Expertos reunidos en un encuentro auspiciado por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), debatieron en Tailandia, sobre el alto potencial nutritivo que tienen cientos de especies de insectos. También destacaron el desarrollo económico y comercial que podría generar la cría y venta de insectos para consumo humano.
(22/02/08 – Agencia CyTA-Instituto Leloir. Por Bruno Geller) – Dado que los insectos pueden ser una fuente importante de proteínas, vitaminas y minerales en la dieta de las personas, en la ciudad tailandesa de Chiang Mai, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y la Universidad de la ciudad citada realizaron un seminario para debatir sobre el potencial nutricional que ofrecen numerosas especies de insectos.
Es sabido que los insectos son altamente nutritivos y que algunos tienen tantas proteínas como la carne y el pescado. De acuerdo con lo manifestado por estos expertos, podrían generar ingresos y empleos a la población rural que se ocupe de su captura, cría, tratamiento, transporte y comercialización.
Patrick Durst, Oficial Superior Forestal de la FAO, señaló: “Sorprendentemente, se sabe muy poco acerca de los ciclos biológicos, la dinámica de población, y el potencial comercial y de gestión de gran parte de los insectos forestales comestibles”. A su entender, sería recomendable aprovechar el notable conocimiento de los insectos y de su gestión que posee la población tradicional establecida en los bosques.
Si bien en Inglaterra existe un pequeño segmento de clientes que compra hormigas cubiertas con chocolate importadas de Colombia como un bocado exótico, en otras latitudes del planeta “los insectos se consumen de forma ocasional, como ‘alimento de emergencia’ para evitar la inanición”, revela un comunicado de prensa de la FAO.
Escarabajos, hormigas, abejas, avispas, saltamontes, grillos, polillas y mariposas, son algunos de los 527 insectos diferentes consumidos de forma habitual en 36 países de África, al igual que en 29 países de Asia y en 23 en América. Por ejemplo, en Tailandia, donde se celebró el encuentro, se consumen casi 200 tipos diferentes de especies que se pueden comprar no sólo en la capital, sino en todo el país.
Respecto del potencial comercial que podría generar el negocio de los insectos para consumo humano, Pablo E. Shilman, investigador argentino especializado en comportamiento y fisiología de insectos de la Universidad de California en San Diego (EstadosUnidos) destaca que “criarlos aseguraría un suministro constante y confiable, tanto en cantidad como en calidad, por ejemplo, libre de insecticidas”.
“Que no se coman insectos en muchas sociedades es una cuestión meramente cultural”, afirma Pablo E. Schilman, “La misma gente que desestima los insectos come crustáceos como los camarones y las langostas de mar, a los que consideran un manjar. Es curioso porque los insectos y los crustáceos son artrópodos que poseen muchas características en común, como su esqueleto externo y en algunos casos, su sistema respiratorio formado por traqueas (tubos)”.
Los expertos reunidos en Tailandia resaltaron la importancia que tienen los insectos como recurso alimentario y destacaron que su explotación sostenible puede generar desarrollo económico en la región Asia-Pacífico. Para Durst, “existen oportunidades de mejora en el envasado y la comercialización, de manera de conseguir que los insectos comestibles resulten más atractivos a los compradores tradicionales y ampliar así, el mercado a nuevos consumidores, especialmente los de las zonas urbanas”.