¿Le parece posible que alguien sienta que lo tocan cuando ve a otro tocando a una tercera persona? Una investigación realizada en el Reino Unido demostró que esto ocurre y asegura que esas personas suelen ser en algunos aspectos más empáticas.
(22/6/07 – Agencia CyTA-Instituto Leloir. Por Bruno Geller) – Un fenómeno neurológico llamado sinestesia “tacto-espejo” permite a ciertas personas experimentar sensaciones táctiles cuando observan que otra persona está siendo tocada. De acuerdo con una investigación, publicada en la revista científica Nature Neuroscience, las personas que experimentan ese tipo de sinestesia suelen ser más empáticas.
Los autores del estudio, Jamie Ward y Michael Banissy, investigadores del Departamento de Psicología de la University College London, Reino Unido, señalan que cuando uno observa que alguien está siendo tocado, se activan en el cerebro la corteza somatosensorial primaria y secundaria, junto con regiones temporales superiores, entre otras zonas que están relacionadas con el tacto. Al activarse esas células nerviosas, llamadas neuronas espejo, logramos imaginar, no sólo a nivel mental sino también sensorial, lo que los otros están sintiendo.
Pero las personas que experimentan sinestesia “tacto-espejo” van más lejos: no imaginan lo que el otro siente, sino que literalmente lo sienten en su propio cuerpo. Según Ward, esa facultad es producto de una hiperactividad de las neuronas espejo que las lleva a experimentar sensaciones táctiles, por ejemplo, en la cara o en la cabeza cuando miran a otras personas cuyas caras o cabezas son tocadas por algún otro.
Neuronas espejo
En el año 1996, investigadores encabezados por Giacomo Rizzolatti, un neurólogo de la Universidad de Parma, Italia, descubrieron las neuronas espejo en un grupo de macacos.
En uno de los laboratorios de esa universidad, Rizzolatti había colocado electrodos en la corteza frontal inferior de un macaco para estudiar las neuronas especializadas en el control de los movimientos. Esas neuronas se activaban cuando el macaco agarraba algún objeto.
De forma accidental, un colega de Rizzolatti tomó un plátano y en el cerebro del macaco se activaron las neuronas vinculadas con la acción de agarrar, pese a que en ese momento no se estaba moviendo. Se trataba de las neuronas premotoras, encargadas de preparar al organismo para una acción determinada. A partir de ese hecho, los investigadores italianos descubrieron que los macacos tienen neuronas espejo, un tipo de neuronas que les permite reconocer –y sentir de forma simultánea- la acción que está realizando otro macaco e inclusive un ser humano.
Estudios posteriores demostraron que los seres humanos también tienen neuronas espejo. Realizando mediciones con electroencefalogramas y empleando estudios por imagen como resonancia magnética y tomografía computada, otros investigadores demostraron que el simple hecho de ver las gesticulaciones de una persona hablando, activa en el observador una serie de neuronas en la región de Broca, área del cerebro involucrada en la producción del habla, el procesamiento del lenguaje y la comprensión.
Otra investigación, en la que se empleó resonancia magnética, demostró que experimentar disgusto o bien observar la expresión de disgusto de otra persona activa las neuronas de la ínsula anterior, que es una estructura del cerebro implicada en las emociones y los sentimientos.
El experimento de Ward y Banissy
A fin de estar seguros que la sinestesia tacto-espejo es un fenómeno real, Ward y Banissy realizaron un estudio en el que participaron 30 personas, 10 de las cuales padecían ese tipo de sinestesia.
Los participantes debían informar cuando alguien los tocaba dónde sentían el contacto, mientras observaban a otra persona que también era tocada, explican los investigadores.
El experimento demostró que las personas con sinestesia tacto-espejo confundían el contacto sobre su propio cuerpo con el contacto que experimentaba otra persona a la que estaban mirando. Esto ocurría porque asumían como propias las sensaciones del otro. Por el contrario, los voluntarios que no tenían sinestesia tacto-espejo no se confundían.
Empatía
Posteriormente, los 30 participantes debieron responder un cuestionario cuyos resultados revelaron que los sinestésicos tacto-espejo tenían una mayor empatía emocional.
Uno de ellos afirmó: “Nunca entendí por qué hay personas a las que les encanta ver películas sangrientas o reírse de las desgracias ajenas”.
Este estudio sugiere que las neuronas espejo involucradas en la sensación táctil modulan de cierta forma la capacidad empática de las personas. Sin embargo, Ward y Banissy destacan que la noción de empatía es multifacética, pues depende también de un conjunto de representaciones que son socialmente compartidas, entre otros factores.