Descubren que una serpiente de Asia es o no venenosa según su dieta. Cuando come una especie particular de sapos toxicos, usa sus toxinas para producir veneno y así defenderse de predadores o atacar a sus presas. De lo contrario es inofensiva y prefiere huir ante el peligro.
(14/03/07 – Agencia CyTA- Instituto Leloir. Por Bruno Geller) – La serpiente asiática Rhabdophis tigrinus tiene glándulas especializadas en el cuello con sustancias venenosas. Lo curioso es que esta serpiente no produce su propio veneno, como es lo común en los ofidios de este tipo, sino que lo sintetiza a partir de la ingesta de sapos tóxicos de la familia Bufonidae. Esto lo reveló una investigación recientemente publicada en la revista científica Proceedings of the Nacional Academy of Sciences of the United States of America.
Científicos del departamento de Ciencias Biológicas de la Universidad de Norfolk, Estados Unidos, y del departamento de Zoología de la Universidad de Kyoto, Japón, y otros centros de investigación, realizaron análisis químicos de los fluidos glandulares de dos grupos de serpientes Rhabdophis tigrinus. Un grupo estuvo compuesto por serpientes que habitan en zonas donde proliferan sapos tóxicos, mientras que el otro provino de regiones donde no existen poblaciones de ese tipo de sapos. Los resultados señalaron que las serpientes del primer grupo eran venenosas mientras que las del segundo grupo no.
Otro experimento consistió en controlar la dieta de dos grupos de serpientes Rhabdophis tigrinus. El primer grupo correspondió a serpientes oriundas de la isla de Kinkazan, de Japón, donde los sapos tóxicos brillan por su ausencia. No obstante, se las alimento con esa especie de sapos y las serpientes lograron elaborar veneno. El otro grupo lo integraron serpientes venenosas de las islas japonesas de Hishima y Honshu, donde esos sapos sí existen, que fueron alimentadas sólo con pescados y ranas no tóxicas. Luego de ocho semanas y media, los investigadores observaron que las serpientes de este grupo habían perdido casi la totalidad de su veneno, preservando en sus glándulas una mínima cantidad de aproximadamente 0.1 miligramos.
Estos hallazgos confirmaron un aspecto interesente de la conducta de las serpientes Rhabdophis tigrinus: que varía de acuerdo a su dieta. En la isla de Kinkazan, las serpientes suelen escapar ante el peligro, dado que carecen de la sustancia tóxica que les proveen los sapos. Por el contrario, cuando las serpientes cuentan con veneno gracias a la dieta de sapos tóxicos, son ofensivas y atacan a otros animales al percibir una amenaza. Así que si se cruza en su camino una serpiente de este tipo, no se olvide de preguntarle con qué se alimenta.