Mediante el empleo de un modelo de simulación, investigadores argentinos encuentran que la extinción de especies de plantas debida al sobrepastoreo ovino en la estepa patagónica, incide en la disponibilidad de agua y genera sistemas ecológicos menos productivos.
(22/10/10 – Agencia CyTA – Instituto Leloir)-. Los procesos de degradación de la vegetación involucran cambios en la abundancia y composición de especies que eventualmente pueden determinar la pérdida o extinción local de especies. Un estudio, publicado en la edición del 24 de septiembre de la revista científica Oecologia, apunta a determinar el impacto de la perdida de especies de plantas sobre la transpiración de la estepa occidental patagónica.
En los ecosistemas áridos de la Patagonia, el sobrepastoreo ligado a la ganadería ovina es el principal factor responsable de la degradación de la vegetacion, indicó a la Agencia CyTA el doctor Santiago Verón del Instituto de Clima y Agua (INTA) y del CONICET. Junto con los investigadores José Paruelo y Martín Oesterheld – del Laboratorio de Análisis Regional y Teledetección de la Facultad de Agronomía de la UBA y también del CONICET-, Verón realizó una investigación que sugiere que en la estepa occidental patagónica, “la extinción de especies de plantas debida al sobrepastoreo ovino genera sistemas que son establemente menos productivos, es decir, no solo disminuye la productividad promedio de la vegetación sino que estos sistemas degradados también pierden capacidad para responder a cambios interanuales en la disponibilidad de agua”.
Los investigadores llegaron a esta conclusión a partir de resultados obtenidos mediante numerosas corridas de un modelo de simulación realizadas en varias computadoras. “Un modelo es básicamente una simplificación de un sistema. Un modelo se construye a partir de un conjunto de hipótesis sobre cuáles son y cómo interactúan los principales componentes del sistema ecológico en el que conviven diferentes especies. En nuestro trabajo utilizamos el modelo DINAQUA desarrollado por José Paruelo y Osvaldo Sala –actualmente en la Universidad de Brown, Estados Unidos– para simular la dinámica del agua en la estepa patagónica. DINAQUA simula la evaporación desde el suelo, el drenaje profundo y la transpiración de hasta 10 especies de plantas de manera diaria”, explicó Verón. Y agregó que el modelo utiliza información del suelo y datos de temperatura, precipitación y radiación solar a escala diaria, entre otros factores.
Cada especie esta caracterizada por una serie de parámetros como tasa de transpiración, y distribución vertical de raíces, entre otras características, destacó Verón. Y continuó: “El modelo de simulación permite estimar la proporción de la precipitación que se pierde debido a la evaporación desde el suelo, a la transpiración de las plantas, o al drenaje profundo (fuera del alcance de las raíces). En sistemas limitados por agua conocer estos flujos de pérdida de agua resulta fundamental ya que están asociados a procesos clave como la recarga de acuíferos (drenaje) a la productividad de la vegetación (transpiración) o a la partición de la energía solar en calor sensible y calor latente (evaporación) ”.
El uso de un modelo de simulación “nos permitió además investigar la importancia relativa de diversos factores como la capacidad de las especies remanentes (no extinguidas) de compensar la biomasa perdida debido a la extinción de especies por sobrepastoreo, y la diversidad funcional, un estimador de cuan distintas son las especies en término de los atributos que afectan su desempeño tales como tasa de fotosíntesis, resistencia a la sequía, y momento del año en el que están activas”, puntualizó Verón. Y agregó: “Asimismo en este trabajo nuestra intención fue aplicar el marco conceptual desarrollado para el estudio de la relación diversidad, funcionamiento y estabilidad del ecosistema con una situación más realista y, desde el punto de vista ambiental, diferente a la comúnmente estudiada.”
Ya lo decía Darwin
La noción de que la biodiversidad puede afectar el funcionamiento, por ejemplo el intercambio de materia y energía con el medio y la estabilidad del funcionamiento de un ecosistema se remonta a observaciones de Charles Darwin en “El origen de las especies por medio de la selección natural”, destacó Verón.
Desde que Darwin formulara su teoría, “se han acumulado evidencias que sugieren que a mayor diversidad de plantas aumenta tanto el funcionamiento del ecosistema como su estabilidad”, explicó Verón. Y agregó: “La noción de que la diversidad de especies podría aumentar la productividad y la estabilidad de los ecosistemas posee enormes implicancias en la relación del hombre con la naturaleza. Históricamente las actividades humanas han simplificando los ecosistemas con el objetivo de satisfacer la demanda de alimento, fibras y mas recientemente combustibles líquidos. Estas alteraciones implican una disminución de la biodiversidad que ha sido objetada debido a consideraciones éticas (visión biocéntrica) o estéticas. Sin embargo el hallazgo de una relación positiva entre biodiversidad, productividad y estabilidad ha colocado a la biodiversidad como un elemento fundamental en si mismo para satisfacer los requerimientos humanos.”
En la naturaleza el proceso de extinción de especies raramente ocurre de manera aleatoria sino que sigue un patrón determinado, indicó Verón. “Debido a ello los fundamentos de la relación positiva entre biodiversidad, productividad y estabilidad del ecosistema fueron recientemente puestos en duda. Nosotros utilizamos un modelo de simulación de la dinámica del agua para comparar cómo cambia la tasa de transpiración (y su estabilidad interanual) de la comunidad vegetal de la estepa patagónica a medida que se extinguen las especies siguiendo el orden observado por sobrepastoreo con respeto a cualquier otro orden posible”, destacó el investigador del CONICET.
Según la bibliografía y observaciones de expertos en la estepa occidental patagónica el orden de extinción de especies por sobrepastoreo sería la siguiente: Adesmia lotoides (Hierba perenne), Gilia lacinata (Hierba anual), Callandrina patagonica (Hierba perenne), Hordeum comosum (pasto), Bromus pictus (pasto), Poa ligularis (pasto), Adesmia volckmanni (arbusto), Mulinum spinosum (arbusto), Stipa speciosa (pasto) y Senecio filaginoides (arbusto).
“Estos resultados no solo mejoran nuestra comprensión del fenómeno de desertificación de la estepa patagónica sino que además tienen implicancias para el manejo de estos sistemas”, concluyó Verón.
El doctor Santiago Verón del Instituto de Clima y Agua (INTA) y del CONICET, autor principal del estudio.
Créditos: gentileza de Santiago Verón