Investigadores de la Universidad Nacional del Litoral estudian las posibilidades de utilizar los frutos de una oleaginosa, la Jatrofa, en la producción de biodiesel. Si bien diferentes países iniciaron esa búsqueda, los especialistas argentinos apuntan a dar un tratamiento a los residuos de la Jatrofa, empleándolos a su vez como combustible, con el fin de reducir el consumo de la energía fósil que se emplea para producir el biodiesel.
(29/10/10 – Agencia CyTA – Instituto Leloir / Comunicación científica UNL. Por Fernando López)-. A la lista de vegetales para obtener biodiesel, ahora se suma Jatropha curcas, oleaginosa que pasa desapercibido como simple arbusto, pero sus frutos contienen semillas con un alto contenido de aceite con potencial uso para la producción del combustible. También los subproductos generados por el cultivo pueden usarse en procesos energéticos como la combustión y la generación de biogás.
El grupo de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), liderado por el Carlos Querini, se vinculó con personal del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) que trabajaba en el noroeste argentino en el cultivo de Jatropha curcas. La idea era estudiar su aplicación industrial.
La Jatrofa, tal como se la denomina, es un arbusto originario de los trópicos que crece en suelos poco aptos para otros vegetales. Sus frutos producen un aceite que no tiene fines alimentarios, lo que no plantea ninguna competencia directa con otros cultivos”, relató Ignacio Huerga, miembro del equipo. Según afirma, lo interesante del trabajo es que contempla todo un proceso y busca ser lo más sustentable posible desde el punto de vista energético y ambiental.
Biodiesel y biogás
Los investigadores sometieron a un lote de semillas traídas desde Jujuy a un proceso de extracción de aceite, realizando previamente su descascarado, triturado y tratamiento térmico. Con estas operaciones, el contenido de óleo llegó al 40-50% en relación a la masa tratada. “El biodiesel obtenido cumple con las normativas nacionales e internacionales vigentes. Incluso es apto para automotores si se dosifica con combustible fósil en las proporciones usadas actualmente”, sostuvo el investigador.
Además, para las cáscaras de frutos y semillas se propuso su uso como combustibles sólidos, debido al poder calorífico que presentan. En cambio, para harinas y glicerina (esta última obtenida de la reacción del aceite y el alcohol para obtener biodiesel) se realizó un tratamiento por medio de un biodigestor, con el objetivo de conseguir biogás para ser utilizado en las mismas plantas de biodiesel. De ese modo, el circuito de producción queda cerrado y aprovechado.
“Es algo novedoso, no encontramos otras publicaciones que mezclen estas dos corrientes de residuos. La biodigestión es una alternativa para el tratamiento de la glicerina y las harinas. Por un lado, se estaría dando un tratamiento a los residuos y, por otro, se estaría reduciendo el consumo de energía fósil que se necesita para producir el biodiesel”, añadió.