(10/08/09 – Agencia CyTA-Instituto Leloir / UNNE. Por Juan Monzón Gramajo).- Cuando el doctor Gilberto Gallopin se desempeñó en la División de Desarrollo Sostenible y Asentamiento Humanos de la CEPAL, calificó como “un modelo exitoso” al sistema de indicadores de desarrollo sostenible elaborado por la Argentina. Es uno de los más destacados especialistas que el país tiene en ese tema y por ese motivo fue convocado en calidad de conferencista, al Taller NEA “Indicadores de Sustentabilidad” que fue organizado por la Secretaría General de Ciencia y Técnica de la Universidad del Nordeste (UNNE).

Gilberto Gallopin es licenciado en Ciencias Biológicas de la Universidad de Buenos Aires y tiene un doctorado en Ecología en la Universidad de Cornell. Además de una dilatada trayectoria en la docencia y la investigación, se desempeñó como director del Programa Sistemas para el Desarrollo Sostenible del Stockholm Environment Institute (SEI), en Suecia; fue líder del Programa de Uso de la Tierra del Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) basado en Cali, Colombia, e investigador principal del International Institute for Sustainable Development (IISD), Winnipeg, Canadá.

El taller fue una actividad programada por el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) con motivo del Plan Estratégico de Investigación y Desarrollo (PEID), que se propone resolver necesidades estratégicas regionales y nacional en temas de alto impacto social y productivo.

En su conferencia, Gallopin se refirió a los aspectos conceptuales y metodológicos de los indicadores de desarrollos sostenibles y a su utilización en la toma de decisiones. Analizó la diferencia conceptual entre sustentabilidad y desarrollo sostenible, como así también el de crecimiento económico y desarrollo. Finalizó su disertación marcando algunas incertidumbres que considera es necesario resolver a través de investigaciones en el tema de indicadores.

Esos son algunos de los conceptos que dejó en una charla concedida a la Revista CyT de la UNNE.

-Usted consideró como un modelo exitoso el proceso que la Argentina realizó para conformar un sistema de indicadores referido al desarrollo sostenible. ¿Qué características hacen a ese modelo?

Cuando Argentina comenzó con el tema de indicadores de desarrollo sostenible, hace unos cuatro años, era uno de los países más atrasados en América Latina. No tenía nada en comparación con México, Brasil y Colombia. En ese plazo, el país se convirtió en un ejemplo para los países de América Latina porque ya no solamente sacó un libro con todos los indicadores justificados, sino que lo actualizó ya en tres oportunidades y está a punto de salir la cuarta. El sistema de indicadores argentino es un sistema sólido, bien armado y bien documentado. Queda aún por concretar la otra parte de este proceso.

Tengo entendido que el gobierno está trabajando en eso y es el referido a conocer la utilidad real de los indicadores y el uso que le dan los tomadores de decisiones.

-Para usted el papel de Ciencia y Técnica en el desarrollo nacional está en función de los distintos escenarios futuros que presente la Argentina. La pregunta obligada es en consecuencia, ¿Cómo ve el escenario en este momento?

Los temas de investigación, en gran parte, son coincidentes con aquellos considerados como temas prestigiosos en el mundo científico. Algunos de esos temas tienen mucha importancia para Argentina y otros que no son tan prioritarios. En conclusión, es fundamental fijar de un sistema de prioridades de investigación nacional acompañado por un sistema de incentivos.

Creo que la SECyT hace cuatro o cinco años intentó hacer un plan estratégico a mediano plazo, pero desconozco de que manera se articuló con el nuevo ministerio del área. Esa es una línea que hay que continuarla: definir prioridades de investigaciones en función de problemáticas importantes en el país y sobre todo, en aquellos temas que no están cubiertos. De hecho en el caso de este taller, el CIN tomó una iniciativa que me parece muy justificada y útil, es decir no solo se definirán prioridades en base a temas problemas, sino también se identificará en base a las áreas de vacancia

-Se habla de la articulación entre el Estado, las universidades y el sector privado. Esa articulación no es del todo aceitada. El sector empresarial tiene una participación mínima en este circuito que hacen al desarrollo científico y tecnológico. ¿Qué herramientas hay que utilizar como para incorporar al sector privado?

En primer lugar habría que hacer un análisis de por qué el sector privado no incorpora tecnología nacional, aunque hay muchos casos en que sí lo hacen. Hay varias causas, pero creo que no ha sido estudiado de manera profunda el caso argentino. Es justo también señalar que la participación en la investigación científica depende de las empresas. Hay empresas transnacionales que tienen sus casas matrices en otro lado y por lo tanto no les resulta rentable realizar ni contribuir a la investigación local. En otros casos, la investigación que se hace en la Argentina se limita a las adaptaciones de tecnología que se utiliza en otros países, más que a la innovación genuina de desarrollar tecnologías nuevas. Unos años atrás el CONICET convocó a las empresas para identificar sus necesidades y las vinculó a su cuerpo de investigadores. Eso en parte se logró, sobre todo en temas de aplicación de matemática al proceso de producción, pero también en biotecnología. Hay bolsones, hay casos, pero falta una cultura de trabajar de manera vinculada. Se necesita consultar al sector empresarial, qué necesita, por qué motivos no busca las respuestas a nivel local, por qué no los desarrolla internamente y en función de las verdaderas causas establecer una política y un sistema de incentivos.