En el marco de un proyecto internacional del que participaron la Universidad de Cambridge y empresas de aviación europeas investigadores del Conicet y de la Universidad Nacional del Litoral crearon un software que hace posible optimizar el funcionamiento de los aviones.

(17/9/07 – Agencia CyTA-Instituto Leloir. Por Romina Kippes – UNL) – El avance de la tecnología nos lleva a pensar en operaciones complejas en términos de sencillez. En tal sentido, viajar en avión, por ejemplo, parece ser una operación relativamente sencilla… aunque en realidad lograr que ese avión funcione como corresponde involucra la interacción de tantos mecanismos que ni la imaginación podría abarcar.

Para lograr imaginarlos en movimiento, la tecnología de nuevo, nos da una mano. Un nuevo desarrollo hace posible “ver” mecanismos como el sistema de apertura de puertas, o el de orientación de los álabes, o paletas de las turbinas, los que pueden ser “simulados” en una computadora. Se trata de un software específico que permite saber cómo se comportará un mecanismo ante determinadas variables y –lo que es mejor- optimizarlo para lograr mejorar su funcionamiento.

El trabajo es el resultado de investigadores del Conicet y la Universidad Nacional del Litoral (UNL) y fue realizado en el Centro Internacional de Métodos Computacionales en Ingeniería (CIMEC-INTEC), en conjunto con otros centros de investigación del mundo, en un proyecto subvencionado por la Unión Europea.

“El objetivo es hacer programas de computación que permitan sintetizar y concebir mecanismos que posean partes flexibles, como en este caso, la de los aviones”, explicó el doctor Alberto Cardona, sosteniendo en su mano un disyuntor que había sido probado con el programa de computación que ellos crearon en las instalaciones del CIMEC, en el Parque Tecnológico Litoral Centro.

Pero en realidad ése es nada más que un ejemplo muy pequeño de lo que puede hacer el software, capaz de optimizar el funcionamiento de los trenes de aterrizaje o los cierres de compuertas de un avión.

Aplicaciones

“Los constructores de aviones son grandes consumidores de este tipo de herramientas”, contó Cardona, en referencia a las potencialidades del software desarrollado. En este sentido, dijo que hay prototipos del software que están siendo probados por empresas de aviación: “Alenia está trabajando en el diseño de mecanismos de trenes de aterrizaje, y otros para cambiar la configuración de la forma de las alas de los aviones. Otra empresa está usando el software para evaluar los mecanismos que controlan las álabes”, pequeñas “alas” ubicadas dentro de la turbinas, que cambian de orientación en función de las condiciones de funcionamiento.

Concebido para la industria aeronáutica, el programa puede servir también para otras aplicaciones industriales.

“El software es una especie de caja en la que uno puede comenzar a describir, con bastante generalidad, qué es lo que se desea para lograr un resultado. La herramienta no está ceñida a una aplicación específica”, dijo Cardona.

El proyecto

El trabajo estuvo subvencionado por la Unión Europea. El CIMEC participó dentro de un consorcio también integrado, entre otras, por la Universidad de Cambridge y reconocidas empresas de aviación, como Alenia (dedicada a la construcción de piezas para aeronáutica), Snecma (turbinas de aviones) y ABB (materiales y componentes eléctricos y electrónicos).

En este caso, se pensó en especialidades complementarias capaces de sacar el mayor provecho posible al trabajo, que funciona casi “en cadena”. El CIMEC –por ejemplo- prepara un software que luego es probado por alguna de las empresas.

“Las empresas que participan del proyecto los ensayan, nos dicen si algo no anda, y vuelve de nuevo a nosotros. De esa manera, nos ayudan a validar que el correcto funcionamiento del software”, explicó el investigador.

Durante meses el software que “fabricó” el CIMEC fue probado por las empresas, y eso les permitió perfeccionar la herramienta. “Resulta interesante participar con empresas que hacen ingeniería de muy buen nivel, y poder responder a sus necesidades tanto desde el punto de vista técnico como en relación a los tiempos”, resaltó Cardona. “En las universidades no siempre sabemos adaptarnos a los tiempos de la industria y éste es un claro ejemplo de que se puede hacer”, concluyó.