A pesar de las insistentes recomendaciones para prevenir los daños del sol, día a día se incrementan los casos de distintos tipos de cáncer de piel. Los especialistas aseguran que aumentan los casos de personas afectadas en edades cada vez más tempranas. ¿Por qué fallan las campañas de prevención?

(14/01/09 – Agencia CyTA-Instituto Leloir. Por Bruno Geller) – Tomar baños del sol es uno de los programas favoritos de miles de personas. Algunas directamente pagan por estar un rato en la cama solar para adquirir un “color atractivo”.

“El tema es que la exposición excesiva al sol acelera el envejecimiento cutáneo, y aumenta la probabilidad de desarrollar un cáncer de piel”, señala el doctor Daniel Feinsilber, jefe de Dermatología Oncológica del Servicio de Dermatología del Hospital Ramos Mejía de la Ciudad de Buenos Aires.

Según el experto, en la Argentina no hay datos fidedignos en cuanto a la prevalencia de cáncer de piel. “Con respecto a nuestra casuística, en nuestro Servicio vemos entre 30 y 50 melanomas nuevos por año. Tomando como referencia unas 600 mil consultas en el hospital por año, en general, podría estimarse que habrían unos 2000 casos nuevos de melanoma en el país por año, y si los casos fueran todos registrados, seguro que serían algunos más”, indica Feinsilber quien destaca que lo importante es el diagnóstico precoz. “Detectarlos a tiempo significa una curación de entre el 95 a un 98 por ciento de los casos. Luego de cinco años de control reciben el alta”, asegura.

Pese a la gran difusión de información en los medios de comunicación sobre los peligros que los rayos ultravioletas pueden producir en la salud, muchas personas parecieran actuar como si fueran inmunes.

“La falta de articulación entre información y conductas preventivas es un problema común. En relación con muchas afecciones que pueden ser prevenibles la población está informada de qué conductas deberían adoptarse, pero esto no es suficiente para que lo haga”, opina la doctora Ana Lía Kornblit, investigadora del Conicet en el Instituto Gino Germani de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires.

Hay varias explicaciones para estas conductas. “En primer lugar, el consabido: ‘a mí no me va a pasar’. Este supuesto implica la asunción de que yo soy mejor que los otros, o más fuerte o hasta invulnerable. Es lo que se denomina en latín primus inter pares, es decir, el mejor entre los pares”, dice Kornblit, que es socióloga, médica y psicóloga.

De acuerdo con la especialista, tal convencimiento arraiga en vivencias infantiles de omnipotencia que llevan a negar la realidad. “En segundo lugar, la disociación entre el conocimiento y la afectividad: se puede tener noticias de algo sin que este saber se asocie a los sentimientos que acompañarían a su plena incorporación. Es por esto que algunas campañas preventivas apelan al despertar temor, por ejemplo en este caso, emitir mensajes en los que el tomar sol aparezca asociado a imágenes cruentas de cáncer de piel. Sin embargo, se ha demostrado que la irrupción masiva del sentimiento de miedo que esto despertaría es contrapreventivo”. Y concluye: “Tendemos a negar o evitar aquello que nos da pánico. La asociación entre lo cognitivo y lo afectivo en prevención debe ser, pues, medida e ingeniosa para que sea eficaz.”

Cada vez más jóvenes

El doctor Daniel Feinsilber sostiene que a pesar de que los grupos etarios más comprometidos con esta afección se sitúan entre los 40 y los 80 años, cada vez es más frecuente entre los 20 y los 40. Entre otros factores, la causa principal de la aparición de cáncer de piel es la exposición continuada a la radiación ultravioleta, lo que va produciendo a lo largo de la vida mutaciones genéticas. “En esos casos se activan los llamados oncogenes que en determinado momento empiezan a generar células malignas”, explica Feinsilber.

Con respecto al estilo de vida, el experto señala que las personas que desarrollan sus trabajos muy expuestos al sol o los que abusan de la exposición solar son los más afectados. “El tipo de piel influye notablemente. En general, los que tienen los ojos claros, celestes o verdes, o son rubios o pelirrojos, tienen un mayor riesgo”, indica el especialista.

Existen seis fototipos que indican el tipo de piel. “Por ejemplo las personas con fototipo I tienen la piel blanca y nunca se tuestan, siempre están rojos; los fototipo II se ponen muy rojos y toman un tostado muy leve; el fototipo III, en cambio, es el que se pone rosado y toma un tostado moderado y el fototipo IV es el que nunca se pone rojo y siempre se tuesta”, explica Feinsilber.

Un estudio realizado en la década de 1990 en el Servicio de Dermatología del Hospital Ramos Mejía revela que “la herencia genética no es muy frecuente en el cáncer de piel. De 309 melanomas que estudiamos, detectamos antecedentes familiares entre el 4 y el 6 por ciento de los casos”, asegura Feinsilber. Y agrega: “Hay otros dos tipos de cáncer de piel que son incluso más frecuentes que el melanoma: el carcinoma basocelular y el carcinoma espinocelular”.

Según Feinsilber, el carcinoma basocelular se origina en la parte inferior de la epidermis, es de evolución lenta, tiene capacidad destructiva a largo plazo y se concentra en la cara en el 85 por ciento de los casos, mientras que el espinocelular se origina en las capas intermedias de la epidermis y puede afectar partes expuestas de la piel como la cara, el cuero cabelludo en personas con calvicie o en el dorso de la mano.

“El que padece un melanoma tiene entre un 5 y un 7 por ciento de posibilidades de desarrollar un segundo o tercer melanoma. Algo similar ocurre en los casos de carcinoma basocelular y espinocelular. En el primero, el porcentaje es de entre un 17 y un 30 por ciento, y en el segundo es de entre un 10 y un 12 por ciento. Estos tres cánceres están íntimamente asociados al daño solar”, asegura el experto. Y agrega: “Del total de melanomas que solemos diagnosticar, un porcentaje que oscila entre el 30 y el 45 por ciento se desarrolla a partir de distintos lunares previos, pero también aparecen sobre la piel sana.”

Historia de exposición al sol

Según el experto, aquellas personas que tuvieron antes de los 15 o 20 años más de tres quemaduras solares con enrojecimiento de todo el cuerpo o ampollas presentan diez veces más probabilidades de desarrollar cáncer de piel a lo largo de la vida adulta. Asimismo, advierte que la radiación artificial de las camas solares esta totalmente contraindicada “porque aumentan el daño solar”. “Se trata de un daño sumatorio e irreversible a lo largo de la vida”, explica.

De acuerdo con Feinsilber, los equipos de radiación artificial fueron diseñados para determinados tratamientos médicos, pero después se incorporaron en forma masiva como un servicio estético. “El peligro es que en estos casos potencia las mutaciones celulares”, asegura el especialista. En los últimos diez años, en la Argentina, así como en otros países, se ha registrado un aumento de casos de melanoma, entre otros tipos de cáncer de piel, afirma Feinsilber. \”Entre los hombres, se incrementaron los melanomas en tronco. En las mujeres, en cambio, suelen darse muchos casos en las piernas\”. El especialista enfatiza que la detección temprana y la prevención son las mejores armas para combatir el cáncer de piel.

RECUADRO

PARA CUIDARSE, CONSEJOS PRÁCTICOS

(14/01/09 – Agencia CyTA-Instituto Leloir) – Los especialistas recomiendan no exponerse al sol en forma directa entre las 12 y las 17 horas. \”En esos horarios hay que estar bajo una sombra de tres metros de diámetro con un protector solar de factor no menor a 20. Cuanto más clara sea la piel, es recomendable que se aplique un factor mayor, entre 20 y 40\”, afirma el doctor Feinsilber, jefe de Dermatología Oncológica del Servicio de Dermatología del Hospital Ramos Mejía de la Ciudad de Buenos Aires. Y agrega: “Se deben usar gafas de sol, y gorritos los que son calvos, también es recomendable llevar remeras. Cuando volvamos al huso horario anterior (el 15 de marzo próximo), estas medidas deberán adoptarse entre las 11 y las 16 horas.”

“Las criaturas menores de un año no deben nunca ser expuestas a la radiación solar dado que no tienen capacidad defensiva para los rayos solares. Después entre 1 y 3 años, es posible, pero fuera de los horarios pico. A partir de los 3 o 4 años con mucho cuidado se les debe dar máxima protección dentro de los horarios pico”, subraya el experto.

Asimismo recomienda ubicarse en lugares con pasto dado que no reflejan la radiación ultravioleta. “La arena húmeda refleja entre el 10 y el 15 por ciento. La arena seca refleja el 35 por ciento, las baldosas, las piedras, las rocas o el agua de espejo, reflejan el 50 por ciento y la nieve, el 70 por ciento”, señala Feinsilber.

Para el dermatólogo no deberían practicarse deportes, ni caminatas o actividades recreativas bajo la luz solar en esa franja horaria citada. \”Se debe evitar el enrojecimiento de la piel, cada dos horas las personas deben aplicarse nuevamente el protector solar y si uno va al agua, cuando sale, debe volver a la sombra, secarse y volver a ponerse el protector solar\”, destaca Feinsilber y agrega: \”Ante cualquier aparición de lesiones nuevas, sobre todo en las personas mayores de veinte años, aconsejo consultar a un especialista\”.