Fortalecer los músculos de los muslos protegería contra la artrosis de rodilla, aseguran científicos de la Clínica Mayo, en Estados Unidos. La conclusión surge de un estudio en el que participaron 265 hombres y mujeres diagnosticados con ese mal.
(28/11/06 – Agencia CyTA-Instituto Leloir. Por Bruno Geller)– En la reunión anual de Reumatología celebrada el 15 de noviembre, investigadores de la Clínica Mayo, en colaboración con investigadores de la Universidad de Boston y de la Universidad de California en San Francisco, presentaron los resultados de una investigación que señala que una mayor fuerza en los muslos protegería a las personas contra la artrosis de rodilla, según revela un comunicado de prensa de la Clínica Mayo de noviembre.
“La artrosis de rodilla, también llamada osteoartritis degenerativa, es una enfermedad que se produce como consecuencia de un desgaste de los cartílagos de la articulación de la rodilla que frecuentemente se acompaña de una desviación de la rodilla”, explica el doctor Hernán del Sel, Jefe de Ortopedia y Traumatología del Hospital Británico de Buenos Aires y ex presidente de la Asociación Argentina de Cirugía de Cadera y Rodilla.
Con el paso del tiempo, el cartílago que “acolchona” los extremos de los huesos en la articulación de la rodilla se deteriora. Por esa razón, la articulación no funciona igual de bien y puede provocar dolor.
El doctor Hernán del Sel destaca que los pacientes que padecen artrosis de rodilla pueden tener “la rodilla en varo. Eso ocurre cuando las rodillas están combadas de forma tal que las piernas forman un ‘paréntesis’. También puede suceder que las rodillas estén hacia adentro y los tobillos hacia fuera. En este último caso estamos hablando de lo que se conoce en términos médicos como ‘genu valgo’ o, como se dice comúnmente, ‘patas de catre’”.
Causas de la artrosis de rodilla
Los especialistas no saben a ciencia cierta las causas precisas de la artrosis de rodilla, pero suelen coincidir en que se produce como resultado de una combinación de diversos factores como la herencia, el sobrepeso, el envejecimiento, pequeñas lesiones que se van acumulando en la articulación a lo largo de la vida, la debilidad muscular y otras variables relacionadas con el estilo de vida de la persona.
“Diversas investigaciones señalan que el tabaco también afecta las articulaciones de columna, de cadera y de rodilla en las personas que han fumado mucho”, afirma del Sel.
La complicación principal de la artrosis de rodilla es el dolor, cuyo nivel puede variar considerablemente, desde una leve molestia a una discapacidad que interfiere con las actividades cotidianas.
Investigación
Los autores de la investigación realizada en la Clínica Mayo obtuvieron imágenes de resonancia magnética de la articulación de la rodilla de 265 hombres y mujeres que habían sido diagnosticados con artrosis de rodilla. A los quince y treinta meses, los médicos volvieron a realizar ese estudio en los pacientes.
A partir del análisis de las imágenes, determinaron la pérdida de cartílago en ambas articulaciones de la rodilla: la articulación femorotibial, donde el fémur -el hueso del muslo- se une a la tibia -el hueso de la parte inferior de la pierna-, y la articulación rotulofemoral, situada detrás de la rótula.
Los expertos también midieron la fuerza de los músculos del muslo a medida que realizaban los estudios de resonancia magnética. Observaron que los participantes con más fuerza en los músculos presentaban una menor pérdida de cartílago. De esta forma, concluyeron que un músculo cuádriceps más fuerte ayuda a que la rótula no se desplace lateralmente ni pierda su alineación con el movimiento. Asimismo, subrayaron que es importante promover entre las personas con artrosis de rodilla la realización de ejercicios físicos -bajo la supervisión de los médicos- para mantener fuertes los músculos del muslo.
“Fortalecer los músculos no previene per se la artrosis de rodilla, pero sí puede hacer que la evolución de la artrosis sea algo más lenta, más prolongada en el tiempo, tanto es así que muchos deportistas, jugadores de fútbol, rugby y otros deportes de contacto, pese a tener muy buenos músculos, terminan padeciendo ese mal”, subraya del Sel.
En el caso de los deportistas, microtraumatismos que se acumulan a lo largo del tiempo, como las lesiones en los meniscos y en los ligamentos, pueden generar lo que se conoce como artrosis degenerativa o secundaria. “En cambio un gran traumatismo, como puede ser un choque en moto, puede generar artrosis postraumática”, afirma del Sel.
Evolución de la artrosis de rodilla
“La enfermedad suele empezar alrededor de los sesenta años. Los dolores de la artrosis de rodilla van instalándose lenta y progresivamente. Generalmente, ese trastorno tiene una evolución de siete, ocho, por lo menos diez años, hasta que llega la fase final en la que es necesario realizar una cirugía”, asegura del Sel.
El jefe de Ortopedia y Traumatología del Hospital Británico de Buenos Aires describe: “al principio se manifiestan dolores esporádicos. A veces comienza como un dolor de arranque, la persona está sentada, quiere arrancar y siente dolor. Entonces, de alguna manera entra en calor y el dolor empieza a disminuir. Cuando ya ha hecho diez o quince cuadras el dolor aparece nuevamente”.
A medida que aumenta el dolor, la deformidad, ya sea en varo o en valgo, se incrementa. “El cartílago se gasta en forma asimétrica, como la rueda de un auto que no está bien alineada. La goma se gasta de un lado, pero no del otro. Lo mismo sucede con la articulación de la rodilla”, destaca del Sel.
Tratamiento
La terapéutica dirigida a la artrosis de rodilla depende, según del Sel, de la evolución de la enfermedad. “Al principio, el tratamiento se basa en remedios, por ejemplo antiinflamatorios, y fisioterapia, que son todas las medidas físicas externas: calor, a veces hielo, onda corta, ultrasonido. No obstante, en las fases finales es necesario realizar un tratamiento con cirugía”, explica el especialista, quien aclara que la intervención quirúrgica sólo se lleva a cabo cuando los estadios de la enfermedad son avanzados.
El tipo de cirugía depende del estado de la rodilla. “Si no está muy gastada, puede hacerse una microcirugía, es decir, una artroscopia para sanar la articulación, pero si la rodilla está muy destruida, es necesario realizar un reemplazo total de rodilla, que consiste en insertar una prótesis de metal y plástico, cuyos resultados son asombrosos”, destaca del Sel, quien afirma que actualmente las prótesis de rodilla han demostrado tener una sobrevida de más de quince años en el 95 por ciento de los casos.
Pronóstico favorable
“Así como hay familias en las que se presentan muchos casos de personas con problemas digestivos o coronarios que son heredados y que a su vez son transmitidos a la descendencia, hay familias que tienen antecedentes de artrosis de rodilla. Está claro que existe un componente genético”, afirma del Sel. En ese sentido resulta difícil prevenir el mal. Sin embargo, “si el paciente tiene un buen estado físico, si el peso –factor que incide negativamente en las articulaciones- no es excesivo, en resumen, si lleva una vida sana, el pronóstico será favorable”, concluye el experto.