En el ámbito de la salud, comenzó la discusión pública para reducir el preocupante número de muertes por accidentes de tránsito que se registra en el país cada año. La Academia Nacional de Medicina de Buenos Aires y el Ministerio de Salud de la Nación presentaron una agenda de prioridades en investigación. Buscan promover la idea de que las muertes y lesiones producidas por colisiones en el tránsito se pueden prevenir.
(29/6/07 – Agencia CyTA-Instituto Leloir. Por Florencia Mangiapane) – ¿Quiénes respetan las normas en la Argentina? ¿Qué efectividad tienen las campañas de prevención? ¿Qué calidad de atención brinda el Estado a los pacientes traumatizados? ¿Cuántas personas mueren en el país a causa de choques y colisiones? ¿Cuánto pierde el Estado por lesiones y discapacidad? ¿Cómo se puede educar mejor a los conductores?
Estas son algunas de las prioridades para investigar sobre seguridad vial, según una agenda consensuada en 2006 en el marco del Foro de Investigación en Salud de Argentina (FISA) y presentada ayer en el Salón Biblioteca de la Academia Nacional de Medicina de Buenos Aires a más de un centenar de funcionarios, representantes de órganos de financiación y organizaciones sociales que se distribuyeron en grupos de trabajo simultáneos para discutirlo.
El documento (que se puede consultar por Internet en www.fisa.anm.edu.ar) lleva por título “Estado de conocimiento y agenda de prioridades para la toma de decisiones en seguridad vial”.
Es un texto de casi 30 páginas que no sólo expresa ejes prioritarios sino también un diagnóstico de situación, que surgen de una encuesta y un trabajo de taller organizado el año pasado por el Instituto de Investigaciones Epidemiológicas de la Academia Nacional de Medicina y la Comisión Nacional Salud Investiga del Ministerio de Salud de la Nación.
Participaron de la discusión del texto, entre otros, la diputada Juliana Marino, presidenta de la Comisión Bicameral de Seguridad Vial, representantes del Consejo Federal de Seguridad Vial, la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires y de la Nación, el Ministerio del Interior, la Policía Federal, la Secretaría de Ciencia y Tecnología, la Sociedad Argentina de Medicina y Cirugía del Trauma y el SAME.
También estuvieron presentes funcionarios del Ministerio de Salud de la Nación, representantes de la ANLIS de Mar del Plata, la UBA, el Centro de Experimentación y Seguridad Vial, el CONICET, la Escuela Ecos, la Asociación Civil Luchemos por la Vida, y Familiares de Víctimas de la Tragedia de Santa Fe.
“Se logró el objetivo, que era presentar una agenda de prioridades de investigación en salud a financiadores, personas involucradas en la función ejecutiva, legisladores y organizaciones de la sociedad civil, para establecer una estrategia integral de investigación en temas de seguridad vial y acciones tendientes a reducir drásticamente las tasas de morbilidad y mortalidad en nuestro país por la enfermedad trauma”, explicó la doctora Silvia Kochen, coordinadora de la actividad.
“Estamos contentos –continuó Kochen- no sólo por la convocatoria, que superó felizmente lo previsto, sino también por el funcionamiento de las comisiones y el cierre, que fue muy bueno. Se avanzó con todos los sectores en determinar líneas de investigación-acción, desde la experiencia de cada uno, y se está elaborando un acta de compromiso final, que se va a anexar al documento inicial.”
Miles de vidas, ningún accidente
Para la OMS los accidentes de tránsito son un auténtico problema de salud pública, una pandemia que cada año acaba con la vida de más de un millón de personas. De no tomarse medidas para frenar su crecimiento exponencial, se proyecta como la tercera causa de mortalidad mundial para el 2020.
“En realidad, la palabra accidente quiere decir suceso súbito e inesperado y todos los traumatismos son previsibles y prevenibles. Por lo tanto, no son accidentales. Cuesta mucho incorporar esta línea argumental, que viene de la OMS, no solamente en la comunidad, sino en el equipo de salud, que está acostumbrado a hablar de accidente”, comentó a Agencia CyTA Jorge Neira, de la Sociedad Argentina de Medicina y Cirugía del Trauma, encargado de presentar el resumen ejecutivo generado en 2006.
Según datos oficiales, en la Argentina mueren al año unas 4.000 personas por accidentes de tránsito, la mayoría varones menores de 40 años. La estadística del Ministerio de Salud coloca a los accidentes de tránsito como la primera causa de muerte desde los primeros años de vida.
El Registro Nacional de Accidentes de Tránsito (RENAT) propone utilizar un factor de corrección de 33% recomendado por la OMS para contemplar las muertes de los accidentados ocurridas entre las primeras 24 horas y los 30 días siguientes del hecho. Con el factor de corrección propuesto, sólo en el primer trimestre de 2006 habrían muerto 3.868 personas.
“En realidad, no sabemos a ciencia cierta qué cantidad de personas están involucradas en los traumatismos, tanto fallecidos como lesionados, porque en realidad hay subregistros. Una de las prioridades es llegar a un acuerdo sobre registros únicos, de buena calidad, que permitan implementar estrategias de prevención”, sostiene Neira.
El costo humano
Según el Instituto de Seguridad y Educación Vial, en 2005 los accidentes de tránsito costaron al país 542 millones de dólares, un 40% más que en 2002. Se calcula que el impacto económico que tienen las lesiones por choques de vehículos en la sociedad, las familias y el sistema de salud equivale al 1% del PBI en los países en desarrollo, considerando no solo los costos de la propiedad dañada, sino también los gastos administrativos y el factor humano estimado a partir de sentencias judiciales.
“Lo podríamos analizar desde la teoría del iceberg. Al contrario de lo que la gente cree, un traumatizado no solo representa gastos de atención médica y pérdida del vehículo. El costo más grande, que suele quedar oculto, es todo lo que genera a la sociedad una víctima o un muerto por una colisión vehicular, en especial la cantidad de años de vida y de trabajo perdidos”, explicó Neira.
De acuerdo con la opinión de los expertos, el déficit de seguridad vial argentina responde a cuatro determinantes clave: el predominio de jóvenes varones en los traumatismos; falta de cumplimiento de la normativa -exceso de velocidad, cruce en rojo, consumo de alcohol, bajo uso del cinturón de seguridad, entre otros-; un contexto cultural trasgresor que premia el individualismo y la competitividad y traslada la responsabilidad a terceros; y una deficiente calidad en los servicios de emergencia en la vía pública.
Hoy se sabe que para prevenir los traumatismos causados por el tránsito es necesario adoptar un enfoque integrador, que apunte a gestionar la exposición al riesgo, diseñar caminos y vehículos más seguros, educar a la población para que cumpla las normas y mejorar los servicios de atención y rehabilitación, que evitan muertes y discapacidades una vez producidas las colisiones.
“Para que el trauma deje de ser la enfermedad negada de la sociedad moderna, primero hay que aceptarla como enfermedad, y segundo hacer la prevención todo el mundo, todo el tiempo”, concluye Neira.