Serie / Juguemos a los ¿por qué?
¿Por qué ebullen los líquidos? Pensemos en un experimento…
(25/06/10 –Agencia CyTA – Instituto Leloir. Por María Cristina Chaler)-. Todos sabemos a través de la vida cotidiana que cuando a un líquido le suministramos calor llega un momento que comienza a ebullir, en vocabulario cotidiano diríamos que el líquido “hierve”.
Para que esto ocurra necesitamos esperar un tiempo ya que no se produce en forma instantánea y los tiempos son diferentes según los líquidos que coloquemos al fuego, el tiempo que necesitamos para que la leche ebulla, no es el mismo que el del agua o el del alcohol.
Sin embargo apenas les suministramos calor vemos algunos vapores que se desprenden de la superficie del líquido.
Todos estos planteos poseen una explicación que tiene que ver con la materia en sí y las condiciones atmosféricas.
Las moléculas en un líquido se encuentran unidas entre sí por fuerzas de atracción que les permiten desplazarse y tener movimientos a pesar de la atracción, por ello el líquido es capaz de fluir, no posee forma propia y se adapta a la forma del recipiente que lo contiene y se comprime muy poco. La superficie del líquido permanece como un corte horizontal a la estructura del recipiente y todo el volumen se encuentra sostenido y presionado por la atmósfera que no permite que la sustancia se escape.
Cuando le suministramos energía en forma de calor, es decir colocamos el recipiente al fuego o recibe calor del sol, aquellas moléculas que se encuentren cerca de la superficie adquieren la energía suficiente como para abandonar la masa líquida, transformándose en vapor y venciendo la atracción de las otras moléculas. Este proceso recibe el nombre de evaporación pero no es ebullición. La ropa la tendemos al sol y se seca por este proceso.
La evaporación se produce a cualquier temperatura y en forma permanente.
Cuando continuamos el suministro de energía en forma de calor, llega un momento que las moléculas se tornan tan móviles y energéticas que todas son capaces de escaparse de la masa líquida porque pueden vencer la fuerza de la presión atmosférica, a este momento se lo denomina ebullición y así comienza un borboteo en la masa líquida donde el total de las moléculas pasan a estado de vapor usando la energía para cambiar de estado liquido a estado gaseoso, y manteniendo la temperatura constante, este estado de ebullición continúa hasta que la masa completa quede transformada en vapor.
La temperatura a la cual se produce la ebullición es diferente para cada líquido aún a la misma presión atmosférica, por ello los tiempos que tardan en alcanzarla son distintos.
Cada sustancia posee un punto de ebullición (temperatura) que la caracteriza como si fuese su documento de identidad y éste varía con la estructura de las moléculas que generan o no fuerzas eléctricas (dipolos) que hace que se atraigan más o menos entre sí. Si las moléculas son poco polares la atracción será débil y alcanzarán la ebullición a una temperatura más baja como en el caso del éter que al sólo contacto con el calor de la piel ebulle; si las moléculas son muy polares o poseen en su estructura oxígeno(O) unido al hidrógeno (H) , nitrógeno (N) unido al hidrógeno estarán muy atraídas entre ellas y necesitarán más calor para alcanzar la ebullición y lo harán a temperaturas más altas y en consecuencia tardarán más tiempo en alcanzarla.
Poco a poco iremos develando más de estos “misterios” que quizá nunca se percibimos como tales.