“Cielo abierto”, una película que registra la resistencia de los pueblos riojanos frente a la explotación minera fue proyectada en el Instituto Goethe de Buenos Aires el 20 de junio. A su término, representantes de los participantes de las asambleas de Famatina y Chilecito dialogaron con un público atónito por el tenor de las denuncias.
(30/06/08, Agencia CyTA, Instituto Leloir. Por Cristina Gozzi) – Cuando el cineasta argentino Carlos Ruiz obtuvo una beca del Fondo Nacional de las Artes para escribir un guión ficcional sobre Facundo Quiroga – un gran defensor del oro del Famatina -, la situación imperante en La Rioja lo convenció de hacer un film. Los avatares de la explotación minera se habían convertido para entonces en su “leit-motiv”. Y decidió documentar esa historia, que fue proyectada el 20 de junio en el auditorio del Instituto Goethe de Buenos Aires.
La película narra que a partir de los años 90, América Latina se convirtió en un polo de atracción para la industria minera en gran escala. Así fue que, seducidas por legislaciones ambientales inexistentes o que no se aplican y contratos permisivos que recuerdan a los métodos de extracción de la corona española en Potosí, empresas multinacionales irrumpieron en el paisaje del continente.
“Con ello se inició un proceso de saqueo de los recursos naturales que, a la luz del próximo Bicentenario, no hace más que renovar los aires de conquista y mostrar su contraparte: la miseria de América Latina”, sostienen los riojanos involucrados en este conflicto.
“Bajo el discurso de la inversión extranjera y el progreso para todos mediante la generación de empleo, se ocultó una verdad que ahora padecen no pocos pueblos de la Argentina. Nadie predijo que los métodos de extracción de las mineras (dinamitar las vetas en gran escala, utilizar cianuro para separar el metal de la piedra y luego lavarla con excesivas cantidades de agua) convertiría a las áreas en cuestión en un paisaje definitivamente lunar, no recuperable para ningún fin humano”, reza el folleto entregado por el Instituto, que organizó el encuentro conjuntamente con el Grupo de Estudios de los Movimientos Sociales de América latina (GEMSAL) del Instituto Gino Germani de la UBA.
Lo cierto es que hoy, “alrededor de treinta empresas mineras están operando a lo largo de la cordillera argentina sin que se tenga en cuenta la contaminación de las aguas que alimentan a poblaciones enteras o el abuso de ingentes cantidades de energía que los contratos garantizaron libres de impuestos y regalías”, según denuncia el documental.
Allí se narra la historia de los pobladores riojanos que, alertados por el anuncio de una inminente explotación minera a cielo abierto en el cordón de Famatina, se organizan en asambleas y cortan el paso al campamento de la minera canadiense. Logran echarla, después de conseguir que la legislatura provincial, en medio de una convulsión política y el desplazamiento del gobernador Maza, sancione una ley que prohíbe ese tipo de minería en el territorio provincial.
En la película de Ruiz, se registran las asambleas de Famatina y Chilecito, con las declaraciones de sus más esclarecidos y comprometidos participantes, y se verifican los cambios de opinión de los funcionarios locales, así como la impericia de los funcionarios para dar respuestas que tranquilicen a la opinión pública.
Al fin de la proyección, las actrices “amateurs” y el director estaban sentados en un panel decidido a responder las preguntas de los asistentes. Confesaron que los efectos de la actividad minera en Catamarca -donde hay zonas donde la falta de agua ha hecho estragos en los cultivos -, los movilizó, que la minera está haciendo otro camino y que la situación está “stand-by”.
Si bien el gobierno sostiene que la ley no está vigente, los juristas consultados por los expositores sostienen que hasta tanto no salga otra ley que exprese su derogación, la norma legal tiene plena validez. Por todo lo expuesto, la movilización es cada vez más amplia.
Cabe acotar que el film fue premiado en el Festival Ibero Americano de Cine y video Cinesul 2008 realizado este mes en Río de Janeiro, Brasil.
Durante la larga charla, los expositores recibieron el apoyo de organismos de Derechos Humanos y de los técnicos del INTI que acababan de llegar de Andalgalá (Catamarca) adonde habían ido a analizar la contaminación del agua. Al respecto, cabe acotar que el encuentro también tuvo los auspicios del Programa Calidad de Vida del INTI.
Estos pobladores de La Rioja dejaron bien en claro que para ellos, el agua vale más que el oro, tal como podía leerse en las frases de las etiquetas autoadhesivas que el público pudo llevarse antes de retirarse del lugar.