivación presagia una erupción explosiva, según informa la revista Science.
Muchos recuerdan a través de películas o lecturas la tremenda explosión del volcán de Krakatoa, que a mediados de 1883 voló en pedazos la isla, ubicada entre Java y Sumatra. Ahora, los expertos de Indonesia trabajan sin descanso para dilucidar si se avecina un peligro de magnitud comparable en la región.
“En caso de que la actividad actual preanuncie una erupción explosiva, la detonación no sería como la de Krakatoa, aunque sí lo suficientemente grande como para emitir nubes ardientes en todas las direcciones”, señala el vulcanólogo Christopher Newhall, de la Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional, que viajó hasta Indonesia para colaborar con los expertos locales.
Tres vulcanólogos del Observatorio estacionan la camioneta de espaldas a la montaña. Dejaron pasar 24 horas desde la última avalancha de gases, polvo y roca volcánica registrada en el lugar. Están a ocho kilómetros de la cumbre, y no demoran más de 20 minutos en recoger las muestras. La nube ardiente del 14 de junio se cobró la vida de dos voluntarios refugiados en un búnker de la zona.
“Queremos ver qué está saliendo en este preciso momento para evaluar si el magma está fresco. El magma más viejo pierde bastante gas, como una gaseosa destapada. Si la montaña despide magma fresco repentinamente, la alta concentración de gases podría impulsar una erupción explosiva”, explica Newhall.
En los últimos días, el volcán más activo de Indonesia se estabilizó, pero los expertos no creen que la erupción haya terminado. Erupciones previas duraron meses. El comportamiento del Merapi, como el de otros volcanes en actividad, es bastante impredecible: el magma trepa a la superficie, pierde algunos gases y sale despedido o se acumula en una cúpula de lava, lo que puede terminar desencadenando nubes ardientes y estallidos o incluso grandes explosiones, provocadas por la acumulación del gas.
El temible volcán indonesio recobró fuerza después de cuatro años de calma. Comenzó a agitarse en julio del año pasado, y empezó a gotear lava en abril. La erupción parecía controlada cuando a fines de mayo un terremoto de 6,3 puntos en la escala de Richter golpeó el sur de Yogyakarta, la antigua capital de la isla de Java, hecho por el que murieron 5.780 personas. A partir de ahí, la cúpula de lava creció.
“El terremoto puede haber incrementado la capacidad del magma de trepar por el conducto”, explica a Science el geofísico alemán Birger Lür, del GeoForschungsZentrum, Postdam.
En promedio, cada dos o tres décadas el volcán sufre una erupción importante. Pero con intervalos de varios siglos su cumbre estalla en una colosal explosión vertical similar a la histórica detonación del Vesubio. La última de esa magnitud ocurrió hace unos 500 años.
En el siglo XIX, murieron miles de pobladores por dos explosiones más moderadas. De volver a ocurrir algún fenómeno este tipo, peligraría la vida de 80.000 personas.
Las muestras que acaba de tomar el equipo del Observatorio parecen bastante cristalinas y frescas. Según los investigadores, a simple vista son similares a las del siglo XIX. Pero si los resultados de los análisis indicaran que se avecina una explosión de envergadura, todavía faltaría resolver el problema más difícil: convencer a los lugareños de que abandonen la zona.
Muchos se amparan en el guía espiritual Mbah Maridjan, que les recomienda quedarse. “Aunque quisiéramos, no podemos asegurarles que mañana volarán en pedazos —expresa resignado el vulcanólogo Newhall—. No lo sabemos. Puede ser al día siguiente. O nunca.”