Investigadores españoles diseñaron aviones no tripulados, dotados de cámaras de detección, que permiten elegir el momento adecuado para regar diferentes cultivos. Este sistema ahorraría entre el 25 y el 40 por ciento del agua de riego, sin perjudicar la productividad.
(14/08/09 – Agencia CyTA-Instituto Leloir).– Con el propósito de ahorrar agua de riego, investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de España desarrollaron un sistema que permite estimar las necesidades hídricas de los cultivos con aviones no tripulados equipados con cámaras térmicas y multiespectrales que proporcionan información sobre el momento idóneo para el riego. En función del cultivo, permite el ahorro de entre un 25 y un 40 por ciento del agua de riego sin perjudicar la productividad, reveló CSIC.
“La técnica permite monitorizar la correcta aplicación del ‘riego deficitario controlado’ a escala de parcela, con objeto de disminuir las dosis de riego durante las distintas etapas de desarrollo del cultivo”, explicó Pablo Zarco-Tejada, del Instituto de Agricultura Sostenible del CSIC.
La aplicación de esta técnica, que se basa en regar en aquellos momentos en los que la planta va a aprovechar mejor el agua.
Los aviones no tripulados que fueron diseñados tienen una autonomía de entre 50 minutos y 2 horas de vuelo y permiten monitorizar hasta 1.000 hectáreas. Los aviones van equipados con un sistema de GPS que envía continuamente su localización a una estación base desde la que se opera y se observa su posición sobre la cartografía de la zona.
Asimismo CSIC informa que antes del despegue, en la estación base se genera un plan de vuelo en el que se fijan unos puntos de control que marcan la trayectoria del avión y que se distribuyen de modo que, al seguirlos, el avión sobrevuele toda la zona de interés.
“Si se quiere realizar un cambio en la altura de vuelo, sobrevolar de nuevo la zona o incluso dirigir el UAV a otro lugar, el plan de vuelo se puede actualizar en tiempo real”, explicó José A. Jiménez Berni, el investigador a cargo del desarrollo del sistema integrado de teledetección.
Por otra parte Zarco-Tejada indicó que “si el avión pierde la comunicación con la estación de control pasa a modo seguro y retorna al punto de despegue de forma automática”.
Un avión con cámaras de detección
Los aviones, que sobrevuelan los cultivos a una altura de entre 150 y 1.000 metros, van equipados con una cámara térmica y otra multiespectral. La primera mide la temperatura de la superficie de la vegetación. Luego, tras una serie de cálculos basados en modelos de transpiración del cultivo, es posible detectar la vegetación con estrés hídrico.
La segunda cámara, multiespectral, permite calcular mediante una serie de algoritmos el contenido clorofílico de la vegetación, la cantidad de pigmentos fotosintéticos, índices relacionados con el crecimiento y desarrollo de la vegetación, la eficiencia fotosintética e incluso la fluorescencia clorofílica. La combinación de todos estos datos permite estimar el estrés hídrico de los cultivos y decidir el momento idóneo para el riego.
Hasta ahora, el sistema se ha probado en más de 600 vuelos realizados entre 2007 y 2009 en España y en Estados Unidos. Para comprobar su eficacia, los datos obtenidos por las imágenes se han validado con datos de campo medidos en las parcelas de estudio utilizadas para los vuelos.
La propuesta podría resultar de gran utilidad, sobre todo si se tiene en cuenta que del total de agua que se consume en el plantea, más del 70 por ciento se destina a las actividades de riego.