Un desorden neurológico conocido como hidrocefalia de presión normal suele ser confundido con enfermedades como el Alzheimer, el Parkinson o la arterioesclerosis, o simplemente con síntomas de la vejez. Por este motivo, especialistas en neurología destacan la necesidad de estar bien informados para poder diagnosticar correctamente ese trastorno.

(28/11/08 -Agencia CyTA-Instituto Leloir) – Se manifiesta de manera habitual en adultos a partir de los 50 años. La enfermedad se llama Hidrocefalia de Presión Normal o síndrome de Hakim- Adams y algunos de los síntomas que la caracterizan son alteraciones cognitivas como olvidos, disminución de la atención y pensamiento enlentecido. A diferencia de la enfermedad de Alzheimer, no se producen serias alteraciones del lenguaje entre quienes padecen esta enfermedad.

“Se estima que un 10 por ciento de las personas a las que se les diagnóstica Alzheimer u otros tipos de demencia tienen en realidad Hidrocefalia de Presión Normal”, señala el doctor Facundo Manes, presidente del grupo de investigación en neurología cognitiva de la Federación Mundial de Neurología. Y agrega: “Esta enfermedad se puede confundir con otras debido a que los signos clínicos se presentan con frecuencia en pacientes con Parkinson y otros trastornos neurológicos”.

El doctor Eduardo R. Seoane, jefe de la División de Neurocirugía del Hospital de Agudos José M. Ramos Mejía, de Buenos Aires confirma que “La Hidrocefalia de Presión Normal suele ser subdiagnosticada. Además es común la creencia por parte de la población que un paciente en edad avanzada suele caminar con dificultad, señal que en algunos casos denota el desarrollo de esa enfermedad”.

Los síntomas cardinales a los que deben estar atentos los médicos son las dificultades que presentan los pacientes en la marcha. “Es más enlentecida, caminan separando las piernas, tienen dificultades para girar. Además sufren un deterioro cognitivo que conduce a un cuadro de demencia e incontinencia urinaria”, indica Manes quien también se desempeña como director del Instituto de Neurología Cognitiva (INECO) y del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro.

Tratamiento de alta tecnología

La Hidrocefalia de Presión Normal se produce por exceso de líquido cefaloraquídeo cuya acumulación provoca que el tejido cerebral sufra una presión contra el cráneo, lo que da comienzo a un lento deterioro neurológico en el paciente. Ese líquido tiene la función de proteger a los delicados tejidos del cerebro y de la médula espinal.

Una vez diagnosticada la enfermedad por medio de la evaluación clínica neurológica y el estudio de imágenes de resonancia magnética nuclear del cerebro (para diagnosticar problemas en la circulación del líquido cefalorraquídeo), los médicos realizan una evacuación de líquido cefalorraquídeo mediante una punción lumbar y se evalúa si los síntomas mejoran. “En algunos pacientes la mejoría permanece durante meses y la punción evacuadora se puede repetir. En otros casos se realiza un tratamiento quirúrgico que consiste en la colocación de una válvula de drenaje que envía el líquido cefalorraquídeo a la cavidad abdominal donde luego es absorbido”, explica Manes.

En muchos casos la válvula debe ser regulada para derivar el líquido justo para cada paciente, ya que extraer demasiado, tanto como muy poco, puede ser peligroso. Para ello se utilizan válvulas programables que suelen tener hasta 18 posiciones para ajustar la presión a la necesidad de cada paciente.

“Este ajuste solía requerir otra cirugía, pero en la actualidad se realiza de forma no invasiva con las válvulas programables. El médico puede realizar el ajuste simplemente colocando un sistema especial con imanes sobre la cabeza del paciente y así proceder a la programación. Se trata de un procedimiento corto y seguro”, indica Manes. Y continua: “Los pacientes luego de estos tratamientos presentan una mejoría significativa. Las dificultades de la marcha junto con los trastornos esfinterianos son los que más rápido responden”.

A fin de difundir las características de esta enfermedad, Seoane recomienda organizar –entre otras campañas de difusión- una jornada anual de hidrocefalia tanto en Congresos de Clínica Medica como de Neurología. “Con una explicación clara de los signos y síntomas de esta enfermedad y el pedido de estudios por imágenes, eventualmente el médico general estaría en condiciones de enviar al paciente a un centro neurológico para realizar los tests correspondientes”, afirma.

Por su parte Manes señala que el deterioro cognitivo y motor hace al paciente con hidrocefalia dependiente de sus familiares o cuidadores ya que progresivamente se van alterando las actividades de la vida diaria.

“El diagnóstico, realizado en tiempo y forma, de esta enfermedad puede mejorar la calidad de vida tanto del paciente como la de su familia”.