“En el vertiginoso mundo actual, la investigación farmacológica se ha hecho multicéntrica. El complejo médico industrial está logrando en el Tercer Mundo lo que no le es posible en el Primero: reclutar pacientes con rapidez y eludir las complejas regulaciones éticas y legales de los países desarrollados. Y quien dice rapidez dice dinero en la fría lógica del mercado”, afirmó la Dra. Stella Maris Martínez en la charla de junio del ciclo “Encuentros con la Ciencia”.
(29/6/07 – Prensa SubCyT-Santa Fe) – “El rofecoxib (analgésico y antitiinflamatorio) de Merck reportó al laboratorio una ganancia de 2.500 millones de dólares anuales desde 1991. En 2004 el laboratorio se vio obligado a retirarlo del mercado porque aumentaba el riesgo de infarto en quienes lo consumían… El laboratorio Glaxo ocultó que la paroxetina (antidepresivo) duplicaba el riesgo de suicidio en adolescentes. Estudios posteriores revelaron que aumenta el riesgo de malformaciones fetales. ¿Por qué se desarrollan tantos medicamentos que no reportan avances y son tan riesgosos? ¿Por qué los laboratorios los producen? ¿Por qué los médicos los recetan?”
Con estos interrogantes dió comienzo la charla: “La investigación farmacológica: un problema bioético que afecta al Tercer Mundo” a cargo de Stella Maris Martínez, doctora en Medicina de la UNR, Investigadora del CIUNR y Coordinadora de la Comisión de Bioética de la Facultad de Ciencias Médicas-UNR.
La charla tuvo lugar el pasado 27 de junio en el marco del ciclo “Encuentros con la Ciencia”, que todos los meses organiza la Subsecretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación con la colaboración de la Secretaría de Cultura de la Provincia de Santa Fe.
La Dra. Martínez realizó una explicación del panorama actual a nivel mundial: “La obtención de drogas novedosas y exitosamente comercializables mueve miles de millones de dólares y genera negocios de una magnitud inimaginable… La investigación farmacéutica se desentiende de las enfermedades poco redituables. En el período que abarca desde 1975 a 1999, de 1.393 nuevas drogas, sólo 13 corresponden a las enfermedades devastadoras de los países pobres. En Argentina existen 2.000.000 de pacientes con Chagas y una única medicación de eficacia parcial, efectos adversos mal conocidos y 30 años de antigüedad. Los intereses corporativos transnacionales suelen primar por sobre los de la población”, sintetizó la Doctora.
Negocios privados en hospitales públicos: Se hace en Latinoamérica lo que en los países centrales está prohibido
Argentina cuenta con una infraestructura sanitaria pública o privada bastante desarrollada, que puede ser utilizada a precio vil transgrediendo cualquier principio de justicia. La Dra. Martínez se refirió a este punto utilizando recortes aparecidos en la prensa nacional e internacional. El diario La Nación en el 2001 publicó: “Laboratorios Discovery de EE.UU pidió autorización a la FDA para probar en bebés prematuros y con dificultad respiratoria de América Latina, su nueva versión de un medicamento (surfactante) conocido y eficaz. Parte de los bebés recibiría sólo placebo y podían morir… Esto no puede hacerse en EE.UU donde está prohibido el uso de placebos en enfermedades potencialmente mortales para las que ya existen tratamientos… El laboratorio se basó en el ahorro de tiempo y en que los bebés no tienen acceso a la medicación en los hospitales pobres de Latinoamérica. El suministro de un placebo los dejaría en una situación similar. La propuesta de experimentar con 650 bebés de Bolivia, Ecuador, México y Perú generó oposición en sectores de EE.UU, pero la FDA la está considerando.”
En el año 2000 Washington Post cubrió el caso que salió a la luz en el Hospital Naval de Buenos Aires: Algunos “…pacientes fueron tratados con una droga experimental en el Hospital Naval sin que hubieran prestado su consentimiento. La investigación va más allá y dice que fueron 137, de los cuales 80 no firmaron autorizaciones. Trece habrían muerto…”
La ultima trinchera
La Dra. Martínez destacó que “la investigación con seres humanos es imprescindible para obtener nuevos medicamentos. Pero debe sujetarse a normas éticas: Los investigadores están obligados a respetar la integridad y dignidad de los seres humanos participantes y la población local debe beneficiarse de ella. La buena investigación requiere de regulación y control público. El principal desafío de la Bioética es imponer límites a los intereses multinacionales que pujan por llevar adelante experimentos sin miramientos de ninguna índole. La vulnerabilidad estructural de nuestro país hace necesario disponer de comités de bioética de la investigación locales capacitados y de accionar independiente.”
Además de los comités es necesario cambiar el papel de las facultades de medicina, de manera tal que dejen de estar aisladas de la sociedad y formen profesionales capaces de satisfacer las necesidades reales de toda la población. También es fundamental el rol del estado, que debe regular y controlar la actividad de manera eficiente. Finalmente es necesario que toda la sociedad se involucre, conozca y discuta abiertamente este tema”, concluyó la investigadora.