El río Potrero de Funes presenta niveles de contaminación potencialmente riesgosos para la salud, lo que representa una amenaza para el uso recreativo del agua. Tal es el resultado de un estudio de expertos de la Universidad Nacional de San Luis, que señalan un nexo entre la contaminación y el crecimiento del turismo. Recomiendan la instalación de una red cloacal y el tratamiento de los efluentes con el objeto de proteger la salud de la comunidad y evitar pérdidas económicas.
(17/4/07 – Agencia CyTA-Instituto Leloir. Por Bruno Geller) – De las distintas formas de contaminación de los cuerpos de agua -industriales, agrícola-ganadera, minera- una de las más comunes es resultante de la urbanización en las márgenes de los ríos, que se produce a causa de los desechos arrojados a las aguas: efluentes cloacales, industriales y residuos urbanos, entre otros factores.
Esta contaminación crece a medida que aumenta la población, lo que genera escasez de agua de la calidad requerida para las distintas actividades antropogénicas. Dentro de este tipo de contaminación tiene mucha incidencia el turismo y la actividad económica asociada, tanto en la Argentina como en otros países.
Entre marzo de 2000 y noviembre de 2005, expertos del laboratorio de Química Analítica Ambiental “Dr. Virgilio A. Cortinez” de la Facultad de Química, Bioquímica y Farmacia de la Universidad Nacional de San Luis (UNSL), evaluaron los efectos que provocan las actividades humanas realizadas en la localidad de Potrero de los Funes, situada en las márgenes del río que lleva el mismo nombre. Los resultados del trabajo fueron publicados recientemente en la revista científica Environmental Monitoring and Assessment.
Potrero de los Funes
Potrero de los Funes es una localidad ubicada a 17 km de la ciudad de San Luis, donde se desarrolla una importante actividad turística, principalmente durante la temporada de verano.
“La población de Potrero de los Funes ha aumentado el 100 por ciento en los últimos 10 años. Dado que el pueblo no cuenta con una red cloacal, ni con procesos de tratamiento de efluentes, y el río es usado fundamentalmente para actividades recreativas y como fuente principal de agua para el consumo, nos pareció de gran importancia realizar un estudio sistemático para evaluar los niveles de polución del río y también su capacidad de autodepuración”, señala el bioquímico César Almeida, uno de los autores del estudio.
Evaluación del agua
A fin de determinar los niveles de contaminación del río en contacto con la urbanización, el equipo de investigación, encabezado por el doctor Miguel Mallea, empleó Métodos Estándares para Análisis de Aguas y Aguas de Desecho, técnicas de análisis evaluadas y aprobadas por un Comité Internacional creado por la Asociación Norteamericana de Salud Pública (APHA, según sus siglas en inglés).
“A lo largo del río, que está en contacto con la zona urbanizada unos 2.700 metros, se tomaron muestras de agua en tres puntos: una zona sin influencia urbana, un punto medio de la zona urbanizada, y otro localizado a 782 metros de la entrada del dique Potrero de los Funes, lugar en el que desemboca el río. De esta forma evaluamos la influencia de la población sobre la calidad microbiológica del agua”, afirma Almeida.
La toma de muestras se hizo de acuerdo con un método internacional estandarizado que señala cómo deben realizarse los análisis y las conclusiones se adoptan de acuerdo con el uso que tiene el agua.
“Los parámetros de calidad del agua varían de acuerdo con el uso. No es lo mismo si se trata de agua para el consumo humano, la recreación, el uso agrícola, el industrial, u otros fines. Para determinar la calidad se toman en cuenta los valores de referencia que dan organismos nacionales e internacionales. Por ejemplo, para saber si la calidad se ajusta para el consumo, en nuestro país se toman en cuenta los criterios del Código Alimentario Argentino”, asegura Almeida.
En las muestras recolectadas, se evaluaron 9 parámetros básicos y dos complementarios: Demanda Biológica de Oxígeno, pH, fósforos, fosfatos, nitratos, sólidos suspendidos y coliformes (grupo de especies bacterianas), entre otros. La calidad del agua se determina mediante una fórmula matemática (Índice de Calidad General) que integra los valores de los parámetros físicos y químicos.
