(12/08/08 – Agencia CyTA-Instituto Leloir- Por María Cristina Chaler) – Los receptores son macromoléculas que se ubican dentro o fuera de la membrana plasmática y tienen como objetivo unirse específicamente a una determinada hormona formando un complejo (hormona-receptor), y así generar una respuesta.
Según el tipo de hormona, el receptor puede estar fuera o en el interior de la célula.
Cuando la hormona es no polar, es decir soluble en grasa, puede atravesar la membrana celular, de modo de unirse a receptores que están en el interior de las células. Este es el caso de los esteroides, la vitamina D, las hormonas tiroideas y los derivados del ácido retinoico.
Las hormonas atraviesan la membrana y una vez dentro de la célula, se unen a los receptores específicos que pueden estar en el citoplasma o unidos al núcleo. Esa unión genera una respuesta y los cambios deseados.
Los receptores de membrana se encuentran en el exterior celular y a ellos llegan hormonas que no son capaces de atravesar la membrana celular, porque su estructura es polar, de modo que son insolubles en sistemas grasos. Cuando los receptores se unen a la hormona (primer mensajero), se producen en ellos deformaciones (cambios conformacionales); y a su vez, esas deformaciones suelen activar enzimas, que catalizan otros cambios o la aparición de pequeñas moléculas (segundos mensajeros), que serán las encargadas de transmitir la señal dentro de la célula.
Hay varios tipos de receptores de membrana:
Los asociados a las proteínas G
Son deformados por la hormona que se acompleja con ellos y este cambio de conformación activa la proteína G que se encuentra en el interior de la célula y que a su vez, estimula a una enzima de membrana que cataliza la formación de moléculas que actúan como segundos mensajeros y provocarán los cambios deseados. Generalmente, este tipo de acciones se producen en cadena.
Los receptores proteína-tirosina quinasa
Estos tienen actividad enzimática en su propia molécula. La unión de la hormona provoca un cambio en la conformación que activa esa capacidad; y se transmiten las señales, sin necesidad de usar otra molécula como intermediario.
En general, podemos decir que la hormona es una pequeña molécula o mensajero químico, que tiene la finalidad de generar determinadas respuestas que cumplen con funciones específicas, que el ser vivo necesita para conservar el estado de salud. Son segregadas por glándulas de secreción interna y transportadas por la sangre o por el espacio entre tejido. Cuando llega al lugar donde se las necesita (tejido diana o blanco) se unen a los receptores celulares internos o externos y generan la respuesta efectora.