A pesar de que el 50% de los medicamentos que hoy se utilizan en medicina tienen un origen vegetal, sólo han sido estudiadas entre el 5% y el 10% de las plantas que existen en la Tierra en búsqueda de compuestos bioactivos, destacó la doctora Silvia Moreno, en una charla brindada en la Jornada de Puertas Abiertas realizada en el Instituto Leloir.
(12/9/07 – Agencia CyTA-Instituto Leloir. Por Laura García Oviedo) – En la historia abundan los ejemplos sobre los efectos medicinales de las hierbas y otros vegetales, pero hoy pocos parecen recordar que las plantas son una fuente de múltiples drogas que ayudan a tratar desde un simple dolor de cabeza hasta enfermedades como el cáncer. Pero lo son, y los científicos están tras los rastros que permitan descubrir nuevos medicamentos que se sumen a la larga lista que ya existe en la actualidad.
“El 50 % de los medicamentos empleado en la clínica actual proviene de vegetales como las plantas, las algas y los hongos”, enfatizó la investigadora Silvia Moreno durante una exposición sobre el tema realizada el viernes 7 de septiembre pasado, en la “Jornada de Puertas Abiertas” que realizó la Fundación Instituto Leloir (VER RECUADRO).
La directora del Laboratorio de Bioquímica Vegetal de ese centro de investigación de Buenos Aires agregó: “Esto se debe a que los vegetales generan una gran cantidad de moléculas con actividad farmacológica, también llamadas compuestos bioactivos porque actúan sobre organismos vivos”.
En la actualidad la doctora Moreno es la responsable de un proyecto que tiene como principal objetivo aislar y caracterizar moléculas a partir de extractos de plantas aromáticas y medicinales cultivadas en la Argentina. La idea es aplicar ese conocimiento a la medicina y la alimentación humana, pero además se trata de desarrollar un emprendimiento científico–tecnológico en ese campo. La iniciativa es subsidiada por la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica.
La especialista remarcó que en la búsqueda de compuestos bioactivos hasta ahora se han evaluado entre el 5% y el 10% de las especies vegetales que existen en la Tierra. En otras palabras, en el 90% de las especies vegetales que aún nunca han sido evaluadas científicamente podría estar esperando alguna nueva revolución farmacéutica.
Drogas vegetales
El uso medicinal de las hierbas se registra en la historia desde el Antiguo Egipto (3000– 1900 a.C.). “En la farmacia egipcia clasificaban a las plantas en tres tipos: las que causaban enfermedades, las que mataban y las que curaban”, destacó Moreno a una audiencia compuesta por curiosos de todas las edades, sobre todo alumnos de colegio secundario y sus profesores, que poblaron el Instituto Leloir el viernes 7 de septiembre.
En los tiempos del padre de la medicina moderna, Hipócrates de Cos (500 – 400 a.C.), ya se utilizaba la corteza del sauce, en forma de infusión, para el tratamiento de la fiebre y el dolor. Durante la Edad Media y hasta el siglo XVIII la corteza de sauce dominó el campo de los analgésicos, hasta que en ese siglo cedió terreno ante el opio.
Sin embargo, fue recién a mediados del siglo XIX cuando se realizó el “invento del siglo”: la síntesis química del ácido acetilsalicílico derivado de la corteza del sauce, y nació lo que hoy se conoce como aspirina. “Hoy se consumen 2.500 aspirinas por segundo en el mundo”, dijo Moreno, al referirse al alcance que hoy tiene esa droga.
El relato de cómo se promocionó el lanzamiento un derivado de la morfina, que proviene de la planta de amapola Papaver somniferum, generó sorpresa en la audiencia. Los laboratorios Bayer comercializaron bajo el eslogan de “un remedio no adictivo contra la tos” a ese derivado, la heroína. Luego, claro está, se descubrió el error.
Ayuda en la dieta
La quinina para tratar la malaria, que fue extraída del árbol Cinchona pubescens; y la famosa penicilina, que proviene del hongo con propiedades antiobióticas Penicillium notamum, son otros ejemplos de que los vegetales son una fuente increíble de medicamentos. “El descubrimiento de la penicilina en 1929 por Alexander Fleming, quien recibió el Nobel de Fisiología y Medicina en 1945 por ese hallazgo, fue una revolución en la industria farmacéutica, y marcó un antes y un después en la historia de la medicina”, remarcó la experta.
En la actualidad, cada vez hay más drogas derivadas del mundo vegetal como los compuestos utilizados en quimioterapia, la vincristina y el taxol, y muchos de sus derivados creados a través de la síntesis química (en laboratorio) para prevenir, diagnosticar y tratar enfermedades. Entre otras la digoxina, ha resultado ser muy eficaz para el tratamiento del corazón.
De todas maneras, aún restan varios problemas a resolver, ya que surgen cepas de microorganismos causantes de enfermedades que son resistentes a los antibióticos actuales; y muchos de los medicamentos sintéticos generados si bien son eficaces contra la enfermedad producen efectos secundarios negativos.
Por esas razones, la doctora Moreno remarcó que hay que recordar que cuando se desarrolla una nueva droga se necesitan muchos pasos de control para asegurar su eficacia y seguridad. Son estudios que llevan varios años, pero que finalmente dan sus frutos. Casi como un vegetal.
RECUADRO
LA CIENCIA CON LAS PUERTAS ABIERTAS
(12/9/07 – Agencia CyTA-Instituto Leloir. Por Laura García Oviedo) – Una vez más la Fundación Instituto Leloir abrió sus puertas para que los curiosos de todas las edades pudieran “meter las narices” en los laboratorios donde se están desarrollando investigaciones de punta. Terapia génica, células madre, y plantas con componentes bioactivos fueron sólo algunos de los temas que los científicos expusieron durante la “Jornada de Puertas Abiertas” que realizó este centro de investigaciones a comienzos de septiembre.
Alrededor de 1200 personas recorrieron las diferentes áreas de investigación, y pudieron escuchar charlas de especialistas. “Viaje al interior de nuestro cerebro”, “¿Para qué sirven las proteínas?”, y “El tiempo vuela… de ritmos, moscas, humanos y otras yerbas”, son algunos de los títulos de las exposiciones que cautivaron a la audiencia.
“Ustedes deberían hacer esto más seguido”, se escuchó decir a una señora de unos 60 años. Y no era la única que lo expresó. Una chica de 14 años acompañada por su mamá contó que ella había comenzado a interesarse por la ciencia por un club de ciencia que había en su escuela, y desde entonces no se pierde la Jornada anual de Puertas Abiertas del Instituto Leloir.