Un ornitólogo, un parapentista y un cineasta realizaron el primer documental sobre el cóndor andino hecho por una productora de la Patagonia. Las imágenes de la región, con sus montañas, lagos y ríos impactan al ritmo del vuelo del cóndor. El abordaje desde una mirada científica, que integra la biología con la aerología, busca develar los secretos de una de las aves más grandes del mundo.
(14/03/08 – Agencia CyTA_Instituto Leloir. Por Laura García Oviedo) – El cóndor planea en el cielo patagónico con una majestuosidad que deja sin habla e incita a la curiosidad. Desde japoneses hasta ingleses han viajado hasta la Patagonia para realizar documentales sobre esa ave. Pero nadie había buscado hasta ahora develar el misterio sobre sus técnicas de vuelo, y cómo se relacionan con su comportamiento. El documental “El Camino del Cóndor”, realizado en su totalidad por una productora patagónica, se zambulle en los aspectos científicos y prácticos de su vuelo de la mano de un ornitólogo y un parapentista.
Cómo utiliza las corrientes de aire para viajar cientos de kilómetros por día, cuáles son sus rutas preferidas y cómo enseña a volar a los pichones son algunos de los interrogantes que guiaron la grabación de la película sobre el cóndor andino. La dirección y la producción del proyecto estuvieron a cargo del realizador experto en naturaleza Christian Holler, de la productora “Al Taco Project” de San Carlos de Bariloche
“La idea de complementar los conocimientos biológicos de Lorenzo Sympson con los aerológicos de Martín Vallmitjana fue tratar de entender el aire donde el cóndor se mueve. De esta forma podemos hacer un mapa de sus rutas, descifrar sus comportamientos y predecir sus movimientos día a día”, contó a la Agencia CyTA Christian Holler por vía telefónica desde la ciudad donde vive, Bariloche.
El cineasta destacó que el documental es a la vez, un trabajo de investigación. “Descubrimos cómo funciona el medio adonde el cóndor se mueve, con lo cual podemos entender mucho mejor sus comportamientos. Esto abre muchas puertas al futuro de la conservación de la especie, ya que se puede aplicar en muchos ámbitos en los que se trabaja en la actualidad”, dijo.
El proyecto pionero comenzó hace un año y medio y llevó seis meses de rodaje. Ahora se está finalizando la etapa de post-producción. El estreno será entre abril y mayo próximo. “Tenemos la meta de que se vea en canales como Nat Geo o Dicovery Networks, y en festivales de cine de montaña, naturaleza y ornitología”, agregó Holler.
Aporte a la conservación
El ornitólogo Lorenzo Sympson es especialista en cóndores y otras aves, como el águila mora. Vive en Bariloche desde hace más de 20 años y ha participado en varios documentales realizados por productoras internacionales. “Me involucré mucho en este proyecto porque quiero compartir la pasión que tengo por las aves, y también porque mi preocupación y la de mi equipo de trabajo es la conservación”, dijo el investigador, que es miembro de la Sociedad Naturalista Andino Patagónica (SNAP) en Bariloche.
El cóndor andino –su nombre científico es Vultur gryphus– existe en los países latinoamericanos que están a los pies de la cordillera de los Andes, de Venezuela a Tierra del Fuego. “En Venezuela y Colombia está prácticamente extinguido. En Perú, Ecuador y Bolivia hay poblaciones en situación de riesgo y en los Andes patagónicos, en Chile y Argentina, se considera bastante saludable”, informó el especialista.
El ornitólogo destacó que en las últimas décadas se produjo un corrimiento de su hábitat hacia la cordillera de los Andes, al menos en Argentina. Antes, se podían observar también en regiones de la Pampa. Si bien en la actualidad hay algunas poblaciones “extra andinas”, como en Córdoba y San Luis, no es lo habitual debido a que rehuye de la presencia del ser humano y de sus actividades.
“Tratamos que los descubrimientos sobre el comportamiento de los cóndores lleguen cada vez a más gente, porque trabajamos bajo la premisa de que uno cuida lo que conoce, y ellos son parte fundamental de nuestro entorno”, agregó Sympson.
¿Un planeador sin motor?
En el documental, la presencia de Martín Vallmitjana funciona como un puente entre la ciencia y el cóndor. El parapentista vuela desde hace más de 10 años, y en la actualidad es una de las “autoridades” a nivel mundial de ese deporte en la Patagonia. Es experto en aerología, un área de la meteorología que estudia las condiciones atmosféricas en diferentes alturas. Su experiencia lo ha ayudado a realizar hazañas como volar desde El Bolsón hasta Bariloche, aprovechando las corrientes de aire, sin aterrizar en el camino.
“Los cóndores viven alrededor de 60 años y sus pichones comienzan a aprender a volar alrededor de los ocho meses. Como no tienen cuerdas vocales, los padres enseñan a sus hijos mediante gestos. Y esto es algo que yo aplico con mis alumnos cuando están aprendiendo a volar”, dijo Vallmitjana, quien considera que los cóndores son sus profesores. Y agregó: “Una persona puede aprender a manejar el parapente en seis días, pero para aprender a volar tiene que saber por dónde y cuándo hacerlo”.
El cóndor no aletea como muchos otros pájaros, sino que su fuerte es planear. “Es un planeador, y su único motor es la naturaleza. Sabe cómo elegir el momento del día para volar, y dónde aterrizar”, contó Vallmitjana entusiasmado, y dejando ver su pasión por estar en el aire. Ante la consulta de la Agencia CyTA sobre qué se siente al volar, dijo: “Me doy cuenta de que en este planeta las cosas son más simples de lo que parecen”.
Las imágenes del documental son impactantes, incluso para quienes conocen desde siempre a la Patagonia. Hace pocos días se mostró el avance durante la XII Reunión Argentina de Ornitología, realizada en San Martín de los Andes, y el público quedó en silencio. Y con más curiosidad que nunca.
RECUADRO
HECHOS DEL CÓNDOR
(14/03/08 – Agencia CyTA_Instituto Leloir. Por L.G.O.) –El cóndor andino o Vultur gryphus es miembro de la familia Cathartidae, que es un término derivado de la palabra griega “Kathartes”, y significa “el que limpia\”. Si bien por mucho tiempo los gauchos y los productores rurales pensaban que el cóndor cazaba a las ovejas y por eso se dedicaron a matarlo, en realidad esa ave es carroñera. En otras palabras, come animales muertos, pero no se dedica a cazarlos.
Una de las pruebas que demuestran su inocencia son sus patas. A diferencia de las aves de rapiña, como las águilas y los halcones, el cóndor tiene patas que no sirven para atrapar ni matar presas. Su principal herramienta a la hora de comer es su pico grande y filoso, que utiliza para abrir el cuero de los animales muertos.
Una de las grandes diferencias entre el macho y la hembra es que ellos tienen una gran cresta en su pico y ojos de color marrón. Ellas tienen ojos de color rojizo y un cuerpo más chico. Al nacer, los pichones presentan plumones grises, que van cambiando a medida que se desarrollan: pasan por un plumaje marrón oscuro hasta llegar a las plumas negras y blancas, con su collar blanco alrededor del cuello, que los distingue de otras aves que surcan el cielo.
El cóndor es una de las aves más grandes del planeta: llega a tener una envergadura de más de tres metros. Si se tiene en cuenta que la envergadura es lo que mide un ave cuando tiene las alas desplegadas, desde una punta hasta la otra, uno comprende por qué esta ave es el símbolo de la cordillera de los Andes en todo el mundo.