Mediciones realizadas por investigadores de la Facultad de Odontología de la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE) encontraron en la capital correntina, variaciones en la fluoración del agua potable por encima o debajo de lo recomendado por las normas sanitarias. Dichas mediciones no se condicen con los monitoreos oficiales de la empresa prestataria, por lo que no se estaría cumpliendo con el fin de prevenir las caries dentales.
(21/8/08 – Agencia CyTA, Instituto Leloir – Por José Goretta – UNNE) – Hace más de medio siglo, la fluoración del agua es un método que contribuye a la prevención de las caries, especialmente en países en vías de desarrollo. Sin embargo, como en todo fármaco, la provisión de flúor debe cumplir con ciertas pautas para lograr los objetivos propuestos. En Corrientes, teniendo en cuenta la presencia de flúor existente en fuentes naturales, la temperatura ambiental media y otros factores, las concentraciones deben estar entre 0,7 partes por millón (ppm) y 1,00 ppm.
Según un informe enviado por la empresa concesionaria del servicio al Departamento de Odontología del Ministerio de Salud provincial, entre enero y junio de 2007 el estado de dosificación de flúor oscilaba entre 0,65 y 0,85 ppm.
No obstante, mediciones realizadas por un equipo multidisciplinario de las facultades de Odontología y Ciencias Exactas determinó fluctuaciones en las concentraciones de flúor que no se ajustaban a los valores recomendados por los programas de prevención de la salud bucal. Dichos estudios se iniciaron en noviembre de 2006 y prosiguieron durante 2007.
En los monitoreos realizados el 9 y 22 de noviembre de 2006, en distintos horarios, con diferentes temperaturas y en varios puntos de la ciudad, como la planta potabilizadora en el Parque Mitre y a 5 km de ella, se registraron indicadores de 0,17 a 0,19 ppm, y sólo en una ocasión, de 0,75 ppm. Fue esa muestra con supuesto déficit en la fluoración. la que motivó a realizar otros monitoreos, que en mayo del año pasado encontraron marcados excesos en la concentración de flúor. De acuerdo con la medición realizada el 8 de mayo de 2007 en distintos horarios y lugares (fuente potabilizadora, a 2 y a 5 km de la planta), los registros de flúor fueron de 1,13; 1,30; 1,57; 1,24 y 1.28 ppm. En otras mediciones realizadas posteriormente, siguieron existiendo variaciones, aunque generalmente, con registros por debajo de los indicadores normales. A esto hay que agregar que desde fines del 2007 a la actualidad, no se estaría fluorando por faltante del producto.
“Nuestros registros muestran diferencias con los efectuados por la empresa proveedora” comentó Julio Lotero, autor del trabajo junto a María Cristina Ojeda, de las Áreas de Farmacología y Preventiva y Social y Comunitaria de Odontología; y Mario Delfino del Área Química Analítica-Análisis Instrumental de Ciencias Exactas.
Para Lotero, la investigación no busca confrontar con los datos de la empresa. “Queremos encontrar una solución al problema en caso de existir”. El profesional explicó que una amplia variación en las concentraciones puede limitar el objetivo que tiene la presencia de este elemento en el agua: la prevención de caries.
La caries y la enfermedad periodontal son consideradas problemas de salud pública que afectan al 95 por ciento de la población mundial. En la ciudad de Corrientes, los indicadores biológicos de salud bucal registran que el 67 por ciento de los niños de 8 años no tienen experiencia odontológica; y que el 64 por ciento presenta caries dentales de distintos grados de severidad. El promedio de dientes cariados a los 6 años es de 4,5. A los 14 años es de 6,4 y ya a los 10 años, hay un promedio de 3 molares permanentes perdidos.
Lotero señaló, además, que de mantenerse las concentraciones por encima de 1,2 ppm, la exposición crónica colocaría a la población ante el riesgo de contraer fluorosis dental. Esta patología provoca como primer indicador del exceso, quebradura de los dientes. Y puede derivar en la fluorosis esquelética, que afecta a los huesos.
Los investigadores pretenden determinar las causas que producen las variaciones en las concentraciones de flúor según el lugar y el horario en las mediciones. De acuerdo con los registros, llegó a detectarse que en un mismo punto, con dos horas de diferencia, la fluoración pasaba de normal a deficitaria. “Podría ser por un producto que no sirve, por problemas técnicos en el sistema de bombeo u otros factores que alterarían el proceso de dosificación o de la dispensación”, señalaron. “Estamos dispuestos a colaborar con las reparticiones pertinentes para encontrar soluciones que permitan que ese recurso tenga el beneficio trazado con un mínimo riesgo y a un costo aceptable para una población cuyas condiciones sociales, económicas y culturales la hacen particularmente vulnerable a las patologías bucales prevalentes”, señaló Lotero.
Según Lotero, la fluoración de las aguas de uso público es considerada como uno de los métodos de mayor impacto positivo en la salud pública. A su entender, los fluoruros tienen valor terapéutico en prevención de caries y se discute su papel en la osteoporosis.
Aclara que si bien la OMS afirma que la fluoración de las aguas es una estrategia eficaz para profilaxis de caries, también sugiere que no se agregue flúor al agua y en su lugar, recomienda la adición de esa sustancia en pastas dentífricas, geles, y alimentos como la leche, sal común de mesa, aguas envasadas y otros productos, con el objetivo de reemplazar la fluoración de aguas de consumo y evitar reacciones adversas en personas que no requieran flúor.
Lotero interpreta que esa recomendación es para los países más industrializados. “En Argentina, donde los indicadores sociales no son equiparables a los de países más desarrollados, el adicionar flúor a través del agua potable sigue siendo la forma más efectiva y niveladora respecto de las clases sociales”, concluye.