Investigadores de la UBA y del Museo De Ciencias Naturales «Bernardino Rivadavia» proponen el empleo de una tecnología alternativa conocida como fitorremediación para la descontaminación de cursos de agua. La capacidad depuradora de un junco acuático que absorbe metales pesados como el zinc fue ensayado con éxito en lodos obtenidos en el Riachuelo y en un basural a cielo abierto.
(14/12/06 – Agencia CyTA-Instituto Leloir. Por Claudia Mazzeo) – Un equipo integrado por investigadores de Higiene y Sanidad de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA, la Cátedra de Química Analítica de la Facultad de Agronomía de la UBA y el Museo de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia” estudia la dinámica y la toxicidad de contaminantes en la cuenca del río Matanza Riachuelo y ensaya estrategias de fitorremediación, esto es, el uso de especies de la flora autóctona, en especial plantas, en los procesos de detoxificación.
La fitorremediación o el uso de plantas para el saneamiento ambiental, es un método que puede ser de utilidad para extraer del curso de agua sustancias contaminantes como metales pesados (cromo, cadmio, níquel, cobre y zinc) o compuestos orgánicos (incluyendo los derivados del petróleo). Los vegetales empleados deben tener la capacidad fisiológica y bioquímica de absorber, retener y degradar los contaminantes, transformándolos en otras formas químicas menos tóxicas.
Aunque se trata de un proceso más económico que los tradicionales, lo cierto es que requiere de plazos mayores. En lo que hace a la utilidad de las diferentes metodologías de descontaminación y tratamiento de aguas disponibles en la actualidad, y su posible aplicación a la Cuenca Matanza Riachuelo, al ser consultado por el Centro de Divulgación Científica (CDC) de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA el doctor Juan Agustín Moretton expresó: «El proceso de depuración es más sencillo de lo que se cree. En primera instancia, será imprescindible dejar de contaminar y luego, hay que dejar que la naturaleza siga su curso».
Moretton, profesor de Higiene y Sanidad de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA, junto con la licenciada Alicia Fabricio de Iorio, integrante de la cátedra Química Analítica de la Facultad de Agronomía, y la doctora Laura de Cabo, del Museo de Ciencias Naturales, estudiaron los niveles de contaminación de la Cuenca Matanza-Riachuelo mediante el muestreo de lodos, y evaluaron las posibilidades de remediación de una especie autóctona, el Schoenoplectus californicus, una especie de junco con capacidad de absorber metales.
La toma de muestras se realizó en las márgenes del arroyo Morales –uno de los principales afluentes del río Matanza, de alrededor de 35 kilómetros de extensión–, en un basural a cielo abierto y en el Riachuelo mismo. Luego evaluaron la capacidad del Schoenoplectus californicus en la absorción de metales pesado, principalmente en zinc. Los resultados de estos estudios fueron presentados en el IV Taller Nacional y III Taller Internacional sobre Teratogénesis, Mutagénesis y Carcinogénesis que se llevó a cabo en La Habana, Cuba, en septiembre pasado.
En la actualidad, los especialistas dedican atención prioritaria al estudio del movimiento de los metales contaminantes desde un sustrato sólido –el lodo–, a uno líquido –el agua–, bajo distintas condiciones.
Al ser consultado por el CDC sobre la posibilidad de extraer el lodo contaminado del fondo del lecho del Riachuelo Moretton fue terminante: “No es conveniente tocarlo dado que en el proceso de extracción se removerían en el agua compuestos muy tóxicos que están insolubles en la actualidad, pero que podrían disolverse durante ese proceso, empeorando aún más la situación”.
En contrapartida, el experto considera la oxigenación del agua como una medida acertada, tal como lo demuestra la experiencia en diferentes cursos de agua del mundo, como por ejemplo, los de Inglaterra.
En lo que se refiere a la zona en la que se realiza el estudio, la Cuenca Matanza-Riachuelo, es importante recordar que abarca 2240 km2 e incluye las zonas más densamente pobladas del país. Con cinco millones de habitantes, se estima que en 2013 podría alojar al 14 por ciento de la población del país. Su negra silueta se recorta a lo largo de la ciudad de Buenos Aires, de ocho partidos del Conurbano y de cinco más, del resto de la provincia de Buenos Aires.
En contra de las propuestas actuales de saneamiento de la Cuenca Matanza Riachuelo que, desde diferentes estamentos apuntan al logro, en el menor plazo posible, de terrenos aptos para nuevos emprendimientos inmobiliarios, el especialista aporta otra mirada: “Lo ideal sería, además de aplicar procesos de fitorremediación en esas áreas, generar zonas verdes, parquizar. Y dejar que la naturaleza actué con sus tiempos”.