Usando técnicas genéticas, científicos de una univeridad estadounidense crearon una variedad de algodón cuyos granos, ricos en proteínas, desarrollan mínimas cantidades de una toxina que impide su consumo, lo que permitiría que en el futuro puedan incorporarse a la dieta de los seres humanos.
(16/3/07 – Agencia CyTA-Instituto Leloir. Por Bruno Geller) – Los granos de algodón son muy ricos en proteínas, sin embargo, no sirven para el consumo porque contienen gosipol, un pigmento tóxico para los seres humanos y otros mamíferos, que constituye una defensa natural de la planta contra los parásitos.
Desde los años 50´s, científicos agrícolas buscan la forma de reducir o eliminar los niveles de gosipol en esos granos para que sean comestibles, pero evitando que las plantas se vuelvan frágiles frente a diferentes plagas.
Si eso fuese posible, “las 44 millones de toneladas de granos de algodón producidos cada año podrían satisfacer las necesidades proteícas de 500 millones de personas durante un año”, afirma Keerti S. Rathore, investigador del departamento de Ciencias del Cultivo y del Suelo de la Universidad de Texas A&M, quien junto a otros investigadores ha logrado crear plantas de algodón cuyos granos tienen niveles significativamente bajos de gosipol.
Según reveló recientemente el artículo publicado en la revista científica Proceedings of the Nacional Academy of Sciences of the United States of America (PNAS), la reducción de gosipol que se logró en los granos fue de un 99 por ciento. Estos resultados indican que los niveles conseguidos respetan el rango de niveles de gosipol que pueden ser consumidos por los seres humanos, según establece la Organización Mundial de la Salud y las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación.
Mediante el uso de técnicas genéticas, Rathore y sus colegas bloquearon los genes que producen una enzima encargada de sintetizar gosipol. El “silenciamiento” de esos genes se aplicó exclusivamente en los tejidos de los granos, a fin de mantener esa sustancia tóxica en otros tejidos de la planta, como el follaje. La presencia de gosipol en otras partes de la planta preservó sus defensas naturales.
Por otra parte, la investigación demostró que los cambios genéticos eran transmisibles a las generaciones siguientes de plantas, lo cual es un hecho de utilidad.
Rathore y sus colegas afirman que este trabajo abre un prometedor camino en la manipulación genética de las plantas, ya que se podrían usar técnicas similares para eliminar compuestos tóxicos en una gran variedad de leguminosas, como la almorta, que en algunos países es un complemento de sopas, guisos o ensaladas. El abuso de esta leguminosa puede producir latirosis, enfermedad que provoca una intoxicación crónica del sistema nervioso y produce un tipo de paraplejia. Fue frecuente en España en los años 40´s y actualmente se manifiesta en algunos países subdesarrollados, por ejemplo, la India.
Según los autores del trabajo, los cultivos de algodón, que han servido para suministrar fibras para telas a la humanidad durante miles de años, podrían sumarse a la lista de alimentos básicos de la creciente población mundial. Sin embargo, habrá que esperar a que futuras investigaciones demuestren que esas plantas modificadas genéticamente no afectan la salud humana.