Según una investigación de la Universidad de Washington, las pruebas ayudarían a los alumnos a recordar los temas de clase, incluso los que no aparecen en el examen. Al parecer, el repaso no sería tan útil como la evaluación sistemática a los fines de retener contenidos a largo plazo.
(15/11/06 – Agencia CyTA-Instituto Leloir. Por Florencia Mangiapane) – Generaciones de estudiantes se han preguntado para qué sirven los exámenes. Un estudio de la Universidad de Washington, Estados Unidos, que se acaba de publicar en el Journal of Experimental Psychology: General, reivindica este instrumento del proceso pedagógico y lo considera una inestimable ayuda para la memorización del material de estudio.
Según informa la revista Scientific American, un equipo de Psicología de aquella universidad estadounidense, encabezado por Jason Chan, diseñó una serie de experimentos para dilucidar si los exámenes potenciaban la retención del material de estudio. En uno de ellos, 84 estudiantes universitarios, divididos en tres grupos, leyeron un ensayo sobre los tucanes. Al terminar, el primer grupo debió responder un cuestionario con 22 preguntas breves sobre el tema. El segundo grupo repasó 22 fragmentos extraídos del texto y el tercer grupo se fue a su casa sin ser evaluado. Al día siguiente, todos rindieron un examen de 44 preguntas, que incluyó las mismas 22 del día anterior y 22 nuevas. Al evaluar los resultados, los investigadores observaron que el primer grupo había contestado significativamente mejor que los demás las preguntas nunca vistas: en estas preguntas el grupo mostró un rendimiento por lo menos 9 por ciento más alto que los otros dos.
Para Chan, los resultados sugieren que los cursos académicos deben seguir la secuencia “estudio-examen-estudio-examen”, en lugar de comenzar por el estudio, luego repasar y por último tomar examen. “Volver a estudiar una parte del material ya visto no potencia la memorización de los temas que quedan afuera, quizá porque el repaso es un proceso de aprendizaje más pasivo que la evaluación”, explicó Chan. “La mayor parte de los estudiantes no se autoevalúa hasta que se siente seguro de haber interiorizado todo el material, pero esa no es la mejor manera de estudiar. Son las pruebas sistemáticas, más que el repaso, las que permiten retener los contenidos por más tiempo.”
Al conocerse el estudio, el equipo de Washington tuvo que salir al cruce de algunas objeciones por parte de colegas de otras universidades, quienes recordaron que gran parte de la literatura sobre el tema apunta en dirección contraria, al señalar que los exámenes interfieren en la retención de los contenidos vistos.
Chan se defendió con el argumento de que en su estudio trabajó en condiciones semejantes a las de un curso de nivel universitario, ya que utilizó relatos y no listas de palabras, como suele hacer la mayoría de las investigaciones sobre el tema. Además, trató de reproducir el tiempo de preparación usual para este tipo de exámenes, ya que estipuló un intervalo de 24 horas entre una prueba y la siguiente, cuando en las investigaciones corrientes sólo se deja descansar a los sujetos 20 minutos entre una y otra, explicó Chan.