La sal de un ácido graso que produce el colon podría administrarse por boca para tratar enfermedades infecciosas del intestino, como la shigellosis, en lugar de los tradicionales antibióticos. La sustancia ayudaría a restablecer la fabricación de compuestos naturales que combaten a las bacterias y que por un déficit celular el intestino a veces deja de producir.
(17/07/06 – CyTA–Instituto Leloir. Por Florencia Mangiapane) – Una nueva estrategia promete revolucionar la manera de entender el tratamiento de las enfermedades infecciosas bacterianas agudas, como la shigellosis, forma virulenta de disentería muy frecuente en el continente asiático, que provoca diarrea, dolor abdominal y fiebre, y que puede llevar a la muerte si no se la combate rápidamente.
Según un estudio publicado en la revista PNAS a mediados de junio, enfermedades como la shigellosis podrían tratarse estimulando el epitelio del colon y el recto para que produzcan un péptido antimicrobiano natural, capaz de matar a la bacteria invasora.
Si demuestra ser eficaz en humanos, la estrategia podría reemplazar a los tradicionales antibióticos, cuyo abuso ha generado cepas resistentes a las drogas en los países más afectados por ese tipo de enfermedades.
La sustancia responsable de inducir el efecto terapéutico es el butirato sódico, la sal de un ácido graso pequeño fabricado naturalmente por el colon y que parecería ser efectiva cuando se administra en forma oral.
En los últimos años distintos estudios han sugerido que las enfermedades inflamatorias de los intestinos pueden deberse en parte a un defecto en la sensibilidad de algunas células a los microbios, problema que alteraría la producción normal de los péptidos que los combaten.
La shigellosis se transmite de persona a persona, a través de las heces de los enfermos. Los alimentos pueden contaminarse con la bacteria shigella si los infectados los manipulan sin haberse lavado bien las manos, o si son producidos en campos contaminados con aguas residuales. Las moscas también pueden infectar la comida luego de haberse posado en heces.
El doctor R. Raquib y colegas probaron el butirato sódico en conejos con shigellosis. Los animales recibieron una solución salina de esa sustancia por boca dos veces al día durante tres días. Los efectos fueron muy positivos: mejoraron los síntomas clínicos, cedió la diarrea y se redujo su componente sanguinolento.
En el experimento, los rastros de la bacteria shigella en heces habían disminuido mil veces al cabo de 48 horas de iniciado el tratamiento. Al examinar el tejido rectal de los conejos, el equipo de Raquib pudo observar que se había recuperado el péptido LL-37, producido por el intestino grueso para generar una delgada barrera capaz de impedir que los microbios se agarren de la pared y proliferen dentro de la luz intestinal.
“Raquib y su equipo creen que el butirato mejora la evolución de la shigellosis como consecuencia directa de su capacidad de restablecer la producción de un péptido antimicrobiano capaz de despojar al epitelio de la shigella”, explica Michael Zasloff, de los Departamentos de Cirugía y Pediatría de la Escuela de Medicina de la Universidad de Georgetown, Washington, en la misma edición de PNAS.
Zasloff advierte que todavía quedan varios interrogantes por responder antes de que la sustancia se pueda probar en humanos. Aún no se sabe cómo hace el sodio administrado por vía oral para llegar al epitelio del recto. Tampoco si, en caso de aplicarse por más tiempo, el tratamiento es capaz de curar totalmente a la persona infectada.
Otra de las cuestiones interesantes a indagar es si determinada alimentación puede generar el mismo efecto. Quizás una dieta rica en almidones complejos, que son sustratos naturales utilizados por el colon para producir butirato, podría proteger a personas y animales de algunas infecciones intestinales, como la shigellosis.
Tal vez muchas otras enfermedades infecciosas, tanto agudas como crónicas, podrían ser efectivamente tratadas administrando “nutrientes” que estimulen la expresión de péptidos antimicrobianos en el organismo, especula esperanzado Zasloff.