“Con respecto a los parámetros bacteriológicos, las variaciones fueron significativas a causa del volcado directo o por filtración de los efluentes cloacales que llegan al río sin ser tratados. En ese sentido, el río ve muy afectada su capacidad de depuración”, subraya Almeida.
Los valores promedio de Escherichia coli -un indicador inequívoco de la presencia de materia fecal- detectados en el río excedieron los niveles considerados aptos para las aguas recreativas, de acuerdo con los organismos internacionales.
“Nos manejamos con varios parámetros, entre ellos las denominadas Unidades Formadoras de Colonias (UFC), que indican el grado de contaminación microbiológica. Este parámetro expresa el número de microorganismos presentes en determinado volumen de agua. Para el caso de Escherichia coli, durante el verano, detectamos alrededor de 9 de esas bacterias en un volumen de 100 ml. en la zona del río libre de la influencia humana, sin embargo, en el punto medio de la zona urbanizada, los valores ascendieron aproximadamente a 534”, señala Almeida.
Según los expertos, los valores elevados de Escherichia coli, obtenidos en el punto medio de la zona urbanizada y el final de esa zona, indican una contaminación microbiológica severa, producto de los efluentes cloacales descargados en el río.
“La presencia constante de bacterias coliformes y de Escherichia coli en las muestras analizadas durante el estudio, que se extendió durante más de cinco años, representan un riesgo para la salud durante la realización de actividades recreativas en el río, ya sea por el consumo accidental de agua o por infecciones en la piel”, explica Almeida y señala: “Durante la estación seca, que se extiende desde mayo a octubre, detectamos en las muestras de agua dos cepas de Vibrio cholerae, la bacteria que origina el cólera en humanos“.
Los expertos destacan que, si bien detectaron contaminación, por ahora no habría peligros para la salud en relación con el agua de consumo. Esto se debe a que la toma de agua para potabilización está ubicada aguas arriba, en una zona libre de la influencia urbana.
No obstante, los investigadores concluyeron que, en el período de cinco años estudiado, los niveles de contaminación del río aumentaron progresivamente a causa del escurrimiento del agua desde la superficie urbanizada hacia el río por las precipitaciones pluviales y de la descarga de los efluentes cloacales de las casas residenciales y los hoteles.
El dique Potrero de los Funes
Por otra parte, el estudio indica que el aumento de las concentraciones de materia orgánica, fósforo y nitratos produce un fenómeno denominado eutrofización.
“Esto implica un gran desarrollo de algas y vegetales que aumenta la cantidad de materia orgánica a degradar. Esa degradación se realiza en presencia de oxígeno, que disminuye provocando que el río y sobre todo el dique Potrero de los Funes tienda a ser un cuerpo de agua contaminado, sin peces y con malos olores, entre otras alteraciones. La consecuencia directa es que disminuye la calidad del agua para todos los usos”, destaca Almeida.
La escasez de agua a nivel mundial está estrechamente relacionada con la contaminación generada por las distintas actividades del hombre. “Por ello es muy importante llevar a cabo trabajos relacionados con la determinación de la calidad de agua en ríos, arroyos, diques, aguas subterráneas y otros cuerpos de agua. Los estudios son importantes en aguas contaminadas, pero más aún en aquellas libres de la influencia humana, ya que la vigilancia de la calidad del agua no se puede realizar con éxito si no se conoce su calidad original”, comenta Almeida.
Tratamiento de las aguas
“Para evitar la contaminación del río Potrero de los Funes sería necesaria la instalación de una red cloacal y el tratamiento de los efluentes. Las autoridades de Potrero de los Funes conocen los resultados de nuestra investigación de manera informal. Actualmente se ha licitado la construcción de la red cloacal”, afirma Almeida.
Según el especialista, la educación ambiental es una tarea clave, dado que si los pobladores cuidan su río están cuidando su economía –turismo- y su condición de vida. “También es importante implementar sistemas de vigilancia de la calidad del agua a los efectos de corregir cualquier tipo de contaminación que allí ocurra”, asegura Almeida.
Es de esperar que estudios como el de la UNSL sean realizados en todo el país para evaluar la calidad del agua de los ríos y otros cuerpos de agua. De esta forma, las autoridades nacionales y provinciales dispondrían de informes útiles para el diseño y la aplicación de políticas orientadas a la protección del medio ambiente.