Los diseños convencionales de viviendas de los planes habitacionales no siempre consideran la visión y las necesidades de los pueblos aborígenes. Por esta razón un equipo de investigación de la Universidad Nacional del Nordeste y representantes de pueblos originarios trabajan en conjunto para definir el diseño ambiental de viviendas que responda a su forma de vida.

(20/05/10 – Agencia CyTA-Instituto Leloir/UNNE. Por José Goretta)-. En la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional del Nordeste (FAU- UNNE) se lleva a cabo una investigación que tiene por objetivo establecer recomendaciones en el diseño ambiental de viviendas de poblaciones pertenecientes a los pueblos originarios (PPOO) del Chaco; comprendiendo desde su perspectiva las particularidades de sus necesidades y prioridades habitacionales,  visión que  los diseños convencionales de viviendas de los planes habitacionales no siempre consideran.

El estudio busca incorporar la experiencia  de  la participación  de los PPOO  en  el  diseño apropiado de su hábitat  desde la singularidad territorial. El trabajo incorpora a las comunidades, con rango Constitucional de  Naciones, Qom  (Tobas), Wichi  (Matacos)  y Moqoit  (Mocovies) que sumarían en la actualidad aproximadamente 80.000 personas.

La propuesta intenta rescatar las características del hábitat en localizaciones rurales, de modo de colaborar en la elección  de  alternativas  de diseño tendientes  de  promover  procesos  de  arraigo  de  estas comunidades  en  su  lugar  de  origen.

Las poblaciones originarias enfrentan un conjunto  de  problemas  específicos, destacó Ricardo Lombardo, autor de la investigación junto a la también arquitecta Ana Attías. Y agregó: “Por eso, el  abordaje  del  problema  habitacional de estas comunidades implica  incorporar  una mirada  diferente  acerca  del  tema  hábitat, donde se tenga en cuenta lo que ellos piensan sobre cómo debería ser su vivienda.”

El especialista comentó a la Revista CyT de la UNNE que esta forma de trabajo incorpora al tema del diseño del hábitat y la vivienda cuestiones de vulnerabilidad, riesgo, sustentabilidad ambiental y variables relativas a la producción, así como la concepción que tienen los grupos de parentesco y  comunitarios sobre la vivienda como espacio determinante y moderador del bienestar humano.

Señaló asimismo que para los profesionales  técnicos que trabajan en el tema del hábitat y la vivienda, la concepción sobre el diseño ambiental del hábitat de PPOO representa una nueva concepción epistemológica, una forma distinta de trabajar y pensar el hábitat y la vivienda.

“Existen experiencias construidas, para pueblos originarios, de viviendas de tipologías de 2 dormitorios, cocina-comedor y un baño en loteos  mínimos cuando esa poblaciones viven en forma pulsátil  en grupos de familias extensas de 20 o 30 personas” indicó Lombardo como forma de ejemplificar la necesidad de incorporar otra visión del diseño ambiental de viviendas para estas comunidades, y no implementar en esos lugares prototipos de viviendas propios de áreas urbanas.

El profesional puso de relieve que en la investigación se habla de diseño ambiental del hábitat y no de diseño de viviendas, pues a diferencia de lo que ocurre en las ciudades o áreas urbanizadas, para los pueblos originarios las viviendas no se agrupan con la misma vecindad y densidad, ni se delimitan con las mismas dimensiones y proporciones que en el ambiente urbano.  Un aspecto central es que la construcción de las viviendas es sólo una parte del ambiente en que viven.  

Trabajo en conjunto

Para lograr esta nueva concepción del diseño ambiental del hábitat,  se trabaja con referentes y representantes de las comunidades Qom, Wichi y Moqoit, quienes comparten y expresan a los investigadores componentes, modalidades y aspectos particulares, sobre las prioridades habitacionales y el proceso de diseño de las viviendas propias.

Según señalo el investigador, la gente de los pueblos originarios demuestra un notorio conocimiento sobre localización territorial, orientación, proporciones, escala y distancias espaciales;  y otras características dimensionales complejas simbólicas que tienen las representaciones de sus viviendas y el entorno inmediato o espacio circundante.

A la fecha los investigadores se encuentran elaborando aproximaciones espaciales y formales sobre el diseño ambiental como proceso y como resultado;  en las que incorporan modos culturales y formas arquitectónicas propios del hábitat originario aborigen.

“Trabajar con los pueblos originarios debe ser un proceso institucional evolutivo que se  inicia con la aceptación y valoración  de su participación en  la identificación y definición de sus propias necesidades y prioridades para el diseño de su  propio  hábitat,  y  luego  colaborando  activamente  en  su  materialización;  asumiendo  las  singularidades locales y respetando las modalidades de decisión de cada una de las comunidades” expresaron los investigadores Lombardo y Attías. 

Señalaron que esta estrategia de no imponer la planificación urbana a comunidades originarias implica además definir criterios de diseño para cada pueblo (Qom, Wichi y Moqoit) e incluso para los diferentes grupos que integran esas comunidades.

Sobre algunos aspectos básicos a tener en cuenta para planificar el hábitat de las comunidades aborígenes respecto a los asentamientos rurales y pre-urbanos e incluso urbanos de personas no aborígenes, Lombardo citó que existen casos de agrupamientos  de viviendas mínimas en loteos donde tratan de vivir juntos varias familias de 10, 15 o más personas. Son comunes los grupos de familias extensas constituidos por abuelos, padres, hijos, nietos,  tíos, primos y otros vínculos de parentesco como madrinas, ahijados, entre otros. que utilizan los espacios compartiendo ámbitos en una compleja estrategia adaptativa.  

Además las mujeres y hombres en algunas etapas de la vida no viven juntos; y la permanencia de los mismos en el grupo familiar se manifiesta con pulsos y continuidades diferentes por ser una cultura particular.

Otra cuestión importante es que las actividades cotidianas o habituales como cocinar, comer, trabajar, descansar, recrearse, son realizadas según los factores climáticos estacionales en una  estrecha relación con el ambiente circundante.  Los pueblos originarios otorgan sentido y dirección al espacio en el que sitúan sus viviendas  y el que comparten con otros grupos de la misma comunidad.

Los investigadores destacan la necesidad de continuar trabajando en la construcción de aportes metodológicos y procedimentales tendientes a brindar recomendaciones para el diseño ambiental del hábitat rural de poblaciones originarias de la provincia del Chaco.

 Nota UNNE

 

 

 

 

 

 

 

 

 

  

Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional del Nordeste

Créditos: UNNE