Describieron a nivel atómico cómo son los ribosomas: las “fábricas” celulares de proteínas.
Una investigadora israelí y dos científicos estadounidenses –uno de ellos de origen indio– fueron galardonados ayer con el Premio Nobel de Química por haber descifrado la estructura, a nivel atómico, de los ribosomas, las “fábricas de proteínas” de las células. Sus descubrimientos fueron clave para desarrollar nuevos antibióticos.
La Real Academia Sueca de Ciencias distinguió a la doctora Ada Yonath –a quien considera la pionera en este tema–, y a sus colegas Venkatraman Ramakrishnan y Thomas Steitz, los que compartirán el premio equivalente a 1,4 millón de dólares. La Academia destacó que es el tercer Nobel que muestra cómo las teorías de Darwin funcionan en la actualidad, incluso al nivel del átomo.
Los ribosomas son diminutas estructuras –con una subunidad mayor y otra menor– que se hallan en el citoplasma de las células. “Leen” la información del ARN mensajero –es decir, la que está presente en los genes–, y la interpretan produciendo proteínas. “Es en este proceso de ‘traducción’, en que el lenguaje ADN/ARN se convierte en un lenguaje de proteínas, cuando la vida alcanza su máxima complejidad”, explicó el Comité de Química del Nobel.
El cuerpo humano contiene decenas de miles de proteínas que controlan su funcionamiento con sorprendente precisión. Algunas de ellas son la hemoglobina, que transporta oxígeno desde los pulmones al resto del cuerpo; la insulina, que controla los niveles de azúcar en la sangre; los anticuerpos, que capturan a los virus intrusos; la queratina, que fabrica el pelo y las uñas.
“El ribosoma es la fábrica de proteínas de la célula y existe desde que las primeras bacterias que habitaron en la Tierra –explicó a Clarín el doctor Gonzalo de Prat Gay, investigador principal del Conicet y del Instituto Leloir–. Es una pieza clave para el funcionamiento de cualquier organismo. Si es bloqueado o interferidas sus funciones, ese organismo no vive”.
Pero ese funcionamiento se conoció recién a partir de los avances de los tres científicos laureados; en especial de la doctora Yonath, quien logró obtener cristales de ribosomas de determinadas bacterias. Así fue posible analizarlos mediante la cristalografía de rayos X, una técnica que permite una definición que no da siquiera el microscopio electrónico, ya que un ribosoma mide una millonésima parte de milímetro. El primer mapa de Yonath era de baja resolución, pero con los años fue perfeccionándolo. Sus colegas hicieron más aportes y, entre los tres, llegaron a la definición actual.
Todos los organismos vivientes de todos los reinos tienen ribosomas, aunque son levemente diferentes entre sí; en especial los de las bacterias, lo que fue sustancial en la aplicación de este mapa. “En biología, conocer la forma tridimensional que adopta una molécula en el espacio permite entender su funcionamiento y controlarlo”, destacó el biólogo molecular Alberto Kornblihtt, profesor en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA.
“Antes, muchos antibióticos fueron hallados experimentalmente, y después, estudiándolos, se descubrió que bloqueaban los ribosomas –señaló De Prat Gay–. Ahora, conocer en detalle la diferente estructura atómica de los ribosomas de bacterias y parásitos permite diseñar nuevos fármacos”.