Investigadores del Instituto Leloir demostraron por primera vez que las neuronas que nacen en el hipocampo del cerebro adulto tienen propiedades similares a las que se forman durante el desarrollo del cerebro. El hallazgo, publicado hoy on line en la revista científica PLoS Biology, resulta clave para comprender el funcionamiento del cerebro adulto y para la investigación en terapias regenerativas.
(21/11/06 – Agencia CyTA – Por Claudia Mazzeo)– Aunque años atrás se pensaba que en el cerebro de los adultos las neuronas no se regeneran, investigaciones realizadas en los años 90 demostraron que sí y que ese proceso se desarrolla en dos regiones específicas del cerebro: el bulbo olfatorio y el hipocampo.
La neurogénesis, tal como se denomina la formación de nuevas neuronas, es posible a partir del nacimiento de células progenitoras que aportan un porcentaje importante de células nerviosas cada mes. Cuando las nuevas neuronas alcanzan la madurez y se conectan a la red neuronal, resulta imposible diferenciarlas de las primigenias.
Con el fin de estudiar si las neuronas que se forman en el hipocampo del cerebro del adulto –área que se localiza debajo de la corteza cerebral y participa en los procesos de aprendizaje y memoria– son similares o diferentes a las generadas en el individuo recién nacido, científicos del Laboratorio de Plasticidad Neuronal del Instituto Leloir se valieron de ingeniería genética para marcar a ambas con colores diferentes.
¿Cómo lo hicieron? Introdujeron en el hipocampo de un mismo ratón dos clases de retrovirus modificados genéticamente que inducen la formación de proteínas fluorescentes. Para marcar a las células constituidas durante la adultez emplearon un retrovirus que codifica para el color rojo, mientras que para señalizar a las neuronas formadas durante el desarrollo inicial utilizaron otro que las “tiñe” de verde.
Una vez que lograron distinguir a ambos grupos en el microscopio, evaluaron su actividad eléctrica, medida en función de la respuesta que cada uno de los grupos de neuronas daba frente a impulsos inhibitorios y excitatorios.
«Encontramos que prácticamente no hay diferencia en su funcionalidad; la célula que nace en el hipocampo del cerebro del adulto sabe muy bien como imitar a la que se formó durante el desarrollo», señala el doctor Alejandro Schinder, líder del grupo del Instituto Leloir que realizó el hallazgo, y que integran Diego Laplagne, María Soledad Espósito, Verónica Piatti y Nicolás Morgenstern.
A la luz de este descubrimiento, ¿cuán lejos está la ciencia de inducir la formación de nuevas neuronas capaces de compensar la pérdida de células nerviosas en individuos que padecen enfermedades neurodegenerativas?
«Todavía no sabemos si es posible», remarca Schinder, preocupándose por aclarar: «El cerebro es una inmensa red compuesta por una maraña de miles de millones de neuronas, con una cantidad infinita de conexiones, muy específicas. Antes de pensar en producir neuronas para reemplazar a las dañadas en un punto determinado del cerebro necesitamos entender mejor cómo “saben” las nuevas células cómo y con qué otras células tienen que conectarse en el circuito neuronal existente, así como cuáles son los factores que “marcan la cancha”, señalándole a la célula para dónde debe ir dentro de esa compleja red», explica.
La investigación realizada en el Instituto Leloir contó con el apoyo financiero de la Fundación Antorchas, la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica y de los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos (NIH).
El trabajo publicado hoy en la prestigiosa revista internacional PLoS Biology agrega un nuevo eslabón a la cadena de descubrimientos que Schinder y su grupo vienen realizando en relación con la neurogénesis del adulto, esto es, la capacidad del cerebro (en este caso, específicamente el hipocampo) de formar nuevas neuronas a partir de células progenitoras.
El anterior hallazgo, publicado a fines del 2005 en The Journal of Neuroscience, y comentado en la edición de febrero de este año en Science, describía los pasos que siguen las células progenitoras indiferenciadas del cerebro adulto para dividirse y convertirse en neuronas.
«Con el trabajo que se publica hoy dimos un paso más: demostramos que las neuronas que el hipocampo continúa agregando durante toda la vida imitan el comportamiento de las preexistentes al punto tal que es muy difícil distinguirlas», concluye el investigador.