“Un trabajo de médicos platenses explica por qué los problemas nutricionales son más frecuentes entre las personas mayores y sus consecuencias más graves que en otras etapas de la vida. También aporta recomendaciones dietéticas para tener una vejez lo más sana posible.
(13/4/07 – Agencia CyTA- Instituto Leloir. Por Florencia Mangiapane) – En las sociedades modernas cada vez más personas cruzan la barrera de la vejez. Para la humanidad es un logro, pero al mismo tiempo plantea toda una serie de desafíos, por aquello de que los años no vienen solos o, en palabras de los médicos, por las “consecuencias derivadas del envejecimiento”. Una de las más importantes es la desnutrición, que afecta a entre el 15 y el 38 por ciento de los ancianos, según algunos estudios.
Los expertos en salud creen que existe una relación recíproca entre desnutrición y enfermedad. Se sabe que se enferman más los ancianos desnutridos, y que algunas enfermedades crónicas vinculadas con el envejecimiento repercuten negativamente en la alimentación de las personas.
“Un estado nutricional deficiente es un importante factor desfavorable para el anciano porque es un claro agravante asociado a numerosas enfermedades crónicas y también deteriora el pronóstico en el curso de patologías agudas. En cambio, un estado nutricional adecuado contribuye positivamente al mantenimiento de la función en los diferentes órganos y sistemas”, señalan los médicos Adriana Baliño y Gustavo Ramuzzi, miembros del Comité de Alimentación Enteral y Parenteral del Hospital de Agudos San Roque de Gonnet.
Los especialistas, docentes de la cátedra de Medicina Interna de la Universidad de La Plata, publicaron recientemente un trabajo titulado “Desnutrición y recomendaciones dietéticas en el anciano” en la Revista sobre Nutrición Clínica de la Asociación Argentina de Nutrición Enteral y Parenteral (AANEP).
El texto propone una serie de recomendaciones para la dieta de los ancianos, previo repaso de distintos factores que influyen en sus necesidades de alimentación, como enfermedades, aislamiento social, problemas económicos y tabaquismo.
Dificultades de alimentación en los ancianos
Para los expertos, las personas de edad avanzada tienen necesidades nutricionales específicas, debido a una serie de factores físicos, fisiológicos, psíquicos y sociales relacionados con el envejecimiento. Por ejemplo, es muy común que presenten varias enfermedades crónicas a la vez, como diabetes, hipertensión, osteoporosis, demencia o depresión. Cuantas más dolencias tienen, más alteraciones en la alimentación sufren, no sólo por la propia enfermedad sino también por los tratamientos recibidos.
Justamente el consumo de medicamentos es uno de los factores que más repercuten en la alimentación en esta etapa de la vida. “Los ancianos son el grupo de edad que más fármacos consume –dicen Baliño y Ramuzzi-. Existen una multitud de fármacos que pueden influir tanto en la absorción, metabolismo y excreción de nutrientes, como en la sensación de apetito.”
¿Qué efectos tienen los medicamentos sobre la nutrición? Los diuréticos, por ejemplo, hacen que las personas pierdan más agua y minerales que de costumbre; los antiácidos disminuyen la absorción de hierro; los laxantes hacen lo propio con los nutrientes en general, y ciertos antidepresivos mellan el apetito.
También es cierto que con la edad se producen cambios en el aparato digestivo, como la dificultad para absorber el calcio, y que los ancianos presentan a veces problemas de deglución y evacuación; en este último caso no porque el intestino deje de funcionar bien, sino porque hacen menos actividad física que antes.
A estos factores se suman otros de índole social, como el aislamiento. “Una de las primeras actividades que descuidan los ancianos que viven solos o los que tienen un pobre soporte social es la nutrición, ya sea por pérdida de motivación para comer o por desconocimiento sobre la preparación adecuada de los alimentos”, indican los médicos del Hospital de Agudos de Gonnet, recordando que comer en compañía es esencial para mejorar el estado de ánimo.
En el orden económico, muchos ancianos tienen ingresos insuficientes para adquirir toda la comida que necesitan. “Cuando esto ocurre, los primeros alimentos que se evitan son los más caros, que suelen ser los que aportan mayor cantidad de proteínas”, dicen Baliño y Ramuzzi.
A estas dificultades se suman las incapacidades físicas; los problemas bucales que alteran el gusto y el olfato; el hábito de fumar (común a uno de cada cinco varones mayores de 65 y que además de reducir el apetito aumenta los requerimientos de vitamina C); y el alcohol, consumido por casi la mitad de los ancianos, a pesar de que su metabolización es más lenta en esta etapa.
Claves nutricionales para la vejez
Los médicos aconsejan entonces prestar especial atención a la alimentación en la vejez y proponen algunas recomendaciones para preparar una dieta saludable:
• Disfrutar con la comida y comer en compañía.
• Hacer entre 3 y 5 comidas por día; más de una caliente.
• Preparar una dieta variada, rica en vegetales, como cereales, frutas, verduras y legumbres.
• Ser moderado: equilibrar la ingesta con el gasto de energía.
• Hacer algún tipo de actividad física todos los días.
• Ingerir proteínas de alto valor biológico.
• Cuidar el aporte de calcio. Una buena idea es consumir leche descremada, uno de los alimentos con mayor densidad de nutrientes que existen.
• Moderar el consumo de sal. Con los productos frescos prácticamente se cubren los requerimientos diarios.
• Tomar dos litros de líquido por día para evitar la deshidratación.
• Moderar el consumo de alcohol.
• Cuidar la dentadura y la higiene bucal para no tener que suprimir alimentos de la dieta.
• Reducir el tabaquismo.
• Si el médico lo indica, incorporar suplementos de minerales y vitaminas.
• Incluir en la dieta cereales y papas; verduras y hortalizas, algunas crudas en forma de ensalada; frutas y jugos de frutas; legumbres, en puré si hay problemas de masticación; leche y productos lácteos; carnes, pescados y huevos; grasas, aceites y dulces con moderación.
Teniendo en cuenta estas pautas, muchos mayores podrán disminuir los problemas nutricionales o atenuar sus consecuencias negativas para la salud en una etapa que se prolonga día a día un poco más y merece ser disfrutada con una buena calidad de vida.
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