Una investigación de la Universidad de Texas revela que la tuberculosis sería una enfermedad mucho más antigua de lo que se creía. La evidencia fue encontrada en un fósil de Homo erectus de 500 mil años en Turquía.
(19/12/07 – Agencia CyTA-Instituto Leloir. Por Alejandro Manrique) – La mayoría de los científicos cree que la tuberculosis emergió hace varios miles de años atrás, pero una nueva investigación de la Universidad de Texas en Austin (Estados Unidos) revelaría que la evidencia más antigua de la enfermedad fue encontrada en un fósil de la especie humana “Homo erectus” en Turquía.
El descubrimiento del nuevo fósil humano, de alrededor de 500 mil años, apoyaría la teoría de que la gente con piel de color oscura que migra desde latitudes tropicales hacia el norte, produce menos vitamina D, que puede afectar de manera adversa el sistema inmune y el esqueleto.
El profesor de antropología John Kappelman, de la Universidad de Texas, es el líder de un equipo internacional de investigadores de los Estados Unidos, Alemania y Turquía, que publicó su hallazgo en American Journal of Physical Anthropology del 7 de diciembre. La Fundación Leakey y el Consejo de Investigaciones Científicas y Técnicas de Turquía financiaron la investigación.
Antes de este descubrimiento en el oeste de Turquía, la más antigua evidencia de tuberculosis en los humanos se encontró en momias de Egipto y Perú que datan de varios miles de años.
Los paleontólogos han dedicado décadas en Turquía a la búsqueda de restos fósiles del Homo erectus, que se cree que fue la primera especie humana en emigrar desde África. Después de trasladarse a territorios más septentrionales esta especie se tuvo que adaptar a climas estacionales y variados.
Los investigadores identificaron la especie del Homo erectus como la de un hombre joven, de acuerdo con las características de su cráneo, formación de senos maxilares y el tamaño de sus globos oculares. También encontraron una serie de pequeñas heridas marcadas en el hueso del cráneo, cuya forma y ubicación son típicas de la tuberculosis por lepto-meningitis, una forma de tuberculosis que ataca las meninges del cerebro y que es causada por lo general por una infección bacteriana.
Vitamina D y sistema inmune
Luego de investigar la enfermedad en la literatura médica, los científicos encontraron que algunos grupos de personas demuestran una tasa de infección superior, entre ellos los conscriptos de Senegal que prestaron servicio en el ejército francés durante la Primera Guerra Mundial. El equipo de investigadores identificó dos características comunes entre las comunidades estudiadas: un camino de migración desde latitudes tropicales hacia regiones templadas en el norte, y el color más cobrizo de su piel.
La gente con piel oscura produce menos vitamina D porque la melanina, pigmento natural existente en la piel humana que determina el color, bloquea la luz ultravioleta. Y en los individuos que viven en áreas con bajos niveles de radiación ultravioleta, como Europa, el sistema inmune puede verse comprometido.
Es muy factible que el Homo erectus tuviera piel oscura porque se desarrolló en los trópicos, explicó Kappelman. Después que la especie se trasladó al norte, tuvo que adaptarse a climas más estacionales y no tan cálidos. Los investigadores especulan que el cuerpo del hombre joven producía menos vitamina D que la necesaria y esta deficiencia debilitó su sistema inmune, abriendo la posibilidad que padeciera tuberculosis.
Según Kappelman, el color de la piel representa una de las más elegantes adaptaciones de la biología. “La producción de vitamina D en la piel sirve como una de las primeras líneas de defensa contra muchas infecciones y enfermedades. La deficiencia de vitamina D se asocia a la hipertensión, la esclerosis múltiple, las enfermedades cardiovasculares y el cáncer”.
Antes que los antibióticos fueran inventados, los médicos trataban la tuberculosis enviando a los pacientes a sanatorios, donde se les prescribía tomar sol por largos períodos de tiempo. “Nadie sabía la razón por la cual tomar sol era una parte integral del tratamiento, pero funcionaba”, dijo Kappelman. “La investigación reciente sugiere que la radiación ultravioleta reactivaría vigorosamente el sistema inmune de los pacientes al incrementar la producción de vitamina D, que ayudaba a curar la enfermedad”, concluyó.
La tuberculosis, entonces, habría surgido antes que la malaria o la peste, y los antiguos homínidos afectados posiblemente la transmitieron al mundo en las oleadas de migración humana fuera de África.