Las enfermedades no transmisibles como las de origen cardiovascular y las afecciones respiratorias crónicas, la diabetes o el cáncer son la principal causa de muerte y discapacidad en América Latina y el Caribe, afirma la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Resulta paradójico que, con medidas de prevención apoyadas a través de campañas de educación, cambios en las políticas sanitarias y promulgación de leyes, entre otras acciones, millones de muertes relacionadas con esas patologías podrían ser evitadas.
(29/07/09 – Agencia CyTA-Instituto Leloir).- Las Enfermedades No Transmisibles entre ellas, las enfermedades cardiovasculares, la diabetes, el cáncer y las afecciones respiratorias crónicas amenazan la vida y la salud de millones de personas, y por lo tanto también el desarrollo económico y social de los países, sobre todo, los que están en desarrollo, afirmó el doctor Alberto Barceló, Asesor Regional de Enfermedades No Transmisibles de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
“Actualmente, las enfermedades crónicas son la principal causa de muerte y discapacidad prematuras en la gran mayoría de los países de América Latina y el Caribe. En 2002, representaban el 44 por ciento de las defunciones de hombres y mujeres menores de 70 años de edad y provocaron dos de cada tres defunciones en la población total”, indicó a la Agencia CyTA el doctor Barceló. Y agregó: “Se estima que las cifras de morbilidad y mortalidad de este tipo de enfermedades aumentarán en los próximos años si no se toman medidas de prevención en lo inmediato”.
De acuerdo con el asesor de la OPS, existen numerosas pruebas a favor de la eficacia en función de los costos de la prevención de las enfermedades y las intervenciones para la detección temprana. Puede prevenirse o retrasarse la aparición de las enfermedades cardiovasculares, algunos tipos de cáncer y la diabetes tipo 2 mediante, “los cambios en el régimen alimentario y el modo de vida y la realización de estudios de detección temprana de las enfermedades que lleven al tratamiento de las lesiones precursoras o el tratamiento temprano de la enfermedad.”
Además de campañas de educación para la población y la implementación de políticas sanitarias, recomiendan desde la OPS, cambios en la legislación que ayuden a mantener una alimentación sana de la población. Por ejemplo, una de esas medidas propuestas es la promulgación de leyes orientadas a reducir el contenido de sal en los alimentos procesados, sumada a la rotulación y el cumplimiento apropiado, a fin de bajar los niveles de hipertensión en personas vulnerables con predisposición al desarrollo de complicaciones cardiovasculares.
Asimismo, en materia de alimentación, Barceló destacó que “se ha demostrado que el reemplazo del 2 por ciento de la energía proveniente de los ácidos grasos trans con grasas no saturadas reduciría las enfermedades cardiovasculares entre un 7 por ciento y un 40 por ciento y también reduciría la diabetes de tipo 2”.
Las grasas trans se encuentran principalmente en los alimentos que contienen aceites parcialmente hidrogenados; estos aceites hacen que los alimentos tengan una mejor textura y se conserven por más tiempo, “lo que resulta atractivo para los industriales. La investigación ha demostrado que las grasas trans contribuyen a las cardiopatías al aumentar los niveles del \”colesterol malo\” (lipoproteína de baja densidad, o LDL) y reducir los niveles del \”colesterol bueno\” (lipoproteína de alta densidad, o HDL)”, explicó Barcelo.
Enfoque económico de la salud
La prevención de enfermedades de este tipo, además de salvar millones de personas, les ahorraría a las economías de los países enormes gastos destinados a la salud. El Atlas sobre Cardiopatías y Enfermedades Cardiovasculares elaborado por la Organización Mundial de la Salud en 2004 señala que la prevención primaria de las enfermedades crónicas podría revertir el costo que ocasionan a los sistemas de salud y a los individuos. “Ese documento estima que si solo el 10 por ciento de los adultos estadounidenses empezara a caminar con regularidad, podrían ahorrarse 5.6 miles de millones de dólares en costos relacionados con las enfermedades del corazón”, subrayó Barceló.
Las Enfermedades No Transmisibles, además de su impacto sobre la mortalidad precoz, se acompañan durante su desarrollo de complicaciones, secuelas e invalidez, afectando la capacidad funcional y limitando la productividad. Esas patologías exigen en algunos casos tratamientos caros, socavando los recursos de los sistemas de salud y de seguridad social, con enormes costos financieros y sociales. “Por ejemplo el costo de la diabetes en América Latina y el Caribe para el año 2000 fue estimado en $65,216 millones de dólares estadounidenses, $10,721 millones en costos directos y $54,496 en costos indirectos”, destacó el especialista.
Debido a la gran carga que representan las Enfermedades No Transmisibles, en la región de las Ameritas, la OPS lanzó en 2006, la Estrategia Regional y Plan de Acción Para un Enfoque Integrado Sobre la Prevención y el Control de las Enfermedades Crónicas.
“En la Estrategia Regional se han fijado cuatro líneas de acción, que consisten en dar prioridad a las enfermedades crónicas en los programas políticos y de salud pública, considerar la vigilancia como un componente clave, aceptar la necesidad de reorientar los sistemas de salud a fin de que respondan a las necesidades de las personas que sufren afecciones crónicas; y tomar nota de la función esencial de la promoción de la salud y la prevención de las enfermedades”, puntualizó Barceló. Y continuó: “Las cuatro líneas de acción son esencialmente interdependientes, en la medida en que la aplicación de una de ellas sin las otras genera profundas desigualdades en cuanto a su implementación en todos los sectores de la población y en el logro de las metas de la Estrategia Regional, que son las de prevenir y reducir la carga de las enfermedades crónicas y los factores de riesgo relacionados en la región.”