El miércoles 8 de noviembre Mercurio pasará delante del Sol. El tránsito durará cinco horas. Las regiones con mejor visibilidad serán América, Hawai, Australia y la mayoría de los países del océano Pacífico. Desde la Argentina, se podrá ver entre las 4:11 pm y las 7:30 pm.
(27/10/06 – Agencia CyTA-Instituto Leloir. Por Bruno Geller)– El próximo 8 de noviembre, Mercurio, el más pequeño de los ocho planetas del sistema solar, se encontrará alineado entre la Tierra y el Sol, fenómeno que se conoce con el nombre de tránsito y durará cinco horas, según revela un comunicado de prensa de la NASA publicado en octubre.
“El tránsito será visible prácticamente en todo el país, comenzando a las 16:11 hs. El tránsito durará hasta las 21:10 hs. pero, para entonces, el Sol ya se habrá puesto y por lo tanto ya no será visible. El 8 de noviembre, el Sol se pondrá aproximadamente a las 19:30 hs. en Buenos Aires, por lo que el tránsito se podrá ver durante unas tres horas de su duración total de cinco”, explica Roberto Venero, secretario de Extensión de la Facultad de Ciencias Astronómicas y Geofísicas de la Universidad Nacional de la Plata.
¿Cómo es Mercurio? “Es un planeta rocoso, a semejanza del nuestro, de Marte y de Venus y a diferencia de los grandes planetas como Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno, que son de gas. La proximidad al Sol de Mercurio lo convierte en un planeta de temperatura extrema, en su cara expuesta al Sol y muy frío en la cara opuesta”, señala Venero. El especialista destaca que a pesar de que el planeta es pequeño, hay indicios de que tiene una intensa actividad geológica.
El primer tránsito de mercurio fue observado por un francés, el párroco y profesor de filosofía y matemáticas Pierre Gassendi, el 7 de noviembre de 1631, tal como lo había pronosticado el astrónomo alemán Johannes Kepler.
En promedio, hay 13 tránsitos de Mercurio por siglo. El 8 de noviembre sucederá el segundo tránsito de Mercurio del siglo XXI. El anterior ocurrió el 7 de mayo del año 2003 y el próximo ocurrirá el 9 de mayo del 2016.
“Los tránsitos de Mercurio ocurren en los meses de mayo o noviembre. Los primeros ocurren cada 13 o 33 años, mientras que los últimos ocurren cada 7, 13 o 33 años. Esto se debe a que el plano de la órbita de Mercurio no coincide exactamente con el plano de la órbita de la Tierra. Por lo tanto, sólo puede haber tránsito cuando los planetas están cruzando simultáneamente la recta que une ambos planos orbitales, lo que, para el caso de la Tierra, puede suceder en mayo o en noviembre”, indica Venero.
Mercurio será observado como un punto diminuto inmerso en el disco solar, al que lentamente irá atravesando. “El diámetro angular de Mercurio será unas 196 veces más pequeño que el tamaño que exhibirá el Sol; por esta razón, el fenómeno podrá ser apreciado con telescopios pequeños que tengan filtros adecuados”, puntualiza el especialista y continúa: “La dirección de desplazamiento será desde el borde sureste (arriba) hasta el borde oeste (abajo) del Sol. No pasará por el centro solar, sino aproximadamente por un cuarto lateral.”
El tamaño de Mercurio en el disco solar es muy pequeño y está al límite de la observación, por lo que es muy probable que no se pueda distinguir a simple vista. Venero recomienda “que la gente no lo intente por sus propios medios por los riesgos que eso implica.”
Mirar al Sol directamente puede ser peligroso, pero se pueden tomar los cuidados necesarios. “La manera más segura de observarlo es proyectando la imagen del Sol en una pantalla blanca, usando un telescopio. En ese caso se apreciará el disco solar y la sombra redonda y pequeña de Mercurio. Para observar el Sol directamente es necesario conseguir filtros adecuados. No deben usarse radiografías apiladas”, advierte Venero.
El tránsito también puede ser observado directamente mediante el empleo de un telescopio equipado con un filtro solar H-alpha, filtro especial que sólo deja pasar la luz del Sol en una estrecha ventana de frecuencias en torno al color rojo. Permite ver el Sol “como un infierno hirviente, cruzado por oscuros filamentos magnéticos y salpicado de manchas solares”, según revela el comunicado de prensa de la NASA.
También se pueden usar gafas de eclipse, que son filtros de alta densidad que reducen el brillo del Sol, no sólo de la luz visible, sino también de la luz ultravioleta y de la infrarroja. Esas frecuencias de luz no se perciben y no causan molestias evidentes, pero pueden causar trastornos permanentes en la retina.
“No debe confundirse a las gafas de eclipses con anteojos para Sol, los cuales no sirven para observar el Sol”, aseguró Venero. Afirma que no se deben usar binoculares o telescopios sin filtros, así como tampoco radiografías o películas veladas que de ninguna manera bloquean esas radiaciones.
“Existen otros medios para observar el sol y los tránsitos de los planetas, pero son muy específicos y difíciles de conseguir para el público en general”, comenta el especialista.
Son pocos los datos que pueden aportar las observaciones de los tránsitos de Mercurio dado que el planeta es muy pequeño y se deforma mucho en los momentos en los cuales sus bordes tocan el borde mismo del Sol.
“Midiendo precisamente esos instantes, se podrían obtener datos precisos sobre la órbita de Mercurio o, como históricamente se ha intentado, medir de forma muy exacta la distancia de la Tierra al Sol. Para este último caso, es más adecuado un tránsito de Venus, ya que es de mayor tamaño y no sufre tanta deformación óptica”, subraya Venero.
Sin embargo, los tránsitos de Venus son menos frecuentes que los de Mercurio. En algunos casos se podrían aprovechar los tránsitos para obtener información sobre la atmósfera del planeta, pero en el caso de Mercurio es casi inexistente.
Mercurio será un planeta pequeño, pero no deja de ser misterioso. Cuando la sonda Mariner 10 voló cerca del cuerpo celeste a mediados de los ‘70, fotografió sólo el 45 por ciento de su superficie cubierta de cráteres.
“Seguramente conoceremos más sobre Mercurio cuando la sonda orbital Messenger, de la NASA, llegue al mismo en el año 2011”, concluye Venero.