Los recientes casos de rabia registrados en Corrientes despertaron la necesidad de ampliar la vacunación de los rodeos vacunos. En paralelo, una investigación de la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE) reveló una mayor presencia de los murciélagos transmisores de rabia, así como el fortalecimiento de condiciones que favorecen la reproducción de los vampiros.
(28/04/08 – Agencia CyTA-Instituto Leloir. Por José Goretta – UNNE) – El trabajo, realizado entre diciembre y febrero por la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE), tuvo como radio de acción los departamentos del norte de la provincia de Corrientes, área de dispersión del murciélago Desmodus rotundus o vampiro común, mamífero autóctono que se caracteriza por tener una alimentación exclusivamente hematófaga, es decir, que se nutre con sangre.
Se considera que su sola presencia constituye un problema para la producción ganadera a pequeña escala por la pérdida de sangre, complicaciones de las heridas y transmisión del virus de la rabia que afecta y disminuye la población de ganado.
La primera semana de abril se registró la aparición de un foco de rabia en cercanías de Itatí, ciudad ubicada a 68 km de la capital correntina, lo que motivó la realización de las correspondientes campañas de vacunación obligatoria.
Si bien el bloqueo del foco mediante vacunación constituye una medida apropiada, este tipo de actividad no interfiere en la circulación normal del virus de la rabia entre los murciélagos, ya que justamente es el vampiro el que está haciendo circular el virus, y sobre el cual no se registra ninguna actividad para impedir que ello suceda.
Justamente, hacia el control y el seguimiento de murciélagos apuntó el trabajo de la UNNE, realizado por el Voluntariado del departamento de Salud Pública de la Facultad de Veterinaria. Dicha tarea posibilitó detectar un mayor índice de presencia de este tipo de animales comparado con otros años. Se identificaron algunos \”puntos calientes\” de la presencia vampírica en diversos parajes de la provincia. Berón de Astrada es la zona más afectada.
\”Hay mayor acción vampírica, lo que se observa en la cantidad de animales mordidos, así como los nichos o hábitat de murciélagos hematófagos\” explicó Omar Botinelli, director del equipo de trabajo.
Comentó que hay tres condiciones que favorecen una mayor presencia del murciélago en la zona norte correntina. Una es la abundancia de animales, por ser una geografía casi exclusivamente ganadera o agroganadera. Además, hay una gran cantidad de animales domésticos, todos ellos potenciales víctimas del murciélago.
Otro factor es la cantidad de refugios artificiales que encuentra, como casas abandonadas en medio del campo, pozos o aljibes de agua, o viejas estructuras con lugares oscuros y húmedos. A esto se suma el hecho de que la gente elimina sus posibles predadores como ser la comadreja, zorros, lechuzas o víboras.
Al respecto, Botinelli explicó a la Revista Ciencia y Técnica que así como los vampiros son causales de propagación de la rabia paresiante, la rabia es hoy por hoy la única que le pone coto a la presencia de vampiros.
La investigación destaca asimismo que para muchos, el principal efecto de la presencia de murciélagos es la rabia. Sin embargo las mordeduras vampíricas, aunque no tengan el virus de la rabia, debilitan al ganado y les acorta la vida. Además, en caso de animales con fines comerciales o alimenticios, perjudica la calidad de su carne, leche o engorde. \”El virus de rabia se registra cada tanto, pero los murciélagos están siempre\”, destacan.
La gran mayoría de los animales afectados pertenece a propietarios considerados como \”pequeños productores\” de la zona norte con 1 ó 2 equinos, 4 ó 5 vacas y algunos cerdos.
Esto ocurre, explica el especialista, porque al ser campos pequeños los animales están más cerca de los recovecos donde habitan los murciélagos. \”Los murciélagos hacen una vida de poco esfuerzo. En muchos casos, viven por años en el mismo lugar, como ser un establo donde tienen aseguradas comida y agua\”.
\”Pudo observarse el excelente estado de salud que tienen y hasta la pulcritud con que se presentan; pues, en general, se los ve libres de parásitos. Es así porque tienen alimentos y agua en abundancia y de cercana accesibilidad\” sostiene.
Del trabajo se desprende un desconocimiento de la población sobre la actividad de los murciélagos. Muy a menudo no saben diferenciar un vampiro de otros murciélagos de la zona que son herbívoros o insectívoros.
Más grave aún es el hecho de que gran cantidad de pobladores rurales ignoran el riesgo que significa convivir en un área donde la presencia de vampiros es permanente. Ante una eventual circulación de rabia, se exponen a posibles mordeduras y al contacto con animales enfermos al intentar asistir al ganado suministrando medicación o elementos por vía oral.
Además, en la región, hay registros de que ante la presentación de la sintomatología de la rabia en el ganado, los pobladores reconocen que ese estado los llevará irremediablemente a la muerte, por lo que ante la posibilidad de la pérdida del animal y su carne, proceden a faenarlos para su consumo.
Los dos últimos casos de rabia humana registrados en la Argentina se produjeron por haber estado en contacto o recibido la mordedura de vampiros. Fueron en Isla del Cerrito, Chaco, en 1997; y en San Luis del Palmar, Corrientes, en 2001. Ambos fallecieron por no haber recibido atención sanitaria a tiempo.
En el marco del trabajo de vigilancia epidemiológica y control del vampiro, se han iniciado contactos con pares del Paraguay a efectos de una mejor adopción de las medidas correctivas, teniendo en cuenta la circulación de los murciélagos transmisores de un lado a otro del río Paraná. En esa línea, ya se viene trabajando con el Chaco.