La combinación de dos drogas restauró los tejidos coronarios dañados en ratas que padecieron ataques cardíacos. Más investigaciones podrían llevar al desarrollo de un tratamiento similar en seres humanos.
(31/10/06 – Agencia CyTA- Instituto Leloir. Por Bruno Geller)– Cuando ocurre un ataque cardíaco, suele producirse una falta de irrigación sanguínea en una parte del corazón provocada por la obstrucción en una de las arterias coronarias. Habitualmente, las lesiones de los tejidos del músculo cardíaco disminuyen la capacidad de bombeo del corazón y pueden generar arritmias, en algunos casos fatales. Hasta ahora la medicina no ha logrado elaborar una terapéutica capaz de regenerar esos tejidos en seres humanos.
Pero recientemente, Felix Engel, médico del Hospital de Niños de Boston, y un equipo de colegas aplicaron una combinación de dos drogas que repararon el tejido dañado en ratas que habían padecido ataques cardíacos, según reveló la revista científica NewScientist de octubre.
Las drogas utilizadas fueron el inhibidor p38 MAP cinasa y el factor de crecimiento de fibroblasto 1 (FGF1). La primera estimuló la división celular de los miocardiocitos, que son las células del músculo cardíaco. La segunda droga desencadenó el crecimiento de los vasos sanguíneos.
Ambas drogas fueron inyectadas –en un tratamiento cuya duración fue de un mes- en el torrente sanguíneo de un grupo de ratas que habían padecido ataques cardíacos. Luego de tres meses, los científicos observaron que la capacidad de bombeo de sangre de los corazones de las ratas era casi tan normal como la que registraban antes de los infartos.
Los resultados son todavía muy básicos como para pensar en un tratamiento de esas características que pueda ser aplicado en seres humanos en el corto plazo.
Los fármacos pueden producir daños en el hígado o bien promover el crecimiento de tumores en otros tejidos del organismo. Por esta razón, los investigadores planean diseñar alguna estrategia que consista en transportar directamente esas drogas al corazón de forma tal que no vayan a otras partes del cuerpo.
Dado que las drogas fueron aplicadas poco después de los ataques cardíacos, algunos críticos se preguntan si el inhibidor p38 MAP cinasa y el FGF1 regeneraron esos tejidos ó simplemente salvaron a las células de la muerte.
Los especialistas recomiendan que las drogas sean suministradas unas semanas después de un ataque para saber si realmente tienen la capacidad de regenerar esos tejidos. De ser así, el experimento sería más realista, sobre todo si se tiene en cuenta que numerosas personas recién se enteran unos días o incluso unas semanas más tarde de que han sufrido un ataque leve al corazón.