Especialistas de la UNL evalúan métodos analgésicos para ayudar a la recuperación posoperatoria. Sumando la medicina para el dolor a técnicas quirúrgicas menos invasivas, se optimiza la recuperación del paciente.
(26-03-08 – Priscila Fernández – Prensa Institucional UNL) – Científicos de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) investigan cómo potenciar beneficios para que el paciente sufra menos estrés y tenga una recuperación más rápida. A la adopción de nuevas cirugías, agregan tratamientos analgésicos pre-quirúrgicos.
“El estrés no es sólo una cuestión de ánimo, es una reacción del organismo a cualquier afrenta y puede ser físico o psíquico”, sostiene la doctora Marta Bezombe, docente de la cátedra de Patología Humana de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas (FBCB) de la UNL. Basándose en esta premisa, Bezombe dirigió un trabajo de investigación con el fin de demostrar que la administración de analgésicos antes de la cirugía reduce el estrés quirúrgico.
Participaron del trabajo, pacientes a quienes se les extrajo la vesícula a través de una técnica conocida como cirugía videolaparoscópica. Se trata de un procedimiento por el cual se introduce en el cuerpo, un tubo delgado y flexible que lleva en su extremo una luz fría, una cámara de video diminuta y los “mini instrumentos” que el cirujano necesita para realizar la operación.
Menos cortisol
Los pacientes fueron clasificados en dos grupos: los que recibieron analgésico antes de la cirugía y los que no. El medicamento utilizado fue ketorolac, un agente antiinflamatorio no esteroide que inhibe el desarrollo del proceso del dolor. Finalizada la operación, se compararon los niveles de estrés de ambos grupos.
La constatación se hizo a través de la observación de un indicador químico: el cortisol en sangre. Esta es una sustancia que segregan las glándulas suprarrenales como parte de la respuesta del organismo ante una agresión o tensión. “Se demostró que el paciente que había estado tratado con el protocolo de anestesia que incluía un analgésico -para calmar los dolores de la agresión física- antes de la cirugía, mostraba una mejor evolución y menos cortisol posquirúrgico”, afirmó Bezembe.
Para comparar los niveles de cortisol en sangre se hicieron dos extracciones a cada paciente: una 45 minutos antes del ingreso al quirófano y otra 160 minutos después de finalizada la cirugía. Los análisis mostraron que el nivel de cortisol en sangre era más bajo en los pacientes que habían recibido la analgesia previa. Además, una vez pasada la cirugía, el nivel del indicador fue menor al registrado antes de ingresar al quirófano, algo que no se verificó en el grupo sin analgesia.
Por otra parte, el estudio incluyó la realización de una encuesta a cada paciente, realizada por una psicóloga seis horas después de la intervención para constatar las características del dolor experimentado. Finalmente, para conocer cómo fue la reinserción laboral y social de cada persona, fueron consultadas telefónicamente siete días después de abandonar el hospital.
De acuerdo con los resultados, la diferencia fue significativa. Quienes recibieron analgésicos prequirúrgicos sufrieron un menor grado de estrés, sintieron menos dolor y tuvieron una buena recuperación. Esto se tradujo en un mayor bienestar para el paciente y en una vuelta más rápida a las actividades cotidianas.
Ventajas para todos
“En este asunto, hay dos partes: por un lado, el aplicar un sistema no invasivo; y por otro, el mejorarlo con una analgesia previa. Entonces, ante la discusión de si se hace la cirugía tradicional o la videolaparoscópica, hay que comparar costo/beneficio. Las intervenciones quirúrgicas, con métodos actualizados, que implican menos días de internación y un mejor estado del paciente, son más caras”, indicó Bezombe. Sin embargo, destacó que el mayor costo de la técnica laparoscópica es compensado por una internación más corta. “Además, aconsejamos hacer una analgesia previa. Así podemos optimizar la cirugía”, agregó.
A su entender, con la administración de analgésicos, se evita tener un paciente dolorido, con un importante estrés físico, con menos rendimiento en su trabajo; circunstancias que repercuten socialmente, más allá de si tiene un puesto público o privado.
La ventaja de una reinsersión rápida en las actividades habituales es más significativa en aquellas personas que tienen trabajos menos formales. De acuerdo con los datos recogidos en las entrevistas telefónicas posquirúrgicas, las amas de casa y los “cuentapropistas” deben volver a sus actividades más rápidamente que aquéllos que pueden disponer de licencias médicas en trabajos públicos o privados.
La investigación se realizó con pacientes de entre 30 y 55 años internados en la sala de cirugía del Hospital J. B. Iturraspe de la ciudad de Santa Fe. Estuvo a cargo de un equipo interdisciplinario integrado por los bioquímicos Cecilia Botto, Mario Osti, Florencia Walz, Marina Ramat, Luis Beltramino, María Eugenia Cortés; los médicos Daniel Souroujon, Iván Fendrich y Luis María Arriola; y la psicóloga Belén De Pro.