Un banco de grabaciones de voces de personas sanas y de otras afectadas por enfermedades como el Parkinson o el cáncer de laringe, entre otros trastornos, está siendo desarrollado en un centro de investigación argentino. Será el único en castellano y permitirá mejores diagnósticos al brindar parámetros de normalidad y alteración medidos en condiciones controladas.
(6-11-08 Agencia CyTA – Instituto Leloir. Por Constanza Dorbez) – En la Argentina, más precisamente en el Laboratorio de Investigaciones Sensoriales (LIS) del Conicet que funciona en el Hospital de Clínicas metropolitano elaboran el primer banco de grabaciones de quienes tienen problemas al hablar como consecuencia de distintas enfermedades, así como de personas sin dificultades. Cuando finalice la compilación en el año 2010, este Atlas permitirá contar con parámetros de referencia para realizar mejores diagnósticos y será el único en castellano en el mundo, disponible sin costo alguno en Internet.
“Alrededor de un 30 por ciento del total de voces ya han sido incorporadas a este banco de datos de alteraciones de la voz y el habla que será el primero en el idioma español. No sólo contiene casos patológicos sino también normales para permitir la comparación”, remarca Jorge Gurlekian, investigador del Conicet y co-director del proyecto.
En este sentido, la licenciada en fonoaudiología Natalia Elisei y becaria de doctorado del Conicet, agrega: “Hasta ahora trabajamos con 70 personas con trastornos de voz y 20 que no presentan problemas de este tipo”. De cada una de ellas se ha tomado una prueba vocal que lleva alrededor de diez minutos de duración, delante de un micrófono en que se leen textos que aparecen en una pantalla. “El examen es muy sencillo y se le pide a la persona que repita las vocales y algunas palabras para poder evaluar las dificultades en la emisión”, describe.
Este material queda grabado en este Atlas multimedia junto con la historia clínica, y una serie de estudios complementarios. Uno de ellos es el espectrograma. ¿De qué se trata? “Es como una fotografía de la voz –compara Gurlekian-, que muestra de una manera gráfica lo que se escucha. Se busca representar la información del habla, de tal manera que se observe la energía, la frecuencia y la duración que son los tres parámetros básicos de la voz humana. Esto lo marca el espectrograma mostrando en colores las distintas intensidades”.
Otro de los métodos de diagnóstico es la imagen estroboscópica que filma con una cámara de video la vibración de la laringe al hablar. La recolección de esta información visual y acústica junto con otros datos claves será accesible on line para la consulta en tiempo real de modo gratuito por parte de especialistas, investigadores y estudiantes, entre otros.
“En otros países del mundo ya existen bancos de datos con características similares y se usan con fines clínicos y de enseñanza pero no hay antecedentes de este tipo en castellano. Estos trabajos son básicos a la hora de determinar valores de normalidad y de alteración. Cualquier nación desarrollada para poder hacer aplicaciones clínicas requiere estas bases de referencia. Son ineludibles para hacer comparaciones realistas”, puntualiza Gurlekian. “Hasta ahora se usan los registros hechos en Estados Unidos”, agrega Elisei.
Desde lesiones mínimas o benignas, como nódulos, hasta problemas severos, como cáncer de laringe o mal de Parkinson, pueden alterar la emisión de sonidos con ronquera o temblor, entre otros. A esta amplia gama de trastornos específicos se suman aquellos casos de quienes por diversas razones exigen de más a su garganta.
“El 25% de la población tiene trabajos que requieren, esencialmente, el uso de la voz y el habla mientras que el 3,29% realiza tareas en las que sus voces se requieren para la seguridad pública, por ejemplo, como reguladores del tránsito aéreo, pilotos y policías. Los síntomas vocales varían de acuerdo con el estado social y ocupacional. Existen profesionales que dependen de sus voces para el empleo, tal como profesores y abogados. Lo que nos lleva a plantearnos que existe una necesidad muy sentida para lograr una base de datos que permita asociar luego los desórdenes de la voz y el habla a otras variables del análisis acústico y perceptual”, indica el proyecto, que cuenta con el aval de la Secretaría de Ciencia y Técnica de la Universidad de Buenos Aires.
Entre los casos que ya forman parte de este banco de grabaciones se encuentran “las disfonías funcionales por mal uso o abuso de la voz, así como alteraciones orgánicas ya sea por reflujo gastroesofágico o parálisis de las cuerdas, entre otras”, relata Elisei.
Casos más significativos
Este Atlas multimedia de consulta pretende reunir casos de trastornos más habituales en la población. “El enfoque es presentar las patologías más frecuentes que se registran. No pretendemos hacer algo inabarcable, pero para aquellas enfermedades que muestran distintos estadios o van evolucionando con el paso del tiempo, la idea es tener ejemplos de cada uno de esos momentos para que sirvan de parámetro y sean de utilidad en la detección precoz”, indica Gurlekian.
Porteño, correntino o mendocino así también como voces de otros países de habla hispana pueden servir para sumarse a este Atlas. No hay distinciones, todos son bienvenidos. “En este estudio los atributos y alteraciones de las vocales se consideran independientes de los dialectos”, grafica Elisei. “En tanto que, las características fonéticas del habla sí dependen de las variantes dialectales de la lengua española”, afirma Gurlekian.
Mientras continúan la etapa de colección, los investigadores del LIS en el Hospital de Clínicas metropolitano aguardan tener concluido el Atlas con las voces más representantivas de perturbaciones del habla hacia el 2010, pero esto no implica que la tarea se detenga allí, sino que puede continuar en un futuro más lejano.
“Esto es como un cerebro que está aprendiendo y acumula información: lo que hacemos es alimentar a un sistema con una gran capacidad de memoria como es una computadora que permitirá tener los casos más frecuentes de trastornos de voz y habla, así como los normales, y acceder a ellos de una forma inmediata a través de Internet, pero siempre se puede incrementar la información. Es como la experiencia de una persona que supuestamente se conserva y no se detiene”, concluye Gurlekian.