Indicar una dosis equivocada o no tener cerca un dispositivo para lavarse las manos antes de atender a un paciente puede costar la vida de una persona. Por costumbre, miedo o deshumanización de la tarea, los errores en la atención médica muchas veces se esconden bajo la alfombra. La OMS y la Academia Nacional de Medicina impulsan el debate sobre el tema y se muestran dispuestos a aprender de la experiencia del paciente para combatir las fallas del sistema de salud.
(5/09/06 – Agencia CyTA-Instituto Leloir. Por Florencia Mangiapane) – Escuchar la voz del paciente es imprescindible para mejorar los sistemas de salud. Esa fue la conclusión unánime de los participantes de la Tercera Jornada Nacional de la Seguridad en la Atención Médica del Paciente, que organizó la Academia Nacional de Medicina de Buenos Aires (ANM) el 10 de agosto pasado.
Ante un auditorio de más de cien profesionales y estudiantes del ámbito de la salud, y en una iniciativa inédita en el país, representantes de los pacientes expusieron sus opiniones, dejando claro que es necesario tener en cuenta sus experiencias y conocimientos para disminuir la incidencia de errores y lograr un sistema de salud más justo.
En 1999 el Instituto de Medicina de Estados Unidos llamó la atención sobre la frecuencia de errores en la atención médica. Según datos de esa entidad, más del 50 por ciento de las fallas en los procesos de atención de las personas son evitables. Y se calcula que el porcentaje es similar en todo el mundo.
En la Argentina, el Instituto de Investigaciones Epidemiológicas de la ANM creó en 2001 un Programa especial que pretende identificar los errores, analizar cómo se producen y sugerir posibles soluciones para disminuir su incidencia.
Entre las principales fallas del sistema de salud se encuentran las infecciones intrahospitalarias, la prescripción y dosificación errónea de medicamentos, la identificación equivocada del paciente y el error en el diagnóstico.
En el caso de las infecciones intrahospitalarias, la solución consiste en poner al alcance de todos los profesionales dispositivos para una adecuada higiene de manos. En otros, los errores se explican por deficiencias en la circulación de la información y los procesos de comunicación.
Además de apuntar a la cultura de las organizaciones de salud, implementar sistemas de información más eficaces y desarrollar prácticas de seguridad adaptadas al contexto local, el Programa se propone crear conciencia sobre el tema, generando una red de intercambio entre médicos, enfermeros, técnicos, farmacéuticos, personal administrativo y pacientes.
“En esta tercera jornada, y en concordancia con el lanzamiento de la Alianza Mundial de la Organización Mundial de la Salud, nos propusimos el desafío de escuchar el mensaje del usuario, cargado de verdad”, comentó en diálogo con la Agencia CyTA-Instituto Leloir la doctora Zulma Ortiz, jefa de Investigación y Docencia del Instituto de Investigaciones Epidemiológicas de la ANM, que coordinó la organización del encuentro.
Participaron de la jornada representantes de sociedades de pacientes y organismos dedicados a la atención de los consumidores de servicios, como ADELCO, Pacientes-online, SOSTÉN y Apostar a la Vida, que compartieron una mesa con la doctora Isabel Cristina Chaw Ortega, directora de Calidad de Servicios de Salud del Ministerio de Salud y presidenta del comité de Seguridad del Paciente de Perú.
“Las ONG que expusieron su mirada coinciden con nosotros en que las principales fallas están en el sistema. Esto no significa diluir la responsabilidad del factor humano, sino entender que hay cuestiones estructurales que hacen que se privilegie la atención en vez de la prevención”, explicó Ortiz una vez concluida la presentación.
Otro de los invitados extranjeros fue el doctor Jorge Manuel Sánchez González, director general de Difusión e Investigación de la Comisión Nacional de Arbitraje Médico de México (CONAMED), que expuso una novedosa propuesta de mejora.
En aquel país funciona hace diez años un organismo descentralizado del gobierno que atiende de forma gratuita y confidencial las quejas de los pacientes e investiga las irregularidades en la prestación de servicios médicos. La entidad, facultada para actuar como árbitro e imponer sanciones, pretende ser una vía alternativa a la judicial para resolver los conflictos derivados del acto médico.
“También orientamos a los pacientes y hacemos gestiones por ellos. A veces las instituciones programan una cirugía para tres meses después cuando el médico indicó hacerla antes. Entonces intervenimos para que se respete esa indicación”, señaló el doctor Sánchez González.
El funcionario explicó además que muchos de los pacientes afectados por un daño son analfabetos y necesitan el arbitraje para que su caso sea escuchado. Lamentablemente, muchas veces la única alternativa que queda es el resarcimiento económico, dijo Sánchez González.
“Estamos satisfechos porque remontamos la resistencia inicial de los médicos hacia nuestra institución. En definitiva, los que hacen bien las cosas y tienen una equivocación encuentran mayor justicia que en el sistema judicial, porque reconocen nuestra imparcialidad”, destacó.
El especialista mexicano compartió la mesa con el académico Alberto Agrest y el doctor Alejandro Cragno, profesor del Área Clínica de la Universidad Nacional del Sur. El docente de la universidad bahiense, donde funciona desde el año pasado un original programa de formación médica, hizo hincapié en el componente afectivo de la relación médico-paciente. “Es necesario recuperar el humanismo en la medicina. Nuestra razón de ser es la persona que viene a consultar o pedir información. Los médicos somos potenciales pacientes y nos tenemos que preguntar cómo nos gustaría que nos trataran a nosotros”.
El broche de oro de la jornada fue la exposición de Susan Sheridan, líder de la iniciativa Pacientes por la Seguridad del Paciente de la OMS y la OPS. En mayo de 2004, la Asamblea de la OMS aprobó la creación de una alianza internacional para mejorar la seguridad del paciente, que pretende coordinar los avances en la materia.
“La OMS está trabajando para establecer una red internacional de pacientes y organizaciones procedentes de todo el mundo. La voz de los pacientes que han sufrido lesiones evitables, y la de sus familias, es una fuerza poderosa para motivar a los proveedores de servicios de salud a que no hagan daño, aunque sea involuntario”, explicó Sheridan.
Sheridan, una joven madre estadounidense, experimentó las fallas del sistema de salud en carne propia. Su esposo Pat murió hace cuatro años por un error de comunicación en el diagnóstico de cáncer de médula espinal. Y su hijo Cal, de siete, sufrió un daño cerebral irreversible porque no se le realizó un examen de sangre para diagnosticar la ictericia que padeció al nacer.
“Los usuarios ofrecen mucho más que una simple historia de un trágico error médico. Representan el recurso de información más rico a la hora de aprender de los errores médicos. Muchos han sido testigos de cada detalle de las fallas del sistema, desde el principio hasta el final. Ese conocimiento se debe entender como un tesoro y una gran oportunidad”, expresó Sheridan, que se ganó el aplauso cerrado del recinto.