Científicos de la Universidad Nacional del Litoral investigan la capacidad de la piel de ranas que habitan en la región para combatir bacterias. Al igual que otros tejidos y secreciones de animales, podrían usarse para desarrollar drogas medicinales. Los estudios, por ahora, sólo son experimentales.
(16/8/07 – Agencia CyTA-Instituto Leloir. Priscila Fernández y Romina Kippes – UNL) – En diferentes culturas y desde épocas inmemoriales se adjudican a los sapos y las ranas una serie de propiedades curativas. Desde calderos de brujas hasta curanderas modernas, los anfibios forman parte de la “farmacia alternativa” de la cultura popular. Hoy, la ciencia investiga las pieles de estos animales para descubrir cómo pueden ayudar al organismo frente a bacterias y hongos.
La piel de ranas y sapos posee componentes capaces de combatir agentes patógenos, una serie de sustancias que constituyen la primera línea de defensa del organismo contra bacterias, virus y hongos. El tema está siendo estudiado por distintos grupos de investigadores de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), y podría dar lugar a potenciales usos en la industria farmacéutica.
Del saber popular
Los sapos y las ranas han tenido una influencia cultural ancestral; por eso mismo han sido objeto de usos mágicos y medicinales en todo el mundo. Las creencias populares atribuyen a estos animales distintas virtudes curativas: para el dolor de muelas se aconseja frotar la panza de un sapo en la parte afectada, al igual que para eliminar granos y manchas de la piel; para la jaqueca, dicen que hay que aplicarse un trozo de piel de sapo; mientras que el dolor de cintura se aliviaría con una ristra de sapos atados alrededor del tronco del paciente.
Para la culebrilla también se sugiere frotar la panza de un batracio en el lugar infectado. En la Puna del Noroeste Argentino y sur de Bolivia, los renacuajos en parches fríos junto con grasa de pecho de llama, aceite verde y semillas de lino, se usan para curar niños “aicados” (la aicadura es el “aire del muerto”, que enferma a los niños y a las mujeres embarazadas). También suelen utilizarse para los casos de ganado “agusanado” (en ese caso se cuelga un sapo vivo al cuello de animal), o para la renguera del caballo.
A los ojos de la ciencia, las virtudes curativas de las pieles de los anfibios están relacionadas con componentes bioactivos llamados péptidos. Estas sustancias se componen de largas cadenas de aminoácidos.
“Actualmente se considera que los péptidos antimicrobianos constituyen un nuevo tipo de antibióticos y su uso para aplicaciones pulmonares como aerosoles, o en patologías de piel para uso tópico, es particularmente promisorio”, indica un artículo publicado en la última edición de ConCIENCIA, la revista de divulgación científica que edita la UNL.
El trabajo
“Los trabajos están orientados a definir estrategias para el aislamiento, purificación e identificación de los compuestos bioactivos. El objetivo dar con una serie de moléculas potencialmente aplicables a la industria química y farmacéutica. A su vez, el conocimiento resultado de estos desarrollos es valioso a la hora de pensar políticas de gestión para la conservación de los anfibios de Argentina”, agrega el artículo, escrito por la Dra. Georgina Tonarelli y el Dr. Rafael Lajmanovich, ambos investigadores de la UNL.
Los trabajos están organizados en diferentes etapas. En la actualidad, los investigadores se ocupan en la purificación de los compuestos activos, para luego proceder a su síntesis química.
Hasta el momento las especies estudiadas demostraron actividad antimicrobiana frente a bacterias como la Salmonella sp., Escherichia coli, Pseudomonas, Staphylococcus aureus y Bacillus cereus, todas causantes de infecciones de diversa gravedad.
También se observó que extractos de las pieles estudiadas fueron capaces de inhibir el crecimiento de cepas de Mycobacterium tuberculosis (bacteria responsable de la mayor cantidad de casos de tuberculosis) en ensayos in vitro realizados en el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias Dr. Emilio Coni.
Estas investigaciones son llevadas a cabo por el Departamento de Química Orgánica de la FBCB en colaboración con otras cátedras, la Facultad de Ingeniería Química (FIQ – UNL) y el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias Dr. Emilio Coni – ANLIS Dr. Carlos Malbrán de Santa Fe
Medicina y biodiversidad
Entender a la biodiversidad como una fuente formidable de recursos medicinales impulsa numerosos estudios de anfibios en el mundo. En el caso de las ranas, sus secreciones resultan de gran interés para investigaciones neuroquímicas y farmacológicas, porque contienen alcaloides, compuestos químicos nitrogenados ampliamente distribuidos en el reino animal y vegetal.
Incluso las especies más venenosas de la familia Dendrobatidae -ranas de colores brillantes de la selva ecuatoriana- son investigadas para usos médicos en el tratamiento del mal de Parkinson, la enfermedad de Alzheimer y la depresión, entre otras.
Uno de los anfibios argentinos que demostró resultados más sorprendentes es la Phyllomedusa sauvageii, rana de distribución chaqueña, desde Jujuy hasta el norte de Santa Fe y Córdoba. De su piel se aislaron los péptidos denominados dermaseptinas, que demostraron gran actividad antimicrobiana contra un importante número de bacterias.
Además, esta clase de péptidos presentan actividad anti-fúngica, y también anti-parasitaria contra Trypanosoma cruzi (parásito causante del mal de Chagas).