Velar por la seguridad de los medicamentos de uso pediátrico es el mensaje de una publicación de la Organización Mundial de la Salud (OMS). El informe formula una serie de recomendaciones para garantizar el acceso de los niños a medicamentos de calidad que sean seguros y eficaces. El doctor Leonardo Vázquez, jefe de la División Pediatría del Hospital General de Agudos “Dr. Juan A. Fernández”, opina sobre esta realidad.

(05/10/07 – Agencia CyTA-Instituto Leloir. Por Bruno Geller) – De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) no son pocos los casos en que se administra a los niños medicamentos que se han puesto a prueba sólo en adultos y que no han sido oficialmente aprobados para uso pediátrico. Tampoco son escasos los efectos adversos encontrados a causa del suministro de fármacos cuyo diseño y tamaño no se adecuan al organismo de los niños.

Esos y otros problemas detectados han llevado a la OMS a publicar Promoviendo la Seguridad de los Medicamentos para los Niños, un informe que ofrece un panorama general del problema y que propone soluciones para abordar de forma óptima los efectos perjudiciales de los medicamentos en los niños.

Los expertos que elaboraron el informe afirman que es necesario establecer una estrecha colaboración entre los gobiernos, las autoridades normativas, las instituciones de investigación y la industria farmacéutica a fin de garantizar la seguridad de los medicamentos destinados a los niños.

“Necesitamos aprender más sobre la manera en que los organismos de los niños reaccionan a los medicamentos para que podamos mejorar la salud infantil a escala mundial. Por eso es extremadamente importante mantenerse al corriente de los posibles efectos colaterales de los medicamentos en las poblaciones infantiles. Ello permitirá salvar vidas y acumular una base de conocimiento para el futuro”, puntualizó el doctor Howard Zucker, subdirector general de la OMS en el área de Tecnología de la Salud y Productos Farmacéuticos.

Algunos casos

Un comunicado de prensa de la OMS señala que “la falta de disponibilidad de formulaciones pediátricas apropiadas obliga a los proveedores de asistencia sanitaria a recurrir a la administración de porciones de comprimidos aplastados o disueltos, o del polvo contenido en una cápsula, sin ninguna indicación específica de la dosificación necesaria”. Sin embargo, esas dosis pueden ser perjudiciales para los niños.

El informe de la OMS alerta sobre la importancia de que los medicamentos de uso pediátrico tengan un formato o una estructura apropiados para el destinatario. Una prueba de las consecuencias que este hecho pueden originar es lo sucedido en Etiopía, a comienzos de 2007, cuando cuatro niños menores de 36 meses murieron asfixiados por no haber podido tragar comprimidos de albendazol. Esa presentación del fármaco se utilizó durante una campaña terapéutica destinada a reducir las tasas de infección provocadas por los helmintos, una variedad de gusanos que parasitan el intestino de los seres humanos.

Programa de Vigilancia Farmacéutica

Para el doctor Leonardo Vázquez, jefe de la División de Pediatría del Hospital General de Agudos “Dr. Juan A. Fernández”, “la propuesta de la OMS de publicar oficialmente una ´Lista Modelo de Medicamentos Pediátricos Esenciales´ es muy atinada dado que va a obligar a un mayor control y cuidado del uso de medicamentos en la infancia”.

Además del informe de la OMS que se centra en los medicamentos para niños, Vázquez, que también es docente de Pediatría en la Universidad Nacional de Buenos Aires, opina: “Sería ideal que el Programa de Vigilancia Farmacéutica Internacional que promueve la OMS, y que cuenta con casi cuarenta años de vigencia, pudiera aplicarse prácticamente en todos los países del mundo”.

Ese programa, que se desarrolla en cerca de 86 países, consiste en identificar lo más pronto posible las “señales” de un medicamento referidas a problemas relacionados con su seguridad. La OMS define esas “señales como “la notificación de una posible relación causal entre un medicamento y un evento adverso” que no se haya detectado anteriormente.

Las notificaciones sobre reacciones adversas a los fármacos son enviadas por los centros nacionales de farmacovigilancia al Centro Colaborador de la OMS para la Vigilancia Farmacéutica Internacional, situado en Uppsala, Suecia. Los informes quedan registrados en una base de datos que contiene más de 3.5 millones de registros. La idea es que esa información sea consultada por las autoridades de cada país a fin de proteger la salud de las personas. En Argentina

En el país, desde que fue creada la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT), el control sobre fármaco-vigilancia ha sido más ordenado, opina Vázquez.

En 1994, la Argentina se integró al Programa de Vigilancia Farmacéutica Internacional y es precisamente la ANMAT el organismo que envía a la base de datos de Uppsala las notificaciones sobre reacciones adversas a determinados fármacos.

“La ANMAT informa de manera permanente sobre el uso permitido o la restricción de alimentos, medicamentos o elementos que tengan que ver con la tecnología médica”, explica Vázquez y agrega: “Los médicos, posiblemente por las numerosas actividades superpuestas que realizan en la mayoría de los casos, no tienen la oportunidad de estar lo suficientemente informados sobre estos temas de vigilancia medicamentosa”.

En esa dirección, Vázquez sostiene que con la facilidad de acceso a la información que brinda Internet en la actualidad, “somos los médicos los que tendríamos que aprender a sistematizar ese conocimiento sobre los efectos de los medicamentos en la salud de la población.”

Para Vázquez la educación y la responsabilidad de la población es otra de las tareas pendientes: “Es necesario trabajar seria y permanentemente sobre la no conveniencia de automedicarse, tanto en adultos como en niños. La única manera de lograrlo es a través de la educación sanitaria de la población. La venta libre en las farmacias, prácticamente de cualquier medicamento, la propaganda televisiva y la disponibilidad de fármacos en lugares de expendio como kioscos o supermercados, dificulta esta situación”.

“Es frecuente escuchar decir a los padres ’yo tomo cualquier medicamento sin ir al médico, pero con mis hijos no lo hago’. Como actitud es loable, pero no justificable. Las vidas no se valoran por la edad. El adulto, educado sanitariamente, transmitirá a su descendencia conceptos y ejemplos útiles para su vida futura”, concluye Vázquez.