Las anémonas marinas son organismos del reino animal que parecen plantas pero que están lejos de serlo: tienen un sistema nervioso primitivo, tentáculos y hasta boca. Científicos argentinos descubrieron que dos de las especies que se hallan en la costa rocosa de Mar del Plata constituyen en realidad una única especie, inofensiva para el ser humano.

(16/01/08 – Agencia CyTA_Instituto Leloir. Por Laura García Oviedo) – Eran consideradas dos especies diferentes, pero un trabajo realizado por científicos argentinos demostró que se trata de la misma. Las anémonas que fueron estudiadas –que, a pesar de su aspecto vegetal, son animales marinos– pueden observarse en la costa bonaerense de la Argentina, y cualquier persona que camina en la playa puede encontrarlas cuando baja la marea.

“Nuestra investigación contribuye al conocimiento de la biodiversidad de nuestros ecosistemas marinos, especialmente la zona rocosa intermareal, es decir el área que queda descubierta cuando baja la marea”, dijo a la Agencia CyTA el biólogo marino Fabián Acuña, uno de los autores del trabajo publicado en la revista Hidrobiologia.

“Viven en la zona intermareal y se las suele encontrar en playas que tengan rocas o sustratos duros, como por ejemplo en Waikiki al final del balneario de Punta Mogotes. Por lo tanto es fácil de encontrar por cualquier persona que camine por esa zona”, dijo el especialista, quien agregó que esta clase de anémonas es inofensiva para el ser humano.

Las especies que Acuña estudió con su equipo se llaman Aulactinia reynaudi y Aulactinia marplatensis, y pertenecen a la familia Actiniidae, cuyos miembros son las anémonas marinas más conocidas. Los investigadores explican que distinguir a los integrantes de esta familia es difícil por su gran variedad de rasgos.

¿Dos o una?

La anémona Aulactinia reynaudi, con tentáculos de color rosa o fucsia, fue clasificada en 1857. Más de un siglo después, un biólogo argentino llamado Mauricio Zamponi descubrió en 1977 un tipo similar de anémona y la denominó Aulactinia marplatensis; una de sus características que llamaban la atención era el color blanco de sus tentáculos. Las diferencias en su anatomía externa e interna llevaron a que se clasificaran como especies diferentes.

Sin embargo, la caracterización morfológica y molecular de las muestras recolectadas en el reciente trabajo de campo demostró que esas diferencias resultaban ser insuficientes para clasificarlas separado.

La sospecha de que las dos especies eran sólo una surgió cuando Fabián Acuña finalizó su tesis doctoral. Ese trabajo consistió en el estudio de la ecología de varios organismos, incluidas las dos Aulactinia.

“Los resultados de la investigación me sorprendieron ya que la ecología y otros aspectos como la alimentación y la biología reproductiva eran muy similares. Eso me llevó a postular la hipótesis que podrían ser en realidad una sola especie. En las conclusiones de mi tesis mencioné también la necesidad de realizar estudios moleculares para aclarar la cuestión”, dijo.

Una idea “especial”

La oportunidad de hacer la investigación en mayor profundidad surgió en la “VII International Conference on Coelenterate Biology”, realizada 2003 en la Universidad de Kansas, en los Estados Unidos. Acuña participó en la conferencia junto a la especialista argentina Adriana Excoffon, coautora del trabajo, invitados por la National Science Foundation (NSF).

Allí conocieron al argentino Daniel Martínez –que reside en Estados Unidos–, experto en filogenia molecular de cnidarios, un grupo zoológico que comprende organismos como las anémonas de mar, las medusas y los corales, entre otros. Fue entonces cuando se decidió hacer el trabajo en colaboración.

El equipo estuvo integrado por los tres científicos argentinos y un colega estadounidense, Spencer McKinstry. La observación in situ y la colecta de muestras se realizó entre 2004 y 2005. Los lugares elegidos para hacer el trabajo de campo fueron Punta Cantera –en Mar del Plata– y Santa Clara del Mar, en la provincia de Buenos Aires.

En 2006 Acuña visitó el laboratorio de Martínez, en el Pomona College, en Claremont, California. Allí compararon los resultados de los estudios morfológicos realizados en Mar del Plata con los resultados de los análisis moleculares obtenidos en los Estados Unidos. La conclusión fue contundente: se trataba de una sola especie.

Si bien en principio la ahora unificada anémona no tiene importancia comercial, Acuña destacó que en el futuro podrían descubrirse aspectos de su biología que podrían tener algún tipo de aplicación en áreas como la farmacología.

¿El nombre que le quedó? Los científicos sugieren mantener la denominación asociada a la ciudad feliz: Aulactinia marplatensis.

RECUADRO

¿QUÉ ES UNA ESPECIE?

(16/01/08 – Agencia CyTA_Instituto Leloir) – La biología identifica a los seres vivos en grupos mediante un sistema de clasificación jerárquica. Reino, subreino, clase, orden, familia, género y especie son las categorías principales, en ese orden.

Los biólogos buscan una clasificación detallista. Por ejemplo, las familias se dividen en géneros, que a la vez se clasifican en especies por sus diferencias morfológicas y moleculares.

Existen varias definiciones de esta categoría. Theodosius Dobzhansky y Ernst Mayr a mediados del siglo pasado la describieron como “un grupo natural de individuos que pueden cruzarse entre sí, pero que están aislados reproductivamente de otros grupos afines”. De todos modos, en la actualidad se estudian las especies mediante exámenes genéticos y la observación in situ de los rasgos específicos de cada población.