(04/12/08 -Agencia CyTA-Instituto Leloir) – Desde 1998 funciona en Anillaco, La Rioja, el Centro Regional de Investigaciones Científicas y Transferencia Tecnológica (CRILAR), instituto que depende del CONICET en convenio con el Gobierno de La Rioja y las Universidades de La Rioja y Catamarca.
“El centro realiza investigaciones sobre ciencias naturales vinculadas con aspectos de salud y producción de la región del noroeste de Argentina”, explica su director, el doctor David Gorla, experto en ecología y control de triatominos, insectos que transmiten la enfermedad de Chagas.
Según el investigador principal del CONICET, la situación de la enfermedad de Chagas en Argentina ha mejorado, pero aún falta un largo camino para alcanzar indicadores satisfactorios. Basándose en las intervenciones realizadas en nuestro país y en otros, Gorla opina que si se movilizaran los recursos adecuados durante un tiempo suficiente, esta enfermedad podría eliminarse como problema para la salud en nuestro territorio.
¿Cuál ha sido la evolución de la enfermedad de Chagas en la Argentina en las últimas décadas?
El análisis de la situación de la enfermedad de Chagas en la Argentina no puede realizarse como si fuera un proceso lineal. La enfermedad es un problema complejo, no solo por sus características biológicas y sociales, sino económicas y políticas. La historia del control de la enfermedad de Chagas en Argentina arranca por la década de 1960. Desde entonces a esta parte hubo avances positivos, pero en el medio de estos casi 50 años también se registraron muchos avances parciales y retrocesos. Aprendimos que es necesario trabajar en forma sostenida sobre algunos componentes clave de esta enfermedad. El último ciclo de acciones de control de esta dolencia comenzó a declinar hacia fines de la década de 1990 y alcanzó su peor momento de inmovilidad hacia principios de 2008. Una “pausa” de prácticamente 10 años durante la que hemos retrocedido en muchos de los indicadores que percibimos quienes estamos atentos al problema. El progresivo retiro del Estado, especialmente durante los últimos 15 años fue acompañado por un deterioro de la calidad y cantidad de información objetiva sobre el estado de situación. Sabemos que estamos mejor que en 1960, pero también sabemos que aún nos falta un largo camino para poder mostrar indicadores satisfactorios sobre la enfermedad de Chagas en Argentina.
¿Cuáles son las principales vías de acción para controlar esta enfermedad?
Entre los múltiples componentes que conforman la complejidad del Chagas, el primero a considerar es el de la transmisión del parásito que provoca la enfermedad (Trypanosoma cruzi) por parte de su principal vector en Argentina, la vinchuca doméstica (Triatoma infestans). La transmisión vectorial del parásito continúa existiendo en comunidades rurales de provincias del noroeste de Argentina. Esta es la principal vía de aparición de nuevos infectados. La única posibilidad de interrumpir esta vía es a través de la eliminación de las vinchucas domésticas de manera sostenida a través de un sistema en el que la participación de la comunidad, la educación y la producción tienen un lugar central. El segundo componente es la detección de las personas infectadas por T. cruzi, y en todos aquellos menores de 15 años brindar el tratamiento parasiticida con adecuada supervisión médica. Un tercer componente, estrechamente vinculado al anterior es la detección de la infección en mujeres embarazadas. El recién nacido de una embarazada seropositiva para T. cruzi debe ser estudiado con métodos específicos para determinar infección por T. cruzi, y en caso positivo recibir el tratamiento correspondiente. Finalmente, el cuarto componente es el control de la infección en bancos de sangre, para impedir la transmisión del parásito a personas que necesitan una transfusión sanguínea.
¿En cuál de estos componentes mencionados se ha registrado un mayor avance?
El control de la infección en bancos de sangre es el componente que más consistentemente avanzó en calidad y se sostuvo en el tiempo. Aún con algunas falencias locales, se puede decir que el control de la infección por T. cruzi en bancos de sangre en Argentina es cercana al 100 por ciento. Este es un gran logro del sistema de salud que debe reconocerse y que debemos seguir fortaleciendo.
¿Y con respecto al control de vinchucas?
Si tomamos como base la situación de la década de 1960, podemos decir que la infestación de viviendas rurales por vinchucas disminuyó. Esta disminución estuvo causada por varios factores, tales como la reducción de la población rural que migró a las ciudades, el mejoramiento de las condiciones de vida en comunidades rurales de algunas regiones y la aplicación de insecticidas por parte de los programas de control de Chagas. Argentina certificó la interrupción de la transmisión de T. cruzi en Jujuy, Neuquén, La Pampa, Río Negro y Entre Ríos. En esas provincias no hay vinchucas dentro de las viviendas. Lamentablemente, en la mayoría de las provincias del noroeste de la Argentina, la infestación de viviendas aumentó significativamente durante los últimos 10 años. Este aumento en la infestación de viviendas rurales está acompañado por el aumento en el número de casos agudos notificados de la enfermedad, que sabemos representan no más del 5 por ciento de los casos que realmente se producen. Aún cuando el retroceso es visible, la situación no es homogénea.
¿Podría dar unos ejemplos?
En algunas regiones la infección de niños menores muestra clara disminución, por ejemplo norte y oeste de Córdoba, en otras regiones la infestación de viviendas está en disminución como Los Llanos de La Rioja, pero en otras regiones como Santiago del Estero, Chaco y Formosa, la infección de niños e infestación de viviendas está, o estuvo hasta hace poco tiempo en franco aumento. En el corriente año 2008, el Ministerio de Salud de la Nación dio nuevo impulso al Programa Federal de Chagas. Lamentablemente, el grado de deterioro de la estructura era tan grande que la re-organización del sistema está tomando más tiempo del que todos quisiéramos para re-iniciar las necesarias acciones de control. Las nuevas autoridades están completando el largo proceso de licitaciones para la adquisición de equipos e insumos y la contratación de personal que permita iniciar en 2009 una sistemática acción junto con los programas provinciales.
Además de las dificultades administrativas, sociales, económicas y políticas, la eliminación de la infestación por vinchucas de las viviendas rurales del noroeste argentino es un objetivo que requiere del desarrollo de nuevas herramientas y nuevos procedimientos, para lo cual será necesario fortalecer la vinculación entre investigación y programas de control de nación y provincias.
¿La enfermedad de Chagas podría dejar de ser un problema de salud pública?
Sí. Chile y Uruguay lo demostraron tempranamente, aunque la dimensión territorial era relativamente pequeña para ellos. Los ejemplos más interesantes son los de Brasil, países de Centro América y muy recientemente Paraguay. Brasil tenía, hacia la década de 1980, unas 5 millones de viviendas en zona endémica con alta infestación por T. infestans, 5 veces más que Argentina. En 2006, el país certificó la interrupción de la transmisión de T. cruzi por T. infestans, después de un trabajo ininterrumpido de casi 30 años, en base al rociado de viviendas con insecticidas residuales, sostenimiento de la vigilancia entomológica, control de bancos de sangre, detección y tratamiento de infectados. Brasil consiguió llegar a esa situación con recursos materiales y humanos propios. En Argentina se estima que aún hay entre 300 y 400 mil viviendas ubicadas en áreas de alta endemicidad.
-Desde su punto de vista, ¿cómo percibe la relación entre el sistema científico nacional y las políticas de estado en lo que se refiere a la búsqueda de soluciones que aquejan a la sociedad?
La situación mejoró en los últimos 5 años. Lamentablemente el tamaño del sistema de Ciencia y Tecnología de la Argentina es muy pequeño y su desarrollo está influenciado por las oscilaciones políticas y económicas del país. Las instituciones y la sociedad necesitan un tiempo para aprender. Los pulsos que provocan las periódicas marchas y contramarchas no constituyen un sistema que facilite ese aprendizaje para que el sistema de ciencia, tecnología e innovación funcione integradamente en la vida cotidiana. Existen ejemplos muy positivos de casos en que el conocimiento científico se integró a la sociedad, pero da la sensación de que aún estamos lejos de que el proceso funcione como un verdadero sistema